Ainhoa Arteta, Txapeldun del año y estreno con ‘Madama Butterfly’
La soprano, Txapeldun del año mientras prepara su primera ‘Madama Butterfly’ para el Liceu
Feliz y madura, Ainhoa Arteta está a punto de afrontar a sus 54 años su papel más difícil: cantar Madama
Butterfly, un rol de gran dificultad técnica y con una desgarradora carga dramática. La soprano, que empieza hoy en el Liceu los ensayos de esta ópera, que estará en los escenarios del 12 al 29 de enero, llegó ayer a Barcelona para celebrar un reconocimiento que le hace especial ilusión, el de Txapeldun del año 2019, que otorga Sagardi. La han elegido por “su originalidad, esfuerzo, pasión por la vida y un punto de locura que la han convertido en una de las mejores sopranos”, explicaba Iñaki López de Viñastre, presidente y fundador del grupo.
Arteta, radiante junto a su prometido, Matías Urrea, se reconoce “nerviosa, pero contenta”, ante su nuevo reto operístico y encantada por la nominación al Goya de su canción Hasta el último suspiro ,de la película La sombra de la ley. “No me lo esperaba, como tampoco que podía interpretar una Butterfly. Vocalmente estoy preparada y emocionalmente creo que también. Pero estoy como todos, expectante. Ya he pasado muchas cosas en esta vida para poder con ella”. Como explica la soprano, “Butterfly es un viaje sin vuelta si lo haces a destiempo, porque te dejas la voz y la vida en ello, pero no es así cuando lo haces con total seguridad técnica y emocional... Triste sería firmar mi suicidio, no el de Butterfly”.
Arteta tiene la agenda llena hasta el 2022, así que aunque se prometió con Urrea hace más de un año, no tiene “ni idea de cuándo va a haber boda. Encontrar un hueco en mi agenda es como encontrar una aguja en un pajar, pero bueno, hacemos vida marital. Matías estaba en Bruselas, pero ahora ya vuelve y estará destinado en Madrid. No miro la agenda, simplemente voy mes a mes. Y a veces día da día porque ponerte nervioso no suma nada”.
Arteta se ríe al recordar la petición de mano por parte de este capitán de corbeta, en Moscú: “Fue de-
plorable”. La sorpresa que Urrea le tenía preparada, con un coro cantando en la catedral de San Basilio no salió bien y ambos acabaron sentados en un banco de un centro comercial. “Tú me has dicho que no querías una roca, pero yo creo que esto hay que sellarlo con una”, revela Urrea que le dijo. “Y fue muy bonito, porque enfrente estaba el póster de uno de mis ídolos, Sam Heughan, el protagonista de Outlander, que está más bueno que el pan”, ríe Arteta. “Si hay que ponerse un kilt, me lo pongo”, remata su novio de mirada aguamarina.
Tras tres matrimonios y rupturas sentimentales muy duras que en el caso del barítono Dwayne Croft incluso la apartaron de los escenarios, Arteta explica que se siente en un momento de plenitud sentimental y familiar. “Veo que mis hijos están estupendamente. Sarah (18 años, hija de Croft) está ya centrada con sus carreras de Psicología y Criminología; mi hijo, Iker (8, hijo también del jinete Jesús Garmendia) es muy especial, yo creo que va a ser algo que va a tener que ver con el espacio, con las estructuras. Es muy observador. Y mi pareja realmente vive para mí y me cuida muchísimo, a veces hasta en exceso...”. A los hijos de la soprano se suma el hijo de Urrea, de 9 años, una familia numerosa que se ha instalado en Madrid con sus cinco perros y cuatro gatos.
La soprano se reconoce muy “muy vasca, en un momento dado
No creía poder interpretar ‘Butterfly’, pero ya estoy preparada en lo vocal y también emocionalmente
“Mi pareja realmente vive para mí y me cuida muchísimo, a veces creo que hasta en exceso...”
me pueden dejar con las orejas gachas, pero soy una mujer luchadora, emprendedora, me gusta ser honrada y decir las cosas a la cara, aunque a veces eso me ha traído muchos problemas, pero a mi edad ya no voy a cambiar. Soy como mi madre y mis abuelas”.
Es fuerte, pero también muy sensible, reconoce: “Matías está empeñado en cuidarme y se ha dado cuenta de que las personas como nosotros necesitamos apoyo. Parecemos muy fuertes en el escenario, pero somos muy frágiles porque tenemos las emociones a flor de piel, y cualquier cosa nos puede hacer daño, por lo menos en el momento, aunque luego le des un castañazo bien dado.”
Arteta tuvo ayer también de nuevo también palabras de recuerdo para Montserrat Caballé, fallecida recientemente, para quien cantó un emotivo Réquiem en la catedral de Barcelona: “A una mujer así no se le puede decir adiós. Caballé, igual que Victoria de los Ángeles, nos han dejado un gran legado. Es tan grande lo que han hecho y han sacrificado tanto para llegar donde llegaron que no se puede decir que hayan muerto. La muerte es algo muy grosero, siguen aquí”.
Y recuerda la soprano quién le dio el mejor consejo. “Mi madre antes de morir me dijo: hija mía, por favor, prométeme que no te enfadarás por chorradas. Y yo lo intento. En la vida sólo hay tres cosas importante, la salud, el amor y la familia”. Y de esa familia formaron ayer parte homenajeados de ediciones anteriores como el actor Karra Elejalde, que destacó que Arteta, “una tolosarra de pro, y una gran embajadora de la música” es la primera mujer en recibir el galardón. También estuvieron otros premiados como el periodista Jon Sistiaga y Mikel Urmeneta, creador de Kukuxumusu.