La Vanguardia

Massagran muere dos veces

RAMON FOLCH I CAMARASA (1926-2018) Escritor, traductor y guionista de cómics

- MAGÍ CAMPS

Toda la vida oyendo decir que era hijo de Josep Maria Folch i Torres, Ramon Folch i Camarasa, noveno hijo del gran cuentista, ha sido un referente de la cultura catalana de la segunda mitad del siglo XX. El escritor y traductor murió el miércoles en el hospital de Mollet del Vallès de un ictus isquémico.

Nacido en Barcelona el 30 de octubre de 1926, Folch i Camarasa perteneció a la última generación de antes de la Guerra Civil que se formó bajo los principios de la Renaixença cultural. Su obra ha sido ingente y de una dimensión cultural importante, especialme­nte en su vertiente de traductor. Con el propósito de dotar a la lengua catalana de versiones de las obras universale­s, se estrenó con el Diari d’Anna Frank en 1959.

A continuaci­ón tradujo Un món feliç, de Huxley, Homenatge a Catalunya, de Orwell, historias de Graham Greene y también versionó Faulkner, Fitzgerald, Hemingway, Nabokov, Mailer... Género negro de autores como Simenon, Chandler, Christie y Highsmith, y tuvo tiempo, hasta llegar a los doscientos libros traducidos, de poner en catalán ensayos de grandes pensadores como Marx, Engels, Sartre, Russell y Aranguren.

Pero antes que traductor fue escritor, y su obra se vio reconocida con los premios más importante­s de la literatura catalana. Con un centenar de títulos, en 1954 empezó la carrera con Camins de ciutat. Tres años más tarde, en 1957, con la novela La maroma ganó el Joanot Martorell, y en 1960 fue reconocido con el premio Víctor Català por La sala d’espera. Aún tenían que llegar el Sant Jordi, en 1964, con La visita, y el premio Ramon Llull, en 1982, con Sala de miralls. Nueve años más tarde, con una novela llena de humor y sátira, como se define el premio Pere Quart, lo ganó con Manual del perfecte escriptor mediocre. Y en 1997, el premio Sant Joan con Testa de vell en bronze.

De su estilo, Miquel Dolç escribió en 1968 en estas páginas: “Brevedad en la fraseologí­a, nitidez en las fórmulas sintáctica­s, presencia normal del diálogo, siempre fluido y coherente”. El crítico Julià Guillamon, que lo entrevistó en el 2011, le preguntó: “Cuando escribe, ¿en qué clientela piensa?”. Y él respondió: “En gente como yo”.

A pesar de su obra de carácter fundamenta­l, caracteriz­ada por la naturalida­d, Folch i Camarasa es conocido del gran público por haber sido el guionista de los álbumes de Massagran, el joven marinero que, como una especie de antihéroe, consigue solucionar los problemas con ingenio. El personaje, creado por su padre en las páginas de la revista En Patufet, se convirtió en cómic gracias a sus guiones y a los dibujos de Madorell, inspirados en los que había hecho Junceda. Las Aventures extraordin­àries d’en Massagran se publicaron en 15 álbumes y acabaron convirtién­dose en dibujos animados para la televisión.

Ramon Folch i Camarasa estudió Derecho y lo alternó con algunos trabajos del mundo editorial, como la corrección de pruebas de imprenta para la editorial Janés, donde acabó trabajando y se inició como traductor. En 1970 se estableció en Ginebra y trabajó de traductor para la Organizaci­ón Mundial de la Salud, sin dejar nunca de lado su obra literaria. En 1995 consiguió montar la Fundació Folch i Torres en el castillo de Plegamans, donde reunió la obra de su padre y de sus tíos que colaboraro­n en la revista En Patufet. Su obra fue reconocida con la Creu de Sant Jordi en 1986.

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MANÉ ESPINOSA

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