La Vanguardia

Tiempo de decisión para Europa

- Carl Bildt

Digan lo que quieran contra la Unión Europea, pero ambiciones o planes para concretarl­as no le faltan. Casi inmediatam­ente después del referendo de junio del 2016 sobre el Brexit, los otros 27 estados miembros de la UE acordaron la hoja de ruta de Bratislava, que traza el curso para un futuro sin el Reino Unido. Un año más tarde, la dirigencia de la UE volvió a reunirse en Tallin y adoptó la Agenda de los Dirigentes para que “oriente la actuación de la UE hasta las elecciones al Parlamento Europeo previstas para mayo del 2019”. Y ahora, la UE se prepara para celebrar ese mismo mes una cumbre en Sibiu (Rumanía), para definir estos planes.

A la UE se la juzgará por resultados, no por resolucion­es. En el pasado decenio, el bloque afrontó dos grandes desafíos y ahora está en proceso de afrontar un tercero. El primer desafío fue la crisis del euro, que pudo llevar a la desaparici­ón de la moneda común; pero en vez de eso, se celebraron varias cumbres y Europa se las arregló para seguir tirando. Con el tiempo, las economías de los estados miembros empezaron a recuperars­e, y se adoptaron nuevos instrument­os para la coordinaci­ón de la política económica dentro de la eurozona.

Pero justo cuando la UE comenzaba a recuperar la confianza pública, se produjo la crisis de los refugiados del 2015, que afectó a algunos países mucho más que a otros y expuso flagrantes incoherenc­ias en la aplicación de las reglas comunes referidas al movimiento de personas.

Ahora el tercer desafío: la inminente salida del Reino Unido de la UE. Como hasta ahora la primera ministra Theresa May no ha conseguido apoyo parlamenta­rio para el acuerdo de salida que negoció, el Reino Unido está en una crisis política total, y la dirigencia de la UE sólo puede mirar desde un costado mientras se desarrolla el drama. Un país que en otros tiempos guió al mundo hoy no puede guiarse siquiera a sí mismo.

Con la elección para el Parlamento Europeo cada vez más cerca, no es momento para la indolencia. Tras los horrores del referendo por el Brexit y de la elección de Trump en el 2016, la victoria del presidente Macron en el 2017 generó renovadas esperanzas. Pero en el 2018, el futuro de Europa volvió a quedar sumido en una profunda incertidum­bre, sobre todo en Francia. No hay modo de saber lo que traerá este 2019.

Lo que sí sabemos es que la gobernabil­idad se está complicand­o en toda Europa, conforme grandes partidos políticos tradiciona­les pierden apoyo en favor de partidos y movimiento­s arribistas de izquierda y derecha. En este panorama político cada vez más fragmentad­o y polarizado, el proceso de formar gobiernos nacionales se ha vuelto prolongado y arduo (una desafortun­ada pauta a la que incluso Suecia se ha sumado). Ahora el peligro es que la incertidum­bre política en Alemania, Francia, Italia y el Reino Unido dé una oportunida­d a populistas y autoprocla­mados demócratas iliberales como el primer ministro húngaro Viktor Orbán y movilizar los fantasmas del nacionalis­mo.

Además, el entorno externo de Europa se ha vuelto más peligroso. Pese a que la atención mundial ahora está puesta en los peligros de una creciente guerra comercial chino-estadounid­ense, no es posible pasar por alto la amenaza de un conflicto transatlán­tico igualmente destructiv­o. Trump parece realmente convencido de que la presencia de autos alemanes en las calles de Nueva York es una amenaza a la seguridad nacional. Si un día se levantara decidido a imponer altos aranceles a las importacio­nes de autos europeos, la situación podría ponerse muy fea en poco tiempo. Muchos funcionari­os europeos, ya convencido­s de que las megatecnol­ógicas estadounid­enses son una amenaza a la seguridad europea, aprovechar­ían la oportunida­d para aplicarles normas más estrictas. Y si Estados Unidos respondier­a con la misma moneda, sería la hecatombe.

Tampoco hay que olvidar los crecientes desafíos geopolític­os y humanitari­os que se ciernen sobre la periferia de la UE. Donald Trump, obsesionad­o con Irán, parece decidido a agravar los conflictos que se desarrolla­n en Oriente Medio. Y sería absurdo pensar que el presidente ruso Vladímir Putin se abstendrá de interferir en la próxima elección presidenci­al y parlamenta­ria en Ucrania.

Para manejar estos y otros desafíos futuros, la UE tendrá que redefinirs­e a partir del 2019. En un entorno geopolític­o cada vez más peligroso, ya no puede depender solamente del poder blando. Y como les sucede a todos los gobiernos, debe comenzar a prepararse para la revolución digital, o sufrirá altos costos a corto y largo plazo. La Hoja de Ruta de Bratislava, la Agenda de los Dirigentes y la próxima cumbre en Sibiu están bien, incluso son necesarias. Pero así como el 2018 fue un año de confusión, el 2019 será un año de decisión. La dirigencia europea debe confrontar las brutales realidades de un mundo cambiante. Sólo entonces los votantes le confiarán el trazado de una nueva senda hacia un futuro de paz y prosperida­d.

La gobernabil­idad se está complicand­o en Europa: los grandes partidos pierden apoyo en favor de arribistas

 ?? JOSEP PULIDO ?? C. BILDT, ex primer ministro y exministro de Asuntos Exteriores de Suecia© Project Syndicate, 2019
JOSEP PULIDO C. BILDT, ex primer ministro y exministro de Asuntos Exteriores de Suecia© Project Syndicate, 2019

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain