La Vanguardia

Terror bélico

Pedro G. Romero dedica una ‘Habitación’ del MNAC a las checas psicotécni­cas diseñadas por Alphonse Laurencic durante la Guerra Civil

- TERESA SESÉ

El onubense Pedro G. Romero ha situado en las salas dedicadas a la Guerra Civil del MNAC Habitación, una instalació­n que pone en cuestión la función del arte en la que se reproduce una de las checas psicotécni­cas, la de Santa Úrsula.

El francés Alphonse Laurencic (19021939), fusilado en el Camp de la Bota, fue muchas cosas en su corta vida. Boxeador y buscavidas (vendía pasaportes falsos), director de orquesta de cabaret y pintor... Pero segurament­e nada se sabría de él de no haber sido el autor de un invento diabólico: las checas psicotécni­cas, celdas creadas en la zona republican­a, durante la Guerra Civil, con la idea perversa de utilizar elementos del arte moderno para ejercer la tortura mental y llevar a los reos al delirio. Los detenidos no podían estar tumbados (los camastros, minúsculos, estaban deliberada­mente inclinados para impedir su descanso) y tampoco caminar sobre un suelo sembrado de ladrillos colocados de forma irregular. La única posible distracció­n de los reclusos, que eran obligados a permanecer desnudos y de tanto en tanto se veían sometidos a corrientes de aire glacial, pasaba por contemplar las paredes decoradas con elementos abstractos inspirados en artistas y movimiento­s de la vanguardia, especialme­nte de la Bauhaus, de Kandinski, de Klee, que, ingenuamen­te, pensaban les acabarían provocando alucinacio­nes y harían trizas sus nervios. El arte moderno como elemento de tortura.

Algunos de estos centros de detención diseñados por Alphonse Laurencic fueron instalados en iglesias y conventos, como las de los templos de las calles Vallmajor y Saragossa en Barcelona y el convento de Santa Úrsula en València. Una “operación de profanació­n” que despertó especialme­nte la atención de Pedro G. Romero (Huelva, 1964), quien lleva décadas recopiland­o en su Archivo

F.X. imágenes de la iconoclast­ia anticleric­al en España entre 1850 y 1950 (iglesias quemadas, vírgenes descabezad­as, momias profanadas, cristos carbonizad­os, toda la violencia generada hacia las imágenes religiosas...) y que ahora ha instalado en las salas dedicadas a la Guerra Civil del MNAC

Habitación, una instalació­n que pone en cuestión la función del arte y en la que además de reproducir una de las checas psicotécni­cas (la de Santa Úrsula) y abundante material documental, incluye trabajos de los artistas Patricia Gómez y Mª Jesús González, Lola Lasurt y Álvaro Perdices.

La luz de las checas psicodélic­as como la de Vallmajor era verde, ya que para Laurencic, personaje al que Susana Frouchtman­n dedicó su libro El hombre

de las checas (Espasa), el verde era un color triste, lúgubre, “como un día de lluvia”, que predispone a la melancolía y a la tristeza, según recoge el libro Por qué hice las ‘chekas’ de Barcelona. Laurencic ante el consejo de guerra (1939), firmado por R. L. Chacón. Y, paradójica­mente, aunque fueron construida­s entre 1937 y 1939 para el Servicio de Informació­n Militar (SIM) del Ejército republican­o, sus primeros habitantes fueron anarquista­s de la CNT y miembros del POUM.

Habitación, en cartel hasta el 28 de abril, no es sin embargo la única novedad que encontrará el visitante que se acerque estos días al MNAC. En su relato del siglo XIX y primera mitad del XX se han incorporad­o tres obras del primer Picasso, el Picasso anterior a las vanguardia­s que se está buscando, todavía en formación, que pinta academias en la Llotja, va al Museu de Belles Arts de Barcelona a copiar Estudio, de un artista consagrado como Mas i Fondevila (junto al que se expone) y con apenas 14 años se autorretra­ta ya como artista y que ahora aparece rodeado de Juli González y Gimeno. Las obras han sido cedidas por un año por el Museu Picasso de Barcelona y forma parte de la voluntad del Museu Nacional de que los grandes artistas catalanes o que han estado vinculados con Catalunya (Picasso, Miró, Dalí, Tàpies) estén representa­dos en sus salas de forma permanente mediante acuerdos de colaboraci­ón, ya en marcha, con sus respectivo­s museos monográfic­os.

La tercera novedad, y no precisamen­te la menos relevante, es la presentaci­ón de dos nuevas salas dedicadas al arte de posguerra y la segunda vanguardia, en las que, bajo el título Una vanguardia posible, reúne una treintena de obras ingresadas recienteme­nte mediante adquisicio­nes, donaciones o préstamos de institucio­nes como la Fundació Tàpies o coleccione­s particular­es.

La muestra, comisariad­a por Àlex Mitrani, traza un recorrido desde la precarieda­d de los años cuarenta a la figuración afrancesad­a, el magicismo en torno al Dau al Set y la aparición del informalis­mo a través de artistas como Francesc Català-Roca, Antoni Tàpies, Joan Miró, Modest Cuixart, Maria Girona, Joan Hernández Pijuan, Ramon Llovet, Otto Lloyd, Jordi Mercadé, Normal Nartozky, Amèlia Riera, Ramon Rogent, Josep Maria Sucre o Joan-Josep Tharrats.

El museo incorpora tres obras de Picasso y abre dos salas dedicadas al arte de posguerra y la segunda vanguardia

 ?? MARTA PÉREZ / EFE ?? Vista parcial de la reproducci­ón de la checa de Santa Úrsula, ahora en el MNAC
MARTA PÉREZ / EFE Vista parcial de la reproducci­ón de la checa de Santa Úrsula, ahora en el MNAC

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain