Petición del 33% de discapacidad para esclerosis y alzheimer
Los pacientes con enfermedades neurodegenerativas, como la esclerosis múltiple, el alzheimer, párkinson, la ELA o patologías neuromusculares, han pedido en el Congreso de los Diputados que se reconozca de forma automática el 33% de discapacidad tras el diagnóstico de alguna de estas patologías.
Lo han hecho en una jornada en el Congreso, donde han entregado 175.000 firmas que han recogido en tres semanas a través de una campaña en change.org, iniciada por Araceli Gabaldón, con esclerosis múltiple, con el objetivo de reivindicar la aprobación urgente de este reconocimiento des del mismo momento del diagnóstico.
Y es que cuando a alguien le diagnostican una enfermedad neurodegenerativa grave e incurable, “el diagnóstico en sí no conlleva ninguna protección social”, que sólo llega cuando ya hay secuelas visibles, en enfermedades que se caracterizan por sus síntomas invisibles. Muchas veces cuando la persona ha alcanzado ese 33% de discapacidad sufre ya unas alteraciones demasiado evidentes, según explica el director ejecutivo de Esclerosis Múltiple España (EME), Pedro Carrascal.
La Alianza Española de Enfermedades Neurodegenerativas, Neuroalianza, lleva siete años trabajando para tratar de revertir esta situación, pero hasta el momento no ha conseguido ningún resultado tangible. “Entendemos que no será fácil, pero creemos que con voluntad política será posible resolver todos los obstáculos y abordar todas las cuestiones en las que se pueda encallar el tema”, ha afirmado Carrascal, quien ha considerado que “ha llegado el momento de dar un paso más y no quedarse sólo en el apoyo unánime de los grupos”.
Eso es lo que pretenden los pacientes –que ayer contaron su experiencia en el Congreso– como Araceli Gabaldón, una ingeniera agrónoma que sufre esclerosis múltiple, que ha querido recoger el apoyo de la sociedad para que se haga realidad esta reivindicación porque “no existe ninguna ley”
Los pacientes de enfermedades neurodegenerativas entregan 175.000 firmas en el Congreso
que les proteja y les permita acceder a apoyos sociales básicos con el diagnóstico de enfermedades neurodegenerativas.
Para Lola Játiva, afectada de párkinson, la experiencia ha resultado especialmente dura, “porque duele tener que pasar por un tribunal y demostrar que no finges una enfermedad que no quieres tener. Duele entrar en un despacho donde no te miran a los ojos, ni te preguntan cómo te sientes, y lo único que les preocupa son los ingresos, y tu situación económica para decirte algo que no quieres oír: tu discapacidad”.