Adiós a la primera mujer fotoperiodista
Joana Biarnés, la primera fotoperiodista de España, fallece a los 83 años
En plena época franquista, Joana Biarnés trabajó como reportera gráfica para la prensa deportiva. Acudía al campo de fútbol vestida con falda de tubo y el público, anegado en un mar de testosterona, la increpaba: “¡Puta, vete a lavar platos!” o “¡Te vamos a arreglar el cuerpo a la salida!”. No se amilanó. Valiente, tenaz y de carácter intrépido e indomable, no sólo supo hacer oídos sordos la monserga machista que se empeñaba en hacerle saber que aquello era “cosa de hombres”, sino que en ese vivir a contracorriente logró imágenes icónicas como las de las andanzas de los Beatles en España, las riadas del Vallès del 1962 o la de los maltratos en el colegio de San Fernando de Henares para niños huérfanos y madres solteras que soliviantó al mismísimo Franco. Ayer, al conocerse la noticia de su muerte, a los 83 años, en su domicilio de Viladecavalls, el reconocimiento de sus compañeros de profesión fue unánime: todo el amor y la admiración del mundo a la primera fotoperiodista de España.
Joana Biarnés se coló en el avión en el que viajaban los Beatles de Madrid a Barcelona y permaneció tres horas en su suite del Avenida Palace tomando fotos sin que se percataran, engañó a Roman Polanski, fotografió a Luis Miguel Dominguín semidesnudo en su habitación de hotel al lado de Romy Schneider y a Roger Moore en la calle Tuset, fue fotógrafa oficial de Raphael, escogió el vestido de Massiel para Eurovisión y fue amiga de Xavier Cugat, Joan Manuel Serrat, la Duquesa de Alba, Fernando Rey, el Cordobés, Lola Flores o Salvador Dalí, quien, según bromeaba la fotógrafa, siempre tenía una exclusiva para mí y, si no, se la inventaba”.
Sin embargo, pese a sus 30 años de intensa trayectoria, poco se sabría de ella de no ser por una operación rescate que empezó a gestarse en el 2012 cuando el fotógrafo Cristóbal Castro descubrió por azar su archivo cuando investigaba sobre las riadas del Vallès y luego culminaría con el documental Joana Biarnés, Una entre todos
(2015), dirigido por Oscar Moreno y Jordi Rovira, una exposición que ha recorrido varias ciudades españolas y un libro catálogo titulado Disparando con el corazón
(editado por Blume y Photographic Social Vision).
Porque Joana Biarnés, que trabajó entre 1963 y 1972 en el diario Pueblo, y más tarde en Tele/eXprés y El Noticiero Universal, decidió colgar la cámara en 1985 el día en que, ya con su propia agencia de noticias, SincroPress, se presentó en el despacho del director de una revista para ofrecerle un reportaje sobre un enfermo de cáncer de garganta que, superada la enfermedad, animaba a otros a asistir a una terapia. La respuesta del director fue un “esto no vende”, al tiempo que le mostraba el camino con una fotografía de Lola Flores disfrazada de rey Mago. “Vi que no tenía futuro y lo dejé”. Vendió sus cámaras y abrió un restaurante en Ibiza, Ca na Joana, que regentó junto a su marido el periodista Jean Michel Bamberger. Sus paellas se hicieron famosas a la misma velocidad que la fotoperiodista caía en el olvido.
“Cuando era joven, Joana le prometió a su padre –su mentor y referente–, que no le haría bajar nunca la cabeza, y el recuerdo de aquella promesa le guiaría el resto de su vida a través de una ética personal y profesional. Ahora que nos ha dejado, sus fotografías quedan como la crónica de un tiempo pero, también, nos recuerdan que, a pesar de todos los obstáculos que surgen, vale la pena luchar por aquello en lo que creemos”, resumían en un comunicado el sentir de su familia y amigos. Nacida en Terrassa, en 1935, Joana Biarnés contaba en el documental que había sido
Se abrió paso en un mundo de hombres, trabajó 30 años, se retiró y en el 2015 fue rescatada del olvido
“una niña rebelde, imaginativa y despistada” de una familia humilde. Debutó a los 17 años formando equipo con su padre el fotógrafo Joan Biarnés, colaborador del Mundo Deportivo, a quien ella responsabilizaba de su valentía e integridad. “Era muy feminista, muchísimo”, decía y recordaba que tras el primer partido que acudieron a cubrir juntos este le dijo: “Ya estás metida en un mundo de hombres, lo vas a pasar muy mal. Tu arma es el trabajo. Serás como uno de ellos, pero en mujer”.
Pese a sus problemas de visión, Biarnés recuperó en los últimos años su pasión por la fotografía, que compartía con colegas como Gervasio Sánchez o Chema Conesa, en buena medida responsables de su reconocimiento inesperado. La tristeza y el sentimiento de pérdida se apoderaron ayer de las redes sociales, donde incluso la alcaldesa Ada Colau la recordó como “pionera del fotoperiodismo en unos tiempos complicados para las mujeres, todo un ejemplo de profesionalidad y valentía”. “Seguiremos aprendiendo de su ejemplo y su legado”, añadió. El Ayuntamiento de Viladecavalls, donde residía Biarnés junto a su marido, decretó un día de luto.
Valiente y tenaz.