La Vanguardia

China exhibe su hegemonía en los 40 años de la reforma

El presidente Xi hace sombra a Mao en una colosal exposición en Pekín

- ISMAEL ARANA

De llevar cupones de racionamie­nto en el bolsillo a un móvil de última generación. De gastar 14,8 yuanes al año en ropa por hogar a pagar 3.316. De la bicicleta al coche. De visitar el pueblo de un primo a viajar a París o Nueva York. De que la gente viviera 65 años a que lo haga 76. Dicen que las comparacio­nes son odiosas, pero no parece que este sea el caso de China, el país en el que, posiblemen­te, más ha mejorado la vida de sus habitantes en menos tiempo de toda la historia.

Este martes, se cumplen exactament­e 40 años desde que dio comienzo la política de Reforma y Apertura auspiciada por Deng Xiaoping, un conjunto de medidas que hicieron posible que este gigante dejase de lado el maoísmo, se abriera y experiment­ara un cambio radical que arrastró al mundo entero. Si aquel socialismo con caracterís­ticas chinas arrancó con una economía hecha trizas que representa­ba el 1,75% del global mundial, cuatro décadas después, el país ya es la segunda economía del mundo y acumula un 15% de la riqueza total. Por el camino, ha logrado sacar a más de 700 millones de personas de la pobreza, sobre todo en el ámbito rural.

Son vidas como la de Yan Weijun, una mujer de 67 años que hace 40 apenas podía mantener a su prole con el trigo, el maíz y los cacahuetes que cultivaba. “La vida era amarga. Cuidaba de mis tres hijos y siempre trabajaba hasta después de la medianoche. Luego me levantaba a las 5 de la mañana para volver a empezar. Día tras día, no había final”, rememoró al diario South China Morning Post esta campesina que sólo pudo terminar la escuela primaria.

Pero si ella representa las penalidade­s de la era de Mao, su hija de 40 años, Chen Chaogen, es el fruto de los cambios impulsados por las reformas de Deng. “Siempre trabajé duro y, poco a poco, me fui abriendo camino, pero no creo que fuera eso lo que contribuyó a mi éxito personal. Vivir en una época de cambios y con una economía en fuerte crecimient­o contó mucho más”, aseguró al rotativo esta alta ejecutiva, para la que la escasez material es un recuerdo lejano.

Para lograr tamaña transforma­ción, Deng apostó por aflojar los controles gubernamen­tales sobre la economía y ciertas libertades individual­es. Los agriculto- Consciente res pudieron vender sus excedentes y obtener ganancias. A los emprendedo­res se les permitió fundar sus propios negocios. Se establecie­ron varias “zonas económicas especiales”, que posibilita­ban el libre comercio. “Da igual que el gato sea blanco o negro, lo importante es que cace ratones”, sintetizó el propio Deng.

Eso sí, siempre sin tolerar ni un desafío a la autoridad del Partido Comunista Chino (PCCh), que enterró cualquier posibilida­d de reforma política con la matanza de la plaza Tiananmen del 4 de junio de 1989.

de la grandeza adquirida, China está conmemoran­do este 40.º aniversari­o con toda la pompa que era de esperar. Y ya de paso, está aprovechan­do para reforzar el culto a la figura de su actual dirigente, Xi Jinping. Así ha quedado de manifiesto en la colosal exposición Grandiosa Reforma inaugurada en noviembre en el Museo Nacional de Historia de Pekín, donde el protagonis­mo de Xi, que lleva seis años en el poder, hace sombra al resto de sus predecesor­es, incluido al

REFORMA Y EXPANSIÓN

El país pasó del 1,75% al 15% del PIB global y 700 millones de chinos salieron de la pobreza

PAPEL PROTAGONIS­TA

El presidente Xi hace sombra a Mao e incluso a Deng en una colosal exposición en Pekín

reformista Deng, que ocupa un papel secundario en la muestra.

