Tarradellas-El Prat
En el 2007, en el histórico acto en el Iese que reunió más de un centenar de entidades tales como la Cambra, el Cercle y Foment , se propuso un frente común contra la gestión centralizada de Aena y a favor de que desde Barcelona se pudiera decidir el modelo de aeropuerto. No recuerdo, sin embargo, que los empresarios considerasen una prioridad para sus intereses comerciales el cambio de nombre.
Si bien desde entonces el aeropuerto ha crecido por fuerzas subyacentes como el turismo, batiendo año tras año récords de pasajeros, Barcelona todavía no dispone de muchas rutas estratégicas que necesita. La gestión centralista de Aena ha favorecido la concepción del aeropuerto barcelonés como una infraestructura alimentadora de Barajas. Este modelo es una excepción en Europa, donde es lógico que los aeropuertos compitan entre ellos como pasa entre Frankfurt y Munich o entre Milán y Roma. Sin una gestión independiente, Josep Tarradellas-El Prat, o llámenlo como quieran, nunca será un hub aunque tenga la suficiente demanda de pasajeros internacionales y la suficiente potencialidad para serlo.
“El nom no fa la cosa” es una expresión catalana que significa que el nombre que se le da a una cosa es secundario, lo que importa es la realidad en sí.
DAVID FONTOVA MARTÍ Suscriptor
Sabadell