La Vanguardia

Una barbaridad cada noche

Harden suma su quinto partido seguido con 40 o más puntos y somete a los Warriors

- JUAN B. MARTÍNEZ

En la distancia corta James Harden impone. Y no sólo por la barba que le ha hecho célebre y que le ha permitido tener un apodo. También causa respeto por una mirada penetrante y una voz profunda. Si fuera de la cancha no está para bromas, dentro tampoco. En la pista hace tiempo que se ha ganado los aplausos y la fama. Nombrado mejor jugador de la NBA la pasada temporada tras haberse proclamado máximo anotador de la competició­n, el base de los Houston Rockets vive en plena fiebre de aciertos. Ante los campeones, los Golden State Warriors, volvió a protagoniz­ar una exhibición, y no de cara a la galería, sino decisiva. Quedaban 2,7 segundos para el final de la prórroga en Oakland. El balón estaba en sus manos. El conjunto texano perdía por dos. Todo el mundo sabía que Harden se la jugaría y Green y Thompson se lanzaron a por él. Pero no hubo manera. La Barba se elevó y clavó su décimo triple de la noche para firmar el triunfo de Houston por 134-135.

Harden acabó con 44 puntos y rubricó su quinto partido consecutiv­o anotando 40 o más, algo que habían conseguido antes Wilt Chamberlai­n (protagoniz­ó dos rachas de 14), Michael Jordan, Kobe Bryant, Jerry West, Allen Iverson y Elgin Baylor. Pero es que además es el noveno encuentro seguido en el que alcanza mínimo los 35 y el undécimo al hilo en el que rebasa la barrera de los 30. Muchas veces se ha acusado al base de acaparar demasiado juego y de ser un chupón pero él lo desmiente cuando a los puntos añade asistencia­s y rebotes. 15 y 10 para ser exactos ante Golden State para lograr un triple doble de mucho mérito.

De la mano de su estrella, los Rockets presumen de haber ganado once de sus últimos doce partidos y es que cuando Harden está caliente todo se torna más sencillo para Houston y para su entrenador, Mike d’Antoni, un adalid del juego relámpago, tan ofensivo como en ocasiones precipitad­o. “Me deja hacer lo que yo quiero. Es un gran comunicado­r. Lo que quieres cuando juegas para él es hacerle feliz”, dice Harden sobre su entrenador.

Lejos quedan ya los tiempos en los que La Barba vivía a la sombra de Kevin Durant y Russell Westbrook en Oklahoma. Entonces fue escogido como mejor sexto hombre de la liga pero no quería quedarse en eso, en sólo un revulsivo con buena mano. Por eso forzó para salir de allí, porque deseaba probarse a sí mismo si valía para ser el líder de una franquicia. Lo ha demostrado con creces. Ahora le falta cazar algún anillo. La temporada pasada los Warriors eliminaron a los Rockets en el séptimo partido de la final del Oeste. A sus 29 años todavía le queda tiempo para conseguirl­o.

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BEN MARGOT / AP James Harden anotó 10 triples

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