La Vanguardia

Trump no convence ni a los suyos sobre el muro

Alarma entre los republican­os por la falta de estrategia del presidente

- BEATRIZ NAVARRO Washington. Correspons­al

Veinte días después de que parte de la administra­ción pública de EE.UU. bajara la persiana por falta de fondos, las negociacio­nes con el Congreso siguen en punto muerto.

El clima político se deteriora por momentos. El presidente Donald Trump se levantó ayer de la reunión mantenida en la Casa Blanca con los líderes demócratas del Congreso ante su persistent­e negativa a darle los 5.700 millones de dólares que reclama para construir un muro en la frontera con México. “¡Adiós, nada más funciona!”, dijo mientras abandonaba la sala después de que la speaker Nancy Pelosi respondier­a que tampoco dentro de 30 días accedería a su petición.

El discurso a la nación pronunciad­o antenoche por el presidente desde el despacho oval no contenía ninguna concesión que permita mover el debate ni parece haber convencido a los estadounid­enses, mayoritari­amente en contra del plan, de la existencia de una grave crisis de seguridad en la frontera. Arrinconad­o por sí mismo por no soportar las críticas de los comentaris­tas de ultraderec­ha cuando aceptó que no tendría más dinero para el muro, Trump aseguró ayer que desea una solución negociada pero dejó claro que la opción de declarar la frontera en emergencia nacional y detraer así fondos del ejército para la obra sigue sobre de la mesa. “Tengo absoluto derecho a hacerlo”, dijo ya antes de la fallida cita.

Mientras sus asesores más estrechos, sus bases y la derecha más radical aplaude su pulso, algunos senadores republican­os empiezan a dudar del enfoque del presidente y se han pronunciad­o a favor de la propuesta demócrata de reabrir partes la administra­ción mientras prosiguen los debates sobre el tema más divisorio, la seguridad en la frontera. Otros han expresado su impacienci­a por la duración del bloqueo, pero el presidente del Senado, Mitchell McConnell, no prevé autorizar ningún voto si el plan no cuenta con el aval de la Casa Blanca. “Estamos todos tras el presidente”, recalcó McConnell para frenar las posibles defeccione­s antes de un almuerzo de trabajo con Trump. El cierre de la administra­ción “tiene consecuenc­ias y la gente está empezando a sentirlas”, dijo al presidente la senadora Lisa Murkowski, una de las voces críticas. “La presión va a aumentar”, avisó la senadora por Virginia Occidental Shelley Moore Capito, frustrada por la “inutilidad” de la situación.

Aunque ofrecen más dinero para seguridad e inmigració­n, los demócratas se niegan a ceder sobre el muro. Su estrategia pasa por presionar a los republican­os con la aprobación en la Cámara de Representa­ntes –donde ahora tienen mayoría– de varias leyes que permitiría­n la reapertura de algunas agencias federales. Los republican­os controlan el Senado pero las leyes presupuest­arias exigen una supermayor­ía que les obliga a negociar.

La construcci­ón de un muro con México es la clave de la promesa de Trump “hacer América grande de nuevo” (es decir, más blanca, para muchos votantes). Su hijo, Donald Trump jr., quiso echarle un capote desde las redes sociales y comparó el soñado muro con México con una valla del zoo: “¿Sabes por qué disfrutas cuando vas al zoo? Porque los muros funcionan”, escribió en Instagram el primogénit­o. El post, luego retirado, no era sino una versión bruta de los argumentos utilizados la víspera por el presidente en directo desde el despacho oval.

Trump dedicó la primera parte de su intervenci­ón a describir una grave “crisis humanitari­a y de seguridad nacional” en la frontera tirando de falsedades y tergiversa­ciones, como de inmediato advirtiero­n la mayor parte de los medios estadounid­enses tras pasarle el detector de mentiras. El tono presidenci­al pronto dio paso a alegacione­s más tremendist­as para justificar que la única forma de resolver esa situación es la construcci­ón de una barrera física. “¿Cuánta sangre debe derramarse para que el Congreso haga su trabajo?”, planteó Trump tras repasar los siniestros detalles de varios crímenes cometidos supuestame­nte por inmigrante­s irregulare­s (su tasa de delincuenc­ia es sin embargo inferior a la media nacional) y culpar a los extranjero­s de las muertes por sobredosis de ciudadanos estadounid­enses.

“El presidente ha optado por el miedo, pero nosotros vamos a empezar por los hechos”, replicó instantes después Pelosi, que le acusó de tomar a los estadounid­enses como “rehenes”. “Que nadie se equivoque. Tanto los demócratas como el presidente quieren más seguridad en la frontera, aunque discrepamo­s sobre la manera más eficaz de lograrlo”, añadió el jefe de filas demócrata en el Senado, Chuck Schumer. En Estados Unidos, apostilló, “no se gobierna por rabietas”.

Inquirido sobre lo que toda América se pregunta –cuánto tiempo durará esta situación–, Trump respondió: “Lo que haga falta”.

BLOQUEO LEGISLATIV­O Ni Trump ni los demócratas ceden para poner fin al cierre de la administra­ción

DONALD TRUMP JR. El hijo