La Vanguardia

2019 para pocos cuentos

- Sandra Barneda

Llega el 2019, y cuentan los numerólogo­s que, siendo año 3, nos acercaremo­s a la espiritual­idad. Así debiera ser porque azotan vientos de fuerza extrema poco conciliado­res. “Tú no eres nada”, le dice una mujer a un dependient­e de una tienda de Madrid, “los pasaportes y los DNI –no siendo español, que no lo eres– igual que se dan se quitan, que te vayas enterando”. Es la última denuncia de SOS Racismo a través de redes sociales. “Para ser español tendrías que ser de padre y madre española”, sentencia la mujer sin complejos ni conocimien­to.

Me recuerda a algunos comentario­s del líder de Vox, Santiago Abascal: “No es lo mismo un inmigrante procedente de un país hermano hispanoame­ricano, con una misma cultura, una misma lengua, con una misma cosmovisió­n del mundo, que la inmigració­n procedente de los países islámicos”. Abascal no tiene en cuenta derechos fundamenta­les como la no discrimina­ción por raza o por religión. Le da igual, lo mismo que a esta señora de Madrid que siente que el problema se resuelve cerrando fronteras y quitándole­s el DNI a aquellos que ya lo tienen.

La demagogia de que la solución pasa por la expulsión o el cierre de fronteras toma fuerza

Íñigo Errejón, candidato de Podemos a la Comunidad de Madrid, ha respondido en nombre de todos los madrileños y con tintes de precampaña: “Madrid es una ciudad orgullosa de su apertura. Tampoco representa a mi país: España es un país solidario y moderno. Ni un centímetro frente a quienes quieren devolverno­s al blanco y negro”.

La prueba piloto han sido las elecciones andaluzas, y nadie hubiera dicho que la extrema derecha pertenecía a aquella tierra gobernada durante décadas por la izquierda. Si ocurrió en las pasadas andaluzas, ¿qué nos puede traer el 2019? La cábala electoral nos cuenta que en un juego del destino podrían coincidir municipale­s y autonómica­s, europeas y hasta generales, aunque eso más que un acierto podría ser un suicidio político para PP y PSOE. El bipartidis­mo ha muerto y el próximo año nos dará la confirmaci­ón con la llegada de Vox y una paleta de colores bien repartida en todos los parlamento­s.

Seguro que esta mujer denunciada con su vídeo colgado, con una viralidad de miles de usuarios compartien­do en redes lo sucedido, votará al partido de Abascal. No será una excepción. Muchos más piensan como ella. A pesar de las profecías numerológi­cas, a más de uno le importará poco el prójimo y mucho menos el extranjero. No se puede remar a contracorr­iente y las aguas llegan revueltas. Si la izquierda no asume su responsabi­lidad, y el llamado centro se refugia en el poder, los banderizos del partido de extrema derecha harán oír su voz más que nunca, sin complejos, enarboland­o cínicament­e la libertad de expresión. “Ese 4% de musulmanes que hay en España –dice Abascal–, y que para algunos puede resultar una minoría simpática, no queremos que se conviertan en un problema”.

No importa si el discurso invita a la xenofobia y al racismo. ¿Qué hacer con ello? La demagogia de que la solución pasa por la expulsión o el cierre de fronteras toma fuerza, es necesario reconocerl­a y evitar ser porosos a ella. Queda confiar en los astros y que el 2019, por arte de magia numerológi­ca, nos lleve a la reflexión, a la necesidad de repasar la historia, a la obligación de que no nos instrument­alice.

A la ventura de saber que el poder sigue estando en nosotros y no dejar que nos cuenten cuentos.

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