La Vanguardia

La metamorfos­is andina

Una excursión de un día desde Huaraz, meca del alpinismo peruano, permite ascender el nevado Mateo, un pico sin complicaci­ones técnicas

- ROSA M. BOSCH

Desde Huaraz, el punto de partida hacia multitud de montañas de más de 5.000 metros de la Cordillera Blanca, se puede coronar el nevado Mateo en una excursión de un día. Esta cumbre de poco más de 5.100 metros no esconde dificultad­es técnicas y muchos alpinistas la utilizan para aclimatar de cara a picos más exigentes, como el Alpamayo, el Quitaraju o el Huascarán –la cima más alta de Perú–, entre muchos otros.

El equipo femenino de alpinismo (EFA)de la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada (Fedme) subió esta cumbre el verano pasado para preparar sus siguientes ascensione­s andinas. “A las cuatro o cinco de la mañana cogimos un taxi que nos dejó en el parking del nevado Mateo, a 4.680 metros. Tardamos cuatro horas en alcanzar la cima”, explica Esther Simón, una de las integrante­s del EFA. Simón detalla que emplearon dos horas menos de las habituales seis en superar los 412 metros de desnivel hasta el punto mas alto . Por la tarde ya estaban de vuelta a Huaraz.

Simón añade que sólo había nieve en los últimos 200 metros, un tramo “técnicamen­te fácil que no requiere escalar, sólo el uso de crampones y piolets”.

Uno de los mejores alpinistas del panorama internacio­nal, Oriol Baró, de la Vall de Boí, que acompañó a esta expedición, ha constatado los importante­s cambios que ha sufrido la Cordillera Blanca a causa del cambio climático. “Fui por primera vez en el 2002 y desde entonces los accesos a las paredes de escalada son mucho más complicado­s, hay vías que han desapareci­do, los glaciares han retrocedid­o, están rotos”, comenta Baró a La Vanguardia.

La Cordillera Blanca, un paraíso con infinitos picos nevados de más de 5.000 metros, es un destino muy solicitado tanto para la flor y nata de la escalada como para senderista­s. Agencias y tiendas ofrecen al viajero todo lo que necesita para afrontar ascensione­s exigentes o circuitos moderados. La época más propicia es a partir de mayo, cuando ya ha finalizado la estación de lluvias (de noviembre a marzo).

El veterano Jordi Pons, uno de los padres del alpinismo catalán junto con Josep Manuel Anglada, subrayaba ayer que “lo que antes eran rutas fáciles ahora son más complejas debido al calentamie­nto global. Esas cornisas de hielo con formas excepciona­les tan caracterís­ticas han ido desapareci­endo desde la década de los 60, cuando fui a la Cordillera Blanca por primera vez.”

Diferentes estudios indican que la tasa de recesión de los glaciares de esta zona andina aumentó hasta el 0,81% anual en el periodo 19902009. Entre 1970 y el 2003 la superficie glaciar menguó un 27%.

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CEDIDA ESTHER SIMÓN Simón (centro), con compañeras del EFA, en la cima del nevado Mateo

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