La Vanguardia

La guerra de los pasteles

- ADOLFO S. RUIZ

Varios fabricante­s marroquíes de dulces han decidido no trabajar en Navidad para no participar de esta festividad, por considerar que es un asunto de cristianos y judíos, una decisión que no ayuda a la imagen exterior del reino alauí.

La guerra de los pasteles ha estallado en Marruecos. Varios obradores y locales de venta al público han anunciado que no producirán ni venderán pasteles en estas fechas “para no participar en unas fiestas cristianas”. “La Navidad y el Año Nuevo son fiestas de cristianos y judíos que celebran el nacimiento de su Dios, así que quienes participan en ellas forman parte de ellos. Si alguien quiere comer pasteles, tiene el resto del año para hacerlo”, asegura en su perfil de Facebook uno de los propietari­os que ha decidido no vender.

La decisión de cierre patronal de los dulces, que se ha extendido sobre todo en la turística provincia de Agadir, ha caído como una bomba en Marruecos. No tanto porque se vayan a consumir menos pasteles dado que no hay dónde comprarlos, sino porque se convierte en una bofetada más a los intentos de presentar al reino alauí como un país moderno y abierto. Un nuevo golpe pocos días después de la conmoción causada por el asesinato de dos jóvenes nórdicas en las montañas del Atlas.

La extensión del problema ha obligado a intervenir al presidente de la federación marroquí de panaderías y pastelería­s, Nouredine Lafif, para quien “los propietari­os pueden hacer lo que quieran, pero la excusa con la que justifican esta decisión es una ofensa”. “Anunciar a los clientes con un cartel en la puerta que no se van a vender pasteles en estas fiestas para no participar en unas supuestas fiestas cristianas es un verdadero atentado al sentido común”, señala Lafif.

Más duros son los comentario­s aparecidos en las redes sociales contra los propietari­os de pastelería­s como Ryhana y Pain de mie, que se han sumado al boicot. Los internauta­s les consideran “enemigos de los valores de la tolerancia y la apertura” defendidos por Mohamed VI. Incluso consideran que se trata de seguidores del yihadismo, una acusación “muy grave”, por lo que uno de los propietari­os afectados amenaza con llevar a los tribunales de justicia a los que sigan difamando.

Muchos consideran que el doble asesinato de las chicas escandinav­as debería ser un motivo de reflexión para estos propietari­os de panaderías y pastelería­s que han echado el cierre. Sobre todo, porque la mayoría se encuentran ubicadas en zonas de fuerte atracción turística.

Comprar pan y pasteles es un rito para la inmensa mayoría de los marroquíes. Los propietari­os de estos establecim­ientos únicamente descansan dos días al año, en las fiestas de Aïd El Fitr y de Al Adha. El resto del año permanecen siempre abiertas porque, en palabras del presidente de la federación, se trata de un “servicio público ante nuestros clientes, tenemos que velar porque siempre haya pan disponible, vista la importanci­a que tiene este consumo para las familias marroquíes”.

“Estoy convencido de que este tipo de situacione­s perjudica gravemente al país en un momento donde el turismo y las inversione­s extranjera­s penden de un hilo”, añade Lafif. “La ideología, la etnia o la religión no importan a nadie. Sería ridículo si yo comienzo a preguntar a cada cliente por su religión y no les vendo a los que no sean musulmanes. Ya sólo falta que instalemos unos escáneres a la puerta de los comercios”, ironiza el presidente de los pasteleros.

Uno de los propietari­os de panaderías que no van a abrir estos días insiste en que esos alimentos no son haram ,no están elaborados conforme a las normas establecid­as por la religión musulmana. Lafif responde que si en las panaderías no se pudieran comerciar con croissants o panecillos con chocolate “porque son productos franceses”, que tampoco son haram, “entonces no podríamos vender prácticame­nte nada y los negocios se irían al garete”.

Lafif ha sido atacado por quienes consideran que no está respetando la libertad de expresión de los propietari­os que han decidido no producir y vender pasteles en estos días. “Respeto su libertad de opinión, pero me parece que se saca de quicio cuando se exponen sus razones mediante carteles en los propios negocios. Nuestra federación ha intentado hacer reflexiona­r a los propietari­os, pero de momento no hemos conseguido nada”, concluye.

Obradores de Marruecos se niegan a producir dulces para no participar en las Navidades

Nuevo golpe a la imagen del reino alauí tras el asesinato de dos jóvenes nórdicas

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ENCRIER / GETTY IMAGES/ISTOCKPHOT­O Dulces y pan. Una bandeja con té y típicos pastelitos de lareposter­ía marroquí. Abajo, una mujer dispensa pan en un puesto de la ciudad de Sefru
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