Desde luego, nadie cree que sea una casualidad que las decenas de imágenes del actual mandatario con las que se ilustran los logros de la China moderna sean unos centímetro­s más grandes o estén más elevadas que las del resto. “El significad­o simbólico de la exposición es que la era de Deng Xiaoping ha llegado a su fin, que China está avanzando y ha entrado en un nuevo mundo: la era de Xi”, resumió al respecto el analista político, Chen Daoyin.

Para los detractore­s del presidente, a esta nueva era le está acompañand­o un preocupant­e desmantela­miento del legado de Deng: se han eliminado los límites temporales al mandato presidenci­al impuestos para evitar que se repitieran los excesos personalis­tas de los tiempos de Mao; el Estado y el Partido cada vez están más unidos; el sector privado está perdiendo terreno con respecto al público, fuertement­e respaldado por un Estado que lleva años sin afrontar las reformas prometidas; y a nivel exterior, el país ha abandonado su tradiciona­l segundo plano para adoptar un papel más asertivo en consonanci­a con su mayor poderío político, económico y militar.

Sin embargo, el aniversari­o no llega en el mejor momento para China, cuya economía crece al menor ritmo de las últimas décadas y afronta su futuro con numerosas dudas. El entorno internacio­nal, hasta hace poco propicio para los avances chinos, se ve hoy amenazado por el proteccion­ismo abanderado por el presidente estadounid­ense, Donald Trump. También de Washington provienen otros desafíos a sus sueños de grandeza, como la guerra comercial o la batalla por el dominio tecnológic­o mundial, que China asegura que está detrás de la sonada detención en Canadá de la directora financiera de la tecnológic­a Huawei, Meng Wanzhou.

“Xi se enfrenta a la mayor crisis de toda su carrera, y en esta partida no tiene tantas cartas como los estadounid­enses –apuntó Willy Lam, analista y profesor de la Universida­d China de Hong Kong, a la cadena de televisión CNN–. Eso ha provocado que pierda autoridad en el partido, porque ha demostrado fallos, no ha podido manejar el desafío de Estados Unidos”.

Para algunos analistas, esta situación ha animado a los académicos más liberales a tratar de impulsar una mayor apertura económica. Por eso, todos los ojos estarán puestos hoy en Xi, que pronunciar­á un discurso con motivo del 40.º aniversari­o en el que podría anunciar nuevas medidas aperturist­as que devuelvan al país a la senda reformista iniciada por Deng. O por lo menos, que le den una tregua –y tiempo– en el conflicto comercial con Washington.

“Incluso el retorno a una implementa­ción desordenad­a e imperfecta de esas reformas podría desencaden­ar una gran cantidad de actividad económica, innovación y creación de valor”, resaltó el veterano especialis­ta estadounid­ense en China Bill Bishop, en su boletín semanal.

SOMBRAS

China, en plena guerra comercial con EE.UU., crece al menor ritmo de las últimas décadas

CUESTIONAD­O

Xi pierde autoridad en el partido por su gestión del pulso con Estados Unidos, dice un analista

EXPECTACIÓ­N

El presidente debe pronunciar hoy un discurso, ¿anunciará medidas aperturist­as?

 ?? NICOLAS ASFOURI / AFP ?? Un hombre posa para una fotografía delante de un gran cartel con una imagen de Deng Xiaoping en Shenzhen
NICOLAS ASFOURI / AFP Un hombre posa para una fotografía delante de un gran cartel con una imagen de Deng Xiaoping en Shenzhen
 ?? FRED DUFOUR / AFP ?? Xi Jinping protagoniz­a la exposición que el Museo Nacional de Historia de Pekín dedica a los 40 años de transforma­ción económica
FRED DUFOUR / AFP Xi Jinping protagoniz­a la exposición que el Museo Nacional de Historia de Pekín dedica a los 40 años de transforma­ción económica
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain