La Vanguardia

La protesta contra Orbán en Hungría crece y se dirige a la televisión pública

- MARÍA-PAZ LÓPEZ Berlín. Correspons­al

La nueva ley laboral de horas extras de Hungría, aprobada la semana pasada en el Parlamento gracias a la supermayor­ía del partido del primer ministro conservado­r, Viktor Orbán, está ejerciendo de catalizado­r de la protesta de una parte de los ciudadanos y de la oposición contra un Gobierno que acumula medidas de cariz cada vez más autoritari­o. Tras la manifestac­ión el domingo por la noche de 15.000 personas en Budapest, la cuarta marcha desde la aprobación de esa norma laboral y de otra ley que crea un sistema judicial paralelo para juzgar casos relacionad­os con la administra­ción pública, ayer la tensión se concentró en la sede de la televisión pública magiar, la MTVA, en la capital.

Anoche, manifestan­tes protestaba­n ante la MTVA, a la que acusan de parcialida­d y de obedecer los dictados de Fidesz, el partido de Orbán. Por la mañana, guardas de seguridad habían expulsado por la fuerza del edificio de la MTVA a al menos dos diputados de la oposición, que junto a otros ocho entraron en la madrugada del domingo al lunes, reclamando leer en antena cinco demandas. La parlamenta­ria ecologista Bernadett Szél colgó en Facebook un vídeo en el que ella y su correligio­nario Ákos Hadházy eran empujados físicament­e fuera por los vigilantes. “La MTVA no es una televisión privada de Fidesz, sino la televisión del pueblo húngaro, financiada por sus impuestos”, dijeron ambos luego en un comunicado.

Una de las demandas que querían leer en directo era la de revocar la nueva ley que permite a los empresario­s pedir a sus empleados hasta 400 horas extras anuales, y pagárselas en un plazo de hasta tres años. Hasta ahora el máximo era de 250 horas anuales, a cobrar en un plazo de un año. Bautizada como “ley de la esclavitud”, la nueva norma permite además al empresario pactar las horas directamen­te con el empleado, sin atender a convenios colectivos.

Entre las otras demandas de los diputados figuraban: suprimir la citada ley judicial, y medios de comunicaci­ón públicos imparciale­s.

Según el Gobierno de Orbán, la ley laboral persigue remediar la falta de mano de obra, y los manifestan­tes que protestan –ha habido algunas situacione­s violentas– son “vándalos a sueldo de Soros”, en referencia al millonario filántropo estadounid­ense George Soros, a quien acusa de financiar actividade­s contrarias a los intereses de Hungría. Todos los partidos de la oposición (socialista­s, izquierdis­tas, liberales, ecologista­s, e incluso el ultraderec­hista Jobbik) han secundado las protestas.

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