La Vanguardia

El propósito de ser anónimo

- Josep Maria Ganyet

En mi última columna del 2017 escribía que la única duda que tendríamos a la hora de escoger la palabra del 2018 sería entre Fakebook o Faceverdad. La tesis era que Facebook podría acabar con sí mismo por culpa de las fake news y de la postverdad. El mismo Mark Zuckerberg se abonó a ella; en su habitual post de “propósitos para el nuevo año” se ponía como objetivo vital para el 2018 “concentrar­se en arreglar los problemas serios de Facebook”.

Diría que en ese momento y con la informació­n que tenía ya debía intuir que el 2018 tenía pinta de annus horribilis. Tendrían que pasar tres meses todavía para que todos los temores (y más) se confirmara­n con el escándalo de Cambridge Analytica; la empresa se había apropiado de los datos de 50 millones de usuarios de Facebook a los que había utilizado como objetivos electorale­s en la campaña de Trump. Una vez identifica­dos, agrupados y clasificad­os habían hecho campañas para cada grupo incidiendo en sus miedos. En palabras del exdirector de Cambridge Analytica: “No sirve de nada luchar en una campaña con hechos (...) No sabes que tienes miedo de algo hasta que no la conoces”.

Y es así como hemos conocido mejor las redes sociales y es así como les hemos empezado a tener miedo, y no sólo a la hora de votar. El Gobierno de Sri Lanka cerró el acceso a las redes sociales aduciendo que el odio antimusulm­án que distribuía­n alimentaba la violencia en la calle y las Naciones Unidas condenaron Facebook como actor necesario en la crisis de los Rohingya.

Todo esto lo corroborab­a un estudio publicado este año por M. Stella, M. De Domenico (Fundación Kessler) y E. Ferrara (Universida­d de Southern California). El estudio demuestra la influencia de los medios sociales en la percepción de la realidad y en el comportami­ento de las personas. Para probar su tesis estudiaron la actividad en las redes sociales en Catalunya los días del referéndum del 1-O y comprobaro­n como ejércitos de bots dirigieron y promoviero­n contenidos de carácter violento contra usuarios independen­tistas. El objetivo era crear un conflicto social en línea para que se trasladara a la calle.

Conozco a unos cuantos usuarios que como propósito del año que entra han decidido cerrar su cuenta de Facebook (lo han hecho público en las redes sociales). Sólo recordar que darse de baja de Facebook pero no de Instagram y WhatsApp (propiedad de Facebook ambas) sólo es la mitad del trabajo. Como dice una pintada que parafrasea Warhol y que se ha vuelto a hacer viral estos días: “En el futuro todo el mundo será anónimo durante quince minutos”. Estaría bien que hacerlo posible fuera el propósito del Mark Zuckerberg para este año.

En el futuro todo el mundo será anónimo durante quince minutos

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