“Tasca i esperança”, legado del año Fabra
Hace 150 años en Gràcia nació Pompeu Fabra y 100 años atrás se publicó su gramática catalana. Este 2018 ha sido el año dedicado al artífice del catalán moderno y ayer se cerró con un acto solemne en el TNC, Estimat mestre, el encabezamiento de las cartas de Coromines desde el exilio de Chicago, a Fabra en Prada de Conflent. Abrió el acto la consellera de Cultura, Laura Borràs, que recordó que “el año Fabra se inauguró sin la presencia del presidente Puigdemont ni del conseller Puig”, y se clausura “con compañeros en prisión y en huelga de hambre”. Borràs concluyó que este año había servido para sacar a Fabra a la calle: “Fue el genio ordenador de la lengua catalana; mis palabras serían otras si él no hubiera existido”.
También habló el comisario del año Fabra, el catedrático de la URV Jordi Ginebra, que se felicitó de que se hayan celebrado muchos más actos de los previstos, más de 700, y de todo tipo: exposiciones, debates, rutas, espectáculos, piezas teatrales... Según Ginebra, “nos ha dado fuerza para seguir trabajando para que la lengua catalana sea el signo visible de la cohesión de nuestra sociedad”.
El presidente Quim Torra consideró que todas estas actividades habían servido para descubrir al hombre que se esconde detrás del mito de Fabra; recordó el bibliobús del exilio, cuando el maestro despedía a todos con aquel “punto balsámico de su carácter”, como dijo Pla; y remarcó: “A partir de Fabra, el mundo entero ya era nuestro porque nosotros ya podíamos escribir del mundo entero”. Torra pronunció un buen discurso, a pesar de hablar después de Borràs, “que siempre es un fracaso porque te roba las citas”.
El espectáculo Estimat mestre, dirigido por Carme Portaceli, trenzó textos de Fabra y de otros contemporáneos, leídos por Biel Mesquida, Pepa López, Rosa Renom, Pol López y Pere Arquillué, punteados y bailados por Sol Picó, con el violonchelo de Alba Haro y el canto de Juan Manuel Galeas. Fusión musical, con toques flamencos en las Corrandes d’exili de Pere Quart, sobre cuatro barras en blanco y negro. Como decía el maestro: “Cal no oblidar mai ni la tasca ni l’esperança”.