Antonella Lattanzi
ESCRITORA
Con Una historia negra la novelista italiana Antonella Lattanzi se zambulle en una temática tan de actualidad como la violencia de género, y de la que surge elaborando una novela de desarrollo inquietante y final inesperado.
Carla intenta reconstruir su vida tras el infierno de los últimos años de convivencia con Vito. Pero cuando ya parece que ha encontrado el equilibrio junto a su nueva pareja, Manuel, y sus hijos, a los que quiere con locura, algo se rompe. Vito vuelve a aparecer en escena...
La italiana Antonella Lattanzi ha tejido una trama cotidiana y siniestra que obliga al lector a continuar leyendo. Una historia negra (Penguin Random House), publicada en catalán como Una història negra (La Campana), provoca una honda reflexión sobre los juicios morales.
Lattanzi (Bari, 1979), que ama leer desde que a los diez años descubrió La historia interminable de Michael Ende (“mis padres no me dejaban ni tele ni ordenador”) ha seguido nutriéndose con Roth y Simenón y bañándose en Flaubert. Mucho café, luz y papeles en el comedor y una fe ciega en la reescritura: “Si Dostoyevski tiraba montones de páginas a la papelera ¿quién soy yo para escribir a la primera?”
Esta vez ha conseguido una novela que podría haber recibido acusaciones de algún lobby feminista (por dejar abierta una posibilidad, una duda que planea sobre la protagonista y que no podemos desvelar) y, sin embargo, “curiosamente nadie me ha criticado por ello, ¡nadie!, creo que han entendido perfectamente lo que yo he querido contar... lo que provoca en una mujer tanto sufrimiento. Yo entiendo a mi protagonista, puedo justificarla”.
¿Por qué Vito se comporta como un monstruo con Carla, su ex mujer pero es encantador con la actual? “Ese tipo de violencia, en hombres y mujeres, es selectiva. Vito se enamora de Carla y ella, solo ella, tiene que ser suya. Eso le genera una inseguridad que sólo sabe expresar con violencia. Llega un momento en que ya no les guía el sentimiento de amor sino el de posesión”.
Antes de escribir la novela Lattanzi asistió a muchos juicios por violencia, conversó con mujeres víctimas de ella y con hombres que habían perpetrado delitos. “No me gusta contar datos autobiográficos, opté por la ficción”. Ahora sus lectoras se lo agradecen y sus lectores la tienen en cuenta. “Me he encontrado con hombres que me han dicho:‘yo, normalmente, si firma una mujer ya no compro el libro, ¡pero a ti te leo porque escribes como un hombre!’ ¡Y pensaban que eso era un cumplido! Me encantaría vivir el día en que los hombres dejen de separar literatura escrita por mujeres del resto de literatura”.
De todos esos testimonios con los que habló se queda con la frase de una de las víctimas: “el hombre con el que estaba era tan violento conmigo y con mis hijos que llegué a pensar que no era humano, un superhombre que nunca moriría”. En la novela Vito también parece tener el superpoder de retener a Carla a su lado en un amor enfermizo.
De ahí la pregunta del fiscal: ¿por qué, si la convivencia era tan terrible la protagonista aguantó veinte años antes de abandonar a us marido? “Porque en esos casos siempre hay una dependencia letal. Es adictivo. Les cuesta desengancharse, creen que cambiarán... Inmediatamente después de ser violento se vuelve un ángel, un hombre bueno. Creo que todos tenemos familias disfuncionales, dependencias, pero debemos recordar que esas dependencias nos estropean la vida”.
Ésta ha sido su novela más difícil. Estuvo a punto de no escribirla. Especialmente el tratamiento de los hijos de Carla. “Todo el mundo me decía que no escribiera este relato, este final, esa frontera tan lábil, pero algo me impulsaba a hacerlo. ¡La historia me arrastraba! También pensé que tenemos ejemplos de grandes escritores que crecieron en familias terribles pero convirtieron su vida y obra en algo hermoso”.
¿Una mujer maltratada no deja
“Llega un momento en que a estas personas ya no les guía el sentimiento de amor, sino el de posesión”
de serlo nunca? ¿Su estigma le persigue incluso cuando reconstruye su vida?, preguntamos. “Creo que nunca se curan. Es difícil. Puedes seguir adelante pero con tu herida incorporada. El sufrimiento puede hacerte mejor persona, descubres que tienes una fuerza interior que ignorabas que tenías, pero nunca olvidas de donde viene”.
Cuando comparan su voz con la de la Nobel Elfriede Jelinek, una voz mantra, con música propia, se siente agradecida y azorada: “Es una sensación fantástica. No hay nada más hermoso que pensar que has logrado inocular a un sólo lector la misma magia que esos grandes escritores inocularon en ti”.