La Vanguardia

Y tras Bolt, un niño

Jakob Ingebrigts­en revuelve los principios del atletismo: con 17 años, fue campeón europeo de 1.500 y 5.000

- SERGIO HEREDIA

Nos vamos al Estadio Olímpico de Londres. Estamos a mediados de agosto del 2017. Yohan Blake le entrega el testigo a Usain Bolt, el último relevista. Es el 4x100. Los jamaicanos van retrasados, y el público no aguanta: se pone en pie. Se espera otra proeza de Bolt. La última. Él mismo lo ha hecho público: correrá en Londres, y luego adiós.

Bolt arranca, estira la zancada, avanza unos pasos. Voceamos y al instante, enmudecemo­s. Bolt se ha desplomado. Se ha reventado el isquiotibi­al. Tumbado sobre el tartán, se maldice.

Ganan los ingleses. Mientras Gemili, Mitchell-Blake y los otros celebran su título mundial, nadie les presta atención. Vaya paradoja. Has logrado un inesperado oro, en casa, ante tu público, y las gradas te ignoran: contemplam­os a Bolt, que bocabajo se retuerce.

Aquí se acaba el sueño. Desaparece un atleta decisivo, un icono de los últimos años, tal vez el más importante de la historia. Hemos asistido a un final épico, con tintes melodramát­icos. Cuánto nos ha dado Bolt. Y ahora ¿qué?

La IAAF se asoma a las pistas del mundo. ¿Qué hay por ahí? En Sudáfrica está Wayde van Niekerk, maravillos­o cuatrocent­ista, en estos momentos una incógnita. Se rompió la rodilla derecha en octubre del 2017, en un partido benéfico de rugby, y en estas semanas apenas empieza a asomar la cabeza.

–Va bien, ya apenas siento algunas molestias –cuentan en las redes Van Niekerk y su entrenador­a, Ans Botha.

Pero claro: se ha tenido que reconstrui­r una rodilla.

De Estados Unidos llegan voces nuevas. Suena gente como Michael Norman o Noah Lyles. Del Caribe, el gran Juan Miguel Echevarría. Dicen de él que romtsen, perá la barrera de los nueve metros en la longitud. En África tenemos a la estupenda Caster Semenya y al eterno Eliud Kipchoge. ¿Bajará de las dos horas en el maratón?

¿Y qué hay de Europa?

( ...)

En Europa están los Ingebrig- esos hermanos que vienen de Noruega y parecen una banda de música pop.

Este es el momento en el que veremos los límites de Jakob Ingebrigts­en: este año se celebran los Mundiales en Doha, sus primeros Mundiales como sénior.

El evento se registrará entre y octubre. Hace demasiado calor en agosto. A cuarenta grados centígrado­s a la sombra, ¿qué va a ser de los maratonian­os?

Este es el momento en el que Jakob Ingebrigts­en (18) saldrá de la burbuja europea, esa que tan bien domina, para asomarse al mediofondo mundial. Allí le esperan los kenianos y los etíopes. Y también sus hermanos mayores, los otros Ingebrigts­en, Henrik (27) y Filip (25), sus compañeros de entrenamie­nto en Sandnes, al sur de Noruega, con vistas al Atlántico. Esa es la imagen: les vemos bromeando ante la cámaseptie­mbre

EL FUTURO DE INGEBRIGTS­EN La IAAF se frota las manos ante un adolescent­e europeo: se le ve un icono, como Coe, Farah o Koch

LA CONSOLIDAC­IÓN

Los Mundiales de Doha, en octubre, marcarán sus límites: ¿será capaz de superar a los africanos?

WAYDE VAN NIEKERK

El presunto sucesor de Bolt es hoy una incógnita: se rompió una rodilla el 2017 y no ha vuelto a competir

ESTADOS UNIDOS

Desde el otro lado del charco llegan nuevos nombres: suenan Michael Norman y Noah Lyles

ÁFRICA

Eliud Kipchoge y Caster Semenya muestran los poderes de África: su liderazgo es incuestion­able

ra, buscando respuestas, escrutando a Jakob, el pequeño. ¿Dónde está el secreto? ¿Cómo es posible que Jakob, cuando aún era un crío de 17 años, se apropiara de los títulos europeos de 1.500 y 5.000 m, el verano pasado en Berlín?

Aquel episodio acabó abriendo un debate en las redes. ¿Qué está haciendo Gjert Ingebrigts­en, el padre y el entrenador de las criaturas (en total son siete hermanos: Ingrid, de once años, también corre...)? ¿Cómo ha logrado que cada uno de sus tres hijos haya ganado un título europeo de 1.500 m? ¿Acaso está quemando las etapas de Jakob? ¿No está yendo todo demasiado rápido? ¿Qué será del fenómeno, pongamos, a los 25 años? ¿Seguirá ahí?

El debate es estéril, en realidad, y no tiene demasiado sentido. La realidad es que importa bien poco. A sus 17 años, Jakob Ingebrigts­en ya había logrado algo que ningún otro atleta europeo había conseguido nunca: el doblete 1.500-5.000.

A partir de ahí ¿qué más da dónde vaya a estar en unos años?

¿Acaso no es suficiente con lo que ya ha hecho...?

Todo este asunto tiene maravillad­a a la gente de la IAAF, que se frota las manos. Por fin recibe noticias positivas: no todo va a ceñirse al dopaje de Estado ruso, todavía vetado para los grandes eventos internacio­nales. O a las sospechas que se ciernen sobre Kenia, ahora que hemos sabido que Asbel Kiprop, uno de sus talentazos, también hacía trampas. O al adiós de Usain Bolt.

Jakob Ingebrigts­en es una rareza, uno de esos casos dignos de estudio, alguien que trascender­á en el tiempo. Posiblemen­te, un europeo universal. Como sir Coe, Cram y Ovett. Como Heike Dreschler, Daley Thompson, Marita Koch, Fanny Blankers-Koen, Valery Borzov, Emil Zatopek, sir Mo Farah...

Sólo falta que siga rompiendo los moldes. Por ejemplo, ¿podrá con los africanos?

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En observació­nHenrik Ingebrigts­en, el mayor de la saga, y Filip, el mediano (derecha), observan a Jakob, el pequeño, el fenómeno que ha llegado para romper los parámetros en el atletismo
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JON OLAV NESVOLD / EFE

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