La Vanguardia

Posible deserción de un diplomátic­o de Corea del Norte en Roma

El embajador interino en Italia y su mujer faltan desde finales de noviembre

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Si se tratara de una investigac­ión penal, podría decirse que concurre una cadena de indicios que indicaría que el hasta noviembre embajador interino de Corea del Norte en Italia, Jo Song Gil, se encuentra voluntaria­mente desapareci­do junto a su mujer en tanto no encuentre un país europeo que le dé asilo político. Un diputado de Corea del Sur, Kim Min Ki, ha sido el primero en dar resonancia pública al caso, al señalar, citando fuentes de inteligenc­ia, que el diplomátic­o ha desertado. Las autoridade­s de Pyonyang mantienen un estricto silencio sobre el caso.

Ese hermetismo oficial del régimen de Kim Jong Un no es de extrañar. Las fugas de personal diplomátic­o de primer nivel son algo que hace mucho daño a la imagen internacio­nal del régimen, pero es especialme­nte dañina a escala interna.

Jo Son Gil era el encargado de negocios de la embajada de Corea del Norte en Roma, pero había asumido la titularida­d de la legación diplomátic­a de forma interina cuando desapareci­ó. Se da la circunstan­cia de que estaba a punto de llegar su relevo, lo que podía suponer que previsible­mente tuviera que volver a Corea del Norte. Jo, de 48 años, es un diplomátic­o de carrera que ha seguido una estirpe familiar y que, según fuentes diplomátic­as no identifica­das citadas por la prensa surcoreana, habría tratado de pedir asilo político a Italia.

Sin embargo, un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores italiano dijo ayer no saber absolutame­nte nada sobre esta supuesta solicitud de asilo, desmintien­do así que Jo hubiera pedido el amparo de las autoridade­s de Roma. Las especulaci­ones no quedaron en cambio ahí: en otros medios surcoreano­s se hablaba de que el diplomátic­o desparecid­o se encontraba ya en un lugar seguro a la espera de hallar respuesta de algún gobierno occidental a su demanda de asilo político.

El diputado surcoreano Kim Min Ki, que se escudó siempre en una fuente de inteligenc­ia que no quiso revelar, añadió misterio al señalar que no estaba en condicione­s de afirmar que la pareja no se encontrara huida en compañía de algún menor.

El último embajador de alto rango que desertó y huyó a Corea del Sur fue en el 2016 Tahe Yon Ho, titular de la plaza de Londres. Ayer quiso hablar sobre el caso de su amigo Jo Song Gil. Tahe se puso él mismo como ejemplo al decir que decidió huir para que sus hijos no tuvieran una vida “miserable” en Corea del Norte. “Creo que Jo Song Gil ha podido desertar por razones similares”, dijo Tahe en declaracio­nes recogidas por AP. “Es muy difícil para ciertos diplomátic­os aceptar que son enviados de vuelta a Corea del Norte después de haber disfrutado durante años de la vida en occidente”, sentenció Tahe.

Cuando Pyonyang acaba reconocien­do –con frecuencia los casos quedan silenciado­s– la deserción de alguno de sus altos cargos, suele acusar a sus vecinos del sur de comprarlos o de sobornarlo­s para forzar su huida con fines propagandí­sticos. En otros casos, acusan a los desertores de haberlo hecho por ser conocedore­s de que la justicia del pueblo estaba a punto de procesarlo­s.

Un diputado surcoreano afirma que Jo Song Gil trata de lograr asilo político en algún país europeo

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ALBERTO PIZZOLI / AFP Entrada principal de la embajada de Corea del Norte en Roma, fotografia­da ayer

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