Negocios con dos caras
Dos ejemplos de ofertas contrapuestas: Cal Jepet apuesta por el comensal adulto con claros mensajes y Doble Zeroo busca a los niños
No somos unos ogros y tampoco tenemos nada en contra de los niños”. Olga, propietaria junto con su marido de Cal Jepet, una masía del Siglo XIX que se levanta a los pies de Montserrat, en el término de Castellvell i el Villar, se esfuerza por dejar claro que su política con los niños en el restaurante que regenta esta pareja no es más que estrategia empresarial “para que todo el mundo sea más feliz y coma en paz”.
En Cal Jepet hace ya dos décadas que decidieron centrar ese negocio para un público adulto. No hay carteles de “prohibidos niños” ni “adults only”, pero el cliente que acude a ese restaurante intuye enseguida que ese no es un local pensado ni preparado para poner las cosas fáciles a familias con niños.
Diversos carteles repartidos por las instalaciones lo dejan muy claro. En la misma puerta de la masía puede leerse: “No tiréis piedras a nuestros animales, tienen su propia dignidad y nuestro amor”. Queda claro que el mensaje está dirigido a aquellos niños que caen en la tentación de molestar a las gallinas que corretean por los alrededores del edificio. Cal Jepet tiene una sala con diferentes sillones donde aguardan turno los comensales antes de pasar a la mesa. Ahí hay otro cartel que deja también muy claras las cosas: “Cal Jepet es un restaurante. No es una sala de juegos infantiles. Los menores deben de estar siempre acompañados por un adulto. La zona de sofás es para sentarse. La empresa no se hace responsable de la mala conducta de los menores que acabe con daños. Gracias por su comprensión y educación”.
Al sentarse en la mesa a los comensales de Cal Jepet les aguarda aún un último mensaje. Está escrito en la misma carta y reza: “Para que todos podamos hablar y comer con tranquilidad, por favor controlad a vuestros hijos”.
Olga afirma que “la mayoría de nuestros clientes agradecen estas indicaciones y hemos conseguido, con las familias con niños mas revoltosos de lo normal, que sus padres estén más pendientes de ellos para evitar gritos y carreras por el comedor”. Así que todos parecen estar contentos y mientras todo el mundo se comporte de forma educada y no moleste no hay ningún problema. Hasta se premia a los niños más educados con regalos.
Olga no niega, en embargo, que si ella pudiera elegir “colgaría mañana mismo el cartel de solo adultos”. Pero eso podría ser considerado, con la actual norma, como una discriminación. Así que en este restaurante se ha optado por estos carteles con mensajes indirectos pero que dejan las cosas muy claras y una oferta gastronómica que no incluye en la carta un menú infantil.
Todo lo contrario a lo que ocurre en un negocio de comida japonesa con locales en el barrio del Born de Barcelona y la comarca del Maresme. Su publicidad es también muy explicita, pero en sentido opuesto a la oferta de Cal Jepet. En la página web de este negocio puede leerse: “Papá y mamá, relajaros... mientras vosotros disfrutáis de un delicioso plato caliente exótico en Doble Zeroo Born y Doble Zeroo Maresme, yo me quedo jugando en Kodomoo, mi espacio infantil…”
Doble Zeroo apostó hace ya diez años por dirigir su oferta a las familias con niños, recuerda Judith, una de sus propietarias. Han habilitado en sus restaurantes espacios gratuitos (abiertos los fines de semana y días festivos) donde los niños juegan con monitores que los cuidan mientras los padres disfrutan de la comida con tranquilidad.
Aquí sí que hay menú infantil y tal y como añade Judith la apuesta por captar a este tipo de público “nos está dando muy buenos resultados”.
Queda claro, por lo tanto, que hay oferta para contentar a todo tipo de públicos y que al final todo ese debate de ¿con niños o sin niños? puede resolverse aplicando sólo el sentido común y acertando en la elección del restaurante.
Una masía que deja claro que no es un parque infantil y un local que tiene un espacio para jugar