La Vanguardia

Desconecta­r

- Remei Margarit R. MARGARIT, psicóloga y escritora

La fantástica Mafalda del añorado Quino decía: “Que paren el mundo que me apeo”. Si Mafalda dijo eso hace un montón de años, ahora no sé qué diría tal como va el mundo. Europa intentando neutraliza­r los ataques de los partidos de extrema derecha con los que la Rusia de Putin tiene afinidades; EE.UU. gobernados por un ególatra grosero que tan sólo dice disparates vía Twiter; Inglaterra intentando digerir su carísimo error del Brexit después de que unos cuantos políticos ineptos ahora dirían lo contrario; la inmigració­n del todo necesaria para una Europa envejecida es contemplad­a como una plaga; Brasil en manos de un ultraderec­hista que ya amenaza a Amnistía Internacio­nal para que ni se acerque por ahí; los ricos cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres...

Y ya más cerca, Catalunya liada de tal manera que tardará tiempo en reconducir­se, todo por la ineptitud política de algunos que se dedican a la política sin saber cómo hay que hacerlo. En el fondo, anida la codicia en forma de dinero o de poder y la soberbia de pensar que las cosas sólo pueden ser de la única manera que las piensa una sola persona.

Y por otra parte está la gente, cansada de tanta confrontac­ión y tirando del carro de la vida, con el cuidado de sus hijos y del entorno, mientras el tiempo pasa y las vidas también. La democracia son los votos, aunque es necesario separar el grano de la paja porque los que se creen salvadores del mundo mienten mucho. Se necesitan políticos, sí, pero no todos valen para ello y tal vez sería convenient­e que hubiera de pasar por unos estudios quien quiera dedicarse a ello, de la misma manera que los médicos estudian medicina y los maestros pedagogía. El principio médico “Lo primero es no dañar” también vale para el mundo político, de manera que los que confrontan a la gente entre sí, los que atizan el fuego del “cuanto peor, mejor” y los que tan sólo viven del conflicto social tendrían que ser expulsados de por vida del ejercicio de la política, porque son venenosos. Alguien dijo: “Quien no tiene en cuenta la historia está condenado a repetirla”.

Una querría desconecta­r de todo ello, aunque no se puede porque eso es de la misma vida. Un buen año nuevo, por favor.

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