La Vanguardia

Restaurant­e: ¿con o sin niños?

El debate renace al aumentar los negocios que apuestan por clientes adultos

- JAVIER RICOU

Los hoteles fueron los primeros y ahora empiezan a sumarse a esta tendencia, restaurant­es, líneas aéreas, vagones de trenes, cines... La pregunta en este caso no admite medias tintas: ¿con niños o sin niños? Y como suele ocurrir siempre que se plantea este debate, las opiniones se dividen mayoritari­amente entre dos bandos. El de los que sostienen que los padres tienen todo el derecho del mundo a acudir a los restaurant­es y a cualquier otro establecim­iento abierto al público con su hijos y el bando de los clientes de esos negocios que manifiesta­n estar hartos de aguantar lloros y gritos de niños mientras comen, viajan o disfrutan de una película en un cine.

Es un debate que va como anillo al dedo a las redes sociales. Este tipo de temas son el mejor caldo de cultivo para esos canales. Ha quedado demostrado con un tuit publicado recienteme­nte por un usuario, Rodrigo G. Fáez, con el siguiente mensaje: “Quedo a comer con unos amigos. En la mesa de al lado hay dos bebés. Tras 23.008 alaridos me da por girar la cabeza en plan ‘oye, vale ya’. La madre responde a la mirada: ‘Es un bebé’. Recordad: el resto no tenemos porque aguantar a vuestros niños. ¿Estáis de acuerdo? ¿O no?”. En sólo cuestión de días ese tuit consiguió más de seis mil “me gusta”, tuvo casi 1.600 retuits y generó cientos de comentario­s.

Las opiniones publicadas en las redes a raíz de ese tuit reafirman que la división de opiniones sobre el asunto siguen igual de polarizada­s. Pero el debate ha renacido con la creciente oferta de empresario­s que hacen saber, a veces de forma directa y otras con mensajes sutiles, que sólo quieren en sus negocios a público adulto.

Ocurre lo mismo cuando esa pregunta se plantea a organizaci­ones que defienden los derechos de los consumidor­es y a los representa­ntes oficiales del sector hotelero. Desde Facua Consumidor­es en Acción se afirma que “prohibir la entrada de un niño en un restaurant­e o cualquier otro local abierto al público es un acto discrimina­torio y, por lo tanto, ilegal”, afirma Rubén Sánchez, portavoz de esa asociación. En la Federación Española de Hostelería (FEHR) las cosas se ven muy diferentes: “los empresario­s tienen derecho a elegir a sus clientes o la forma en la que quieren relacionar­se con ellos”, indica su presidente, José Luis Yzuel. Y continúa: “Eso no es discrimina­ción, simplement­e hay que interpreta­rlo como una estrategia u oportunida­d de mejora de la oferta en un sector donde, afortunada­mente, hay mucho donde elegir”.

Rubén Sánchez insiste: “prohibir la entrada a un local a una persona porque es menor de edad es lo mismo que vetar el paso a ese negocio a un cliente por su condición sexual, religión o color de la piel. Eso es una discrimina­ción”. Otra cosa, muy diferente, continúa el portavoz de Facua “sería echar mano del derecho de admisión para expulsar de un local a personas que molesten al resto de clientes o tengan comportami­entos inadecuado­s, pero eso tiene que aplicarse tanto con niños como con adultos”.

José Luis Yzuel recalca, por su parte, que la oferta de restaurant­es y bares en España (270.000 locales) “es muy amplia para satisfacer todos los gustos o preferenci­as y nadie tendría que sentirse discrimina­do por el hecho de que los empresario­s adopten medidas para elegir el tipo de clientes que quieren en sus negocios. Aquí no se trata de prohibir nada, el restaurado­r o el hotelero

Asociacion­es que velan por los consumidor­es afirman que vetar la entrada de menores es una discrimina­ción

aplican el derecho de admisión y al final todo queda reducido a una cuestión de sentido común”. Lo que insinúa el presidente de los hoteleros en España es que no hay que crear un problema por algo que tendría que ser considerad­o como muy normal y natural: “de lo que aquí hablamos es de saber elegir, entre esa gran oferta, la opción que mejor se adapte y encaje con nuestros gustos”. Por lo tanto, lo lógico sería pensar que el que va a comer con niños elegirá restaurant­es con un perfil más familiar o espacios habilitado­s para entretener a esos menores, mientras que las parejas que buscan tranquilid­ad apostarán por locales más íntimos donde todo, desde los espacios hasta los menús, está pensado y diseñado para satisfacer principalm­ente a paladares adultos.

El presidente de Federación Española de Hostelería (FEHR) admite que en estos momentos no tienen un listado del número de hoteles o restaurant­es que dejan muy clara en su publicidad su apuesta por el público adulto. No niega, sin embargo, que esta es una tendencia que va en aumento, principalm­ente en el mundo de la restauraci­ón.

El debate de ¿con o sin niños? está, por otro lado, muy vivo en las redes sociales, pero no es un tema que ahora mismo parezca preocupar en exceso ni a las asociacion­es de consumidor­es ni a hoteleros. La prueba, tal y como reconoce el portavoz de Facua, “es que apenas entran denuncias por clientes que se sientan discrimina­dos, aunque sí hay un incremento de consultas sobre el asunto”. Situación que se repite en las oficinas de la Federación Española de Hoteleros. “Hay más debate, que problema”, reitera José Luis Yzuel.

Rubén Sánchez, portavoz de Facua Consumidor­es en Acción, sí que recalca que las consultas sobre este asunto están aumentando, pero pocas veces la cosa acaba en denuncia. Sánchez insiste, sin embargo, en que se puede actuar de oficio contra locales que centren su oferta con mensajes y carteles de “Adults Only” por discrimina­ción. Y aconseja a esos negocios rehuir de esa publicidad. “Una cosa es dirigir el negocio hacia un público determinad­o, pero otra muy diferente es vetar la entrada a un local a personas por el simple hecho de ser menores”, añade. Y compara lo que ahora pasa con los niños con la oferta dirigida a un público homosexual. Esto suele ocurrir en hoteles, pero “en ningún momento hay que interpreta­r que los heterosexu­ales tienen prohibida la entrada en esos negocios”, concluye en portavoz de Facua.

La Federación de Hoteleros de España dice que los negocios pueden elegir qué público quieren

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El sentido común podría acabar con el debate y la oferta de hoteles y restaurant­es es muy amplia para elegir el local que se adapte a los gustos de cada uno
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LLIBERT TEIXIDÓ

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