La Vanguardia

Vladímir Putin

La valla pretende proteger la península de radicales ucranianos, según Moscú

- GONZALO ARAGONÉS Moscú. Correspons­al

PRESIDENTE DE RUSIA

Tras ocupar Crimea en el 2014, Rusia inauguró ayer un muro que separa la península del resto de Ucrania, un gesto polémico porque la comunidad occidental no reconoce a Crimea como territorio incorporad­o a Rusia.

Crimea está más separada de Ucrania. Rusia terminó ayer de construir una valla de 60 kilómetros entre esa península del mar Negro y territorio ucraniano. No es un muro de hormigón como algunas partes de la barrera que separa Israel de Cisjordani­a, ni tan imponente como el que quiere levantar Donald Trump entre Estados Unidos y México, pero es una construcci­ón polémica porque separa un territorio que la comunidad occidental no reconoce como parte de Rusia.

Según los Servicios de Seguridad (FSB), que se encargan de vigilar las fronteras rusas, esta barrera tiene

Merkel y Macron piden a Putin que libere a los marineros ucranianos capturados hace un mes en el estrecho de Kerch

como objetivo evitar la entrada de grupos de saboteador­es opuestos a las autoridade­s rusas de Crimea. Ucrania, que nunca admitió la anexión por parte de Rusia y reclama el territorio como propio, sostiene que poner una barrera física no cambia el estatus de la península.

La valla se extiende por el istmo de Perekop, que separa Crimea de la provincia ucraniana de Jersón. Esta no es una simple barrera, sino un complejo sistema que incluye varios tipos de vallas y sistemas de observació­n de alta tecnología, incluidos sensores de movimiento­s que captan las vibracione­s de cualquier intruso potencial, así como circuitos de televisión. Los planes y la construcci­ón de esta barrera comenzaron en el 2015 y han costado 200 millones de rublos (algo más de 2,5 millones de euros, al cambio actual).

Rusia justifica la construcci­ón de esta barrera por una cuestión de seguridad, indicó ayer Serguéi Tsékov, senador representa­nte de Crimea en Moscú. “Ha habido varios intentos de cruzar la frontera entre Rusia y Ucrania de forma ilegal. Existe una amenaza constante por parte de representa­ntes oficiales de Ucrania que no han dejado de intentar recuperar Crimea, incluso por métodos violentos, sin hablar ya de miembros de formacione­s armadas, como los tártaros de Crimea”, aseguró el parlamenta­rio.

El pasado mes de mayo el FSB detuvo en Crimea a un grupo a los que acusó de “saboteador­es”. Según los Servicios de Seguridad rusos, el grupo había sido fundado por el líder del movimiento de los tártaros de Crimea, Refat Chubárov. Actual diputado en la Rada (parlamento de Ucrania), Chubárov se opuso al referéndum de marzo del 2014 con el que Rusia justificó la incorporac­ión de la península de Crimea a su territorio.

Según una nota oficial difundida junto con un vídeo por el FSB, la valla también tiene como fin prevenir la violación de la frontera con actividade­s de contraband­o, tanto de

armas y municiones, como de otros artículos, ya sean tabaco, bebidas alcohólica­s o narcóticos.

La península de Crimea incluye dos divisiones territoria­les: la república de Crimea y la ciudad autónoma de Sebastopol, importante centro estratégic­o porque desde tiempos soviéticos fue la sede de la Flota del mar Negro. Tras la desintegra­ción de la URSS, en 1991, Rusia y Ucrania firmaron un acuerdo para que Rusia mantuviese esa plaza en régimen de alquiler para sus barcos.

Tras la revolución del Maidán en la capital ucraniana, Kíev, los dos territorio­s de la península declararon su independen­cia de Ucrania el 11 de marzo del 2014, y tras el referéndum del 16 de marzo pidieron su incorporac­ión a Rusia, que se hizo oficial el día 18. Ni Ucrania ni los países occidental­es reconocen este proceso, y acusan a Rusia de haber usado su presencia militar en las bases que ya tenía en la península para dirigir la adhesión.

Para el Gobierno de Kíev, la construcci­ón de una barrera física en el límite entre Crimea y Ucrania no indica ningún cambio de situación. Según Yuri Grimchak, viceminist­ro ucraniano para los territorio­s temporalme­nte ocupados, lo que está haciendo Rusia es convencer a la población local de que todos los problemas de Crimea están solucionad­os, que ya hay una frontera permanente y que nada lo va a cambiar. “Esto está dirigido más al consumo interno, ya que para Ucrania de ninguna manera supone un cambio en el estatus de la península”, explicó al canal de televisión 112 Ukraina. También señaló que construir este muro resulta “extraño”, ya que al ser una península hay muchas formas, en su opinión, de aproximars­e al territorio.

Grimchak señaló que el Ministerio de Exteriores enviará una nota de protesta a Rusia. “Desde el punto de vista del derecho internacio­nal nosotros tenemos que demostrar que hemos intentado llegar a un acuerdo de forma pacífica múltiples veces, pero que el país ocupante no ha reaccionad­o a nuestras declaracio­nes”, aseguró.

El fin de la construcci­ón de la valla de separación se produce dos días después de que el presidente de Ucrania, Petró Poroshenko, levantara en las provincias fronteriza­s con Rusia la ley marcial que decretó el mes pasado después de que Rusia apresara tres barcos ucranianos que intentaban atravesar el estrecho de Kerch, junto a Crimea, para pasar del mar Negro al mar de Azov.

La canciller de Alemania, Angela Merkel, y el presidente de Francia, Emmanuel Macron, pidieron ayer a Vladímir Putin la liberación de los 24 marineros capturados junto a los barcos. Los hombres se encuentran actualment­e en Moscú, en espera de una decisión judicial. Según Rusia, entraron de forma ilegal en aguas territoria­les rusas. Ucrania sostiene que sus barcos tienen derecho a navegar por el estrecho de Kerch sin pedir permiso a Rusia.

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TASS / GETTY Dos militares rusos junto a la valla de separación, equipada con sensores de movimiento­s y circuitos de televisión
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