Blanquear
Ninguna sorpresa. A estas alturas, las declaraciones, proclamas y resto del ruido político emanado por PP y Ciudadanos estaban tan fusionados con el discurso de Vox, que era impensable que hubiera dudas al respecto. No solo iban a pactar con los ultras sin ningún tipo de complejos, sino que serían los instrumentos más útiles para blanquear definitivamente a la extrema derecha en España. Es lo que tiene el ultranacionalismo español, que no les hacen ascos a fascismos, franquismos y el resto del sonsonete extremo, siempre que se vistan de patriotas españoles. El “Viva España” es el blanqueador más eficaz de la historia, porque la bandera lo limpia todo, desde la suciedad de la corruptela hasta la ideológica.
Pero que ello pase en el flanco derecho no debería ser motivo para que el flanco izquierdo se contaminara de igual modo. De ahí que lo que parece más decepcionante –si cabe decepcionarse más– es el pasotismo con que los gurús de la izquierda han recibido el pacto con Vox para la Junta. ¿Dónde están esos intelectuales de la ceja y el puño que se escandalizan con el procés catalán, o firman manifiestos contra el president Torra, pero callan ante el blanqueo del extremismo derechoso?
Aunque la pregunta es retórica, porque son los mismos que no han hecho ascos a los presos políticos, ni se han despeinado con el intento de resolver, por la vía penal, un conflicto territorial.
El “Viva España” es un blanqueador que tanto limpia la suciedad de la corruptela como la ideológica
Y sí, son los mismos, mismitos que no han firmado ningún papelito, ni han hecho ni un discursito, ni han perpetrado ninguna declaracioncita en contra de la barbaridad de pedir treinta años de cárcel a líderes democráticos y pacíficos. O en contra de la terrible brutalidad de tener a una presidenta del Parlament en prisión preventiva, por permitir un debate.
Esos mismos que solo vociferan contra el independentismo, y que callan y otorgan con la represión española respecto a Catalunya, son los mismos que callan y otorgan con la naturalidad de pactar y blanquear a la extrema derecha. Silencio de ilustres del artisteo. Silencio de periódicos que en su tiempo marcaron el rumbo del progresismo y ahora dirigen el relato de la represión. Silencio de intelectuales que dejaron de ejercer el pensamiento crítico para apuntarse al pensamiento único.
Y, por supuesto, silencio de los dirigentes de la España roseada –de roja, queda poco–, que sólo se escandalizan con el problema catalán, sin entender que es el problema español el que crea tanto desazón y tanto desastre. Al contrario, incluso la sultana del sur, perdido el sultanato, corre rauda a pedir un aquelarre del 155 en Catalunya, porque su problema son los catalanes, y las decenas de miles de ciudadanos andaluces que han votado a la extrema derecha. Donde esté el saco catalán para practicar el boxeo, que se aparte todo el resto.
Y así ha acabado la cosa en esta España de las maravillas, que maravilla tanto, que asusta mucho.