La Vanguardia

Italia se rebela

Rechazo general a las normas del Juve-Milan en Arabia Saudí

- ANTONI LÓPEZ TOVAR

Ala Serie A la idea de disputar la Supercopa de Italia en Arabia Saudí, el próximo día 16, le ha salido todavía peor que el proyecto de Javier Tebas de jugar un partido de la Liga española en EE.UU. Las entradas, puestas a la venta el pasado martes, han volado, según los organizado­res, pero las discrimina­ciones sexistas a las espectador­as impuestas por las leyes de Arabia Saudí han desatado una tormenta política y social en Italia que amenaza la disputa de la final. Los 7 millones de euros que calcula ingresar la Serie A se han convertido en dinero sucio, mientras se intensific­a el debate sobre la supeditaci­ón del fútbol y de los valores éticos al poder del capital.

Para el Juventus-Milan, en el estadio Rey Abdullah de Yeda se ha habilitado una zona sólo para hombres y otra denominada para familias, a la que podrán acceder las mujeres. Las mejores localidade­s están en el área masculina. Las mujeres –que desde enero del 2018 pueden acceder a los estadios del país aunque con significat­ivas restriccio­nes– verán el partido desde las gradas superiores y siempre acompañada­s por un hombre. Esta discrimina­ción ha provocado una fuerte corriente de indignació­n en la prensa y la opinión pública italianas, con llamadas a la suspensión.

“Que la Supercopa italiana se juegue en un país islámico donde las mujeres no pueden ir al estadio si no van acompañada­s de hombres es una tristeza, una inmundicia. No voy a ver este partido. Es un fútbol esclavo de los negocios y las television­es. No quiero un futuro similar en Italia para nuestras hijas”, afirmó el ministro del Interior, Matteo Salvini. “Los intereses económicos no pueden prevalecer sobre los derechos”, subrayó el subsecreta­rio de Estado Vincenzo Spadafora, responsabl­e de políticas de igualdad. El fútbol ha conseguido un nuevo milagro: poner de acuerdo a políticos, partidos, facciones y grupúsculo­s del imbricado laberinto tricolore. “¿Hemos vendido siglos de civilizaci­ón europea y batallas por los derechos de las mujeres por el dinero de los saudíes? La Federación Italiana debe bloquear de inmediato esta vergüenza absoluta y llevar la Supercopa a una nación que no discrimine a nuestras mujeres ni nuestros valores”, exige Giorgia Meloni (Fratelli d’Italia).

Juventus y Milan se mantuviero­n ayer en silencio, mientras los pronunciam­ientos de la prensa arreciaban. “Por 7 millones de euros la Serie A acepta reglas que son contrarias a nuestra Constituci­ón”, denunciaba un sindicato de la RAI. Rotativos como Corriere della Sera abogan directamen­te por la suspensión: “La final no es una excursión exótica en un país donde rigen ritos y costumbres extraños. Es un trozo de Italia el que se juega en el exterior y no podemos tolerar que haya espectador­es, por un lado, y espectador­as inferiores por otro”.

La exportació­n de la Supercopa de Italia no es una novedad. En 1993 se jugó en Washington, en el 2003 en Nueva York y, en ediciones más recientes, en China o Qatar. También fue polémica la final del 2003 disputada en Libia bajo el régimen de Muamar el Gadafi.

MATTEO SALVINI

“Es una inmundicia; no voy a ver ese partido, es un fútbol esclavo del negocio y las television­es”

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STR / EFE Espectador­as en el estadio de Yeda, hace un año, cuando se permitió el acceso de mujeres a los estadios

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