Tensión independentista ante el dilema Sánchez o elecciones
El Govern reclama hechos a la Moncloa pero no garantiza el sí a los presupuestos JxCat y ERC intentan rebajar la influencia de cuperos y entidades
“Cada mañana, nada más levantarme, recibo dos tortazos. Uno de la derecha y otro del independentismo”. El comentario de un miembro del Gobierno central pone en evidencia los riesgos que asume Pedro Sánchez al pretender conducir el conflicto catalán por vías de diálogo estable. La sensación en el Palau de la Generalitat no es muy diferente: “Que cada uno aguante su presión, aquí tenemos la de la CUP, la ANC, los CDR…”. En el Ejecutivo catalán están intentando esquivar el dilema “Sánchez o elecciones”, lo que podría llevar en ese último caso hacia una mayoría de derechas influenciada por los ultras de Vox. “No nos vale ese chantaje de la Moncloa”, señalan con vehemencia fuentes de Presidència.
No obstante, en las filas del PDECat y ERC se reconoce que si finalmente el tripartito de derechas cuaja en Andalucía se puede instalar en el imaginario colectivo la idea de que el acuerdo de los conservadores es posible en toda España y la vía del “diálogo en el marco de la seguridad jurídica” quedaría abortada.
La Moncloa no tiene ningún reparo en marcar las cartas: si el independentismo no apoya los presupuestos generales del Estado, Sánchez no tendrá fuelle para afrontar el escenario postjuicio del 1-O y la legislatura estará condenada. Así se lo trasladó el propio presidente del Gobierno a Quim Torra el jueves. La Moncloa ve opciones para desbloquear la negociación de los presupuestos pero la negativa de PDECat y ERC persiste. Se puede renunciar a una enmienda a la totalidad y a apoyar las que presenten PP y Cs, pero no es más que una manera de ganar tiempo, recuerdan fuentes de ambas formaciones que ven “inviable” aprobar la cuentas. “Votaremos no”, garantizaba ayer la vicepresidenta del PDECat, Miriam Nogueras. “Nuestro Govern está encarcelado y en el exilio, y el 1-O y el 21-D demostramos que éramos más. A partir de aquí sólo nos podemos mover hacia delante”.
La vehemencia de Nogueras no es correspondida por muchos de sus compañeros en el Congreso ni por ERC, pero todos son conscientes de que “ERC no votará los presupuestos si no lo hace el PDECat y a la inversa”, rematan fuentes del Govern. Así que los matices en los discursos están condicionados a una respuesta conjunta que sólo Oriol Junqueras y Jordi Sànchez, desde Lledoners, y Carles Puigdemont, desde Waterloo, pueden ofrecer. La presión externa se multiplica: de los comunes, aliados necesarios para aprobar las cuentas en Catalunya, y de sectores del empresariado, como Foment del Treball. El Govern, de momento, se rebela. “Hay más empresarios y lo que quieren son ejecución de inversiones o el traspaso del aeropuerto, no el cambio de nombre”, insisten desde Presidència.
Los presupuestos son la piedra de toque de la legislatura para Sánchez pero el comunicado conjunto que unió al Gobierno central y al catalán también dibuja un complejo terreno de juego para el independentismo gubernamental. Más aún cuando prolifera la nomenclatura al nuevo espacio estable de diálogo. “Es la vía vasca”, sostenía ayer el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, aún mostrando respeto por los caminos del independentismo.
En el Govern admiten que no se logrará un acuerdo sobre un referéndum de manera inmediata así que señalan otros ámbitos de acuerdo donde se puede avanzar y no ne- cesariamente vinculados a Catalunya. El president Quim Torra trasladó a Sánchez un documento en el que se planteaba no sólo el reconocimiento del derecho de autodeterminación de Catalunya, sino también medidas de regenera- ción política y “desfranquización”.
Desde Presidència señalan que pese a los discursos, Sánchez está “paralizado”, reclaman que agilice sus contactos con Torra y se fije una metodología de trabajo. “Le pedimos exactamente lo mismo que él a nosotros. Que pase de las proclamas al diálogo real”, en referencia a la entrevista del presidente del Gobierno en La Vanguardia. Sí defienden la Taula de Diàleg con comunes y PSC como un buen espacio de trabajo pero descartan que la solución pase por un nuevo Estatut, opción que nadie defiende en el Parlament.
No obstante, la negociación entre Carmen Calvo, Meritxell Batet, Pere Aragonès y Elsa Artadi, que se han citado para enero, correrá en paralelo a la negociación de una estrategia para el juicio del 1-O y la sentencia. Las últimas reuniones que han sentado en la mesa a la CUP y las entidades independentistas han servido más de terapia que para pactar una hoja de ruta.
La mayoría independentista en el Parlament se ha volatilizado por decisión judicial y porque la CUP ejerce de oposición firme al Govern. El portavoz en el Parlament, Carles Riera, criticaba el sábado en TV3 que Torra haga “discursos republicanos, pero eso es una prédica en el desierto de su gobierno”. De hecho, el reproche fundamental fue que el president se aviniera a abrir vías de diálogo en un marco “autonomista” en lugar de plantear la libertad de los presos del proceso.
Por otro lado, la ANC, que ha reafirmado su apuesta por la unilateralidad, despliega un discurso errático. Pide unidad entre independentistas y acaba impulsando una cuarta lista en el Ayuntamiento de Barcelona. De hecho, no son pocos en ERC y JxCat los que plantean una reflexión sobre la fuerza de los anticapitalistas, la ANC y los CDR después de las movilizaciones del viernes durante el Consejo de Ministros; y limitar, de paso, su capacidad de influir a la hora de afrontar el dilema Sánchez o elecciones.
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JxCat y ERC plantean una reflexión sobre la influencia de la CUP, la ANC y los CDR