Sánchez y Catalunya
Me tiene perplejo Pedro Sánchez (reunión de ministros en Barcelona, cambiar el nombre al aeropuerto, acudir al Tribunal Europeo de Derechos Humanos...). Creo que bien haría de no dedicarse tanto al maquillaje y afrontar el diálogo con valentía. Dialogar implica, para avanzar en un conflicto, hacer concesiones. Incluso dentro del marco constitucional seguro que hay otras lecturas que desconocemos hasta ahora.
Reconozco que no es fácil su situación, teniendo que capear a la derecha e incluso a los propios. Repase la historia y se dará cuenta de que Catalunya nunca ha sido una región de España, a no ser por la fuerza. Pese a ser vejados y desposeídos de fueros y competencias (véase Felipe V), al menos cada 50 años salen nuevos brotes soberanistas, como respuesta a la recentralización: la última de José María Aznar.
Sería bueno que los patriotas españoles reconocieran que siempre pierden algo con tanta soberbia y represión (Rosellón, Gibraltar, Guerra Civil...). El futuro socialista no puede allanar el camino a la derecha. Se arriesgan a quedar residuales como en Francia, pero quizás si recuperan su esencia republicana, federalista y el derecho a decidir (Suresnes), les iría mejor.
No se trata de romper España, sino de convivir entre naciones. F.J. SORIANO CAMACHO Suscriptor
Barcelona