El enemigo está en casa

El estudio Evolución de la violencia a la infancia y adolescencia en España según las víctimas , realizado por Fundación ANAR y en el que se analizaron 25.312 casos, revela el profundo dolor en el que viven miles y miles de niños en este país, víctimas inocentes de una violencia que en la gran mayoría de los casos la sufren en su hogar de la mano de las personas que supuestamente más les quieren, sus padres. En 1 de cada 3 agresiones se produjeron lesiones físicas, golpes, bofetadas, puñetazos, patadas… además de amenazas graves, coacciones y gritos. El 6,7% de los casos presentaron traumatismos, huesos rotos y contusiones fuertes. Además, en 1 de cada 10 víctimas se dieron intentos de suicidio o autolesiones, que se han multiplicado por 6 y por 14 respectivamente. Según Save the Children, cien menores han muerto de manera violenta desde el 2010. Sólo en un año (2016) se han registrado casi 37.500 denuncias por delitos contra los menores, desde agresiones sexuales a acoso escolar. Y esto es sólo la punta de un problema grave que en la mayoría de las ocasiones ni siquiera se denuncia porque la violencia se ejerce por quienes se suponen que deben protegerles, sus padres o familiares cercanos. En la mayoría de los casos el agresor se encuentra en su entorno más cercano: en el 58,6% es alguno de sus progenitores y un 66,4% de los casos se trata de violencia en el seno familiar. En el caso de las agresiones sexuales, el porcentaje supera el 70% (alguien del entorno más cercano). En este punto, Anar recuerda que pese a que sólo un sólo un 15% de los casos de violencia sexual contra niños y niñas se denuncia”, la realidad es que “uno de cada dos abusos sexuales en España son contra menores de edad”.