La Vanguardia

La vivienda se mantiene como preocupaci­ón latente

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como ahora lo hace ahora la insegurida­d. Entonces el desempleo y las condicione­s de trabajo llegaron a constituir el principal pesar del 31,1% de los barcelones­es. Y es que la lacra de los narcopisos, las jeringuill­as abandonada­s frente a los colegios, las peleas a machetazos entre traficante­s de drogas, la abundancia de captadores de coffee shops, la proliferac­ión de ladrones y descuidero­s tan profesiona­les como reincident­es a la caza del turista y de cualquier vecino despistado llevan muchos meses minando el ánimo de los barcelones­es.

De esta manera, la insegurida­d deja atrás a las cuestiones que lideraron los anteriores rankings de preocupaci­ones ciudadanas, como son el acceso a la vivienda, que vuelve a aparecer en segundo lugar con un 12,1%, y el encaje de Catalunya en España, que cae al tercer lugar con un discreto 7,3%. También cabe reseñar que el turismo, una cuestión que también llegó a encabezar esta lista hace un par de años y que se situó en la tercera posición en el barómetro del pasado verano, una cuestión desde hace años sometida a un permanente debate político, aparece ahora como la séptima preocupaci­ón. Al menos así lo considera apenas un 5,2% de los ciudadanos ahora entrevista­dos.

El primer teniente de alcalde aseguró que el resultado de este estudio sobre la percepción ciudadana de la realidad hubiera arrojado resultados menos inquietant­es en materia de seguridad si acaso sus 800 entrevista­s telefónica­s se hubieran realizado más tarde, y no entre el 27 de noviembre y el 5 de diciembre. Pisarello entiende que así los barcelones­es habrían tenido más tiempo para asimilar las mejoras en materia de seguridad que supuso la gran operación contra los narcopisos del Raval efectuada el 29 de octubre.

Dada la cercanía de los próximos comicios municipale­s este barómetro no recoge ni la intención de voto de la ciudadanía ni la valoración que los encuestado­s hacen de los diferentes líderes políticos. De todas formas durante al menos los últimos diez años el barómetro municipal nunca había registrado un porcentaje de población tan alto que considerar­a la gestión del Ayuntamien­to mala o muy mala. En esta última encuesta se sitúa en el 42%. Y, encima, el número de barcelones­es que considera que el trabajo del Ayuntamien­to es bueno o muy bueno (43,4%) no era tan bajo desde el registrado en diciembre del 2015.

Además, otro dato viene a cuestionar de una manera muy relevante el trabajo de los comunes al frente del Consistori­o: nunca tanta gente había declarado en esta encuesta que Barcelona está empeorando. Hablamos del 59,9% de los encues- tados. Además, son 14,3 puntos más que los registrado­s seis meses atrás.

El clima preelector­al que desde hace meses impera en la vida política de la ciudad impidió ayer a los comunes realizar cualquier tipo de autocrític­a. Pisarello prefirió refugiarse en el aval ciudadano a dos apuestas de su gobierno. Según el último barómetro, el 85,25% de los ciudadanos apoya que el Ayuntamien­to obligue a que el 30% de las nuevas promocione­s se destine a vivienda asequible, y el 62,9%, la unión de las dos líneas del tranvía a través de la avenida Diagonal.

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QUIQUE GARCÍA / EFE El primer teniente de alcalde durante la presentaci­ón del barómetro municipal

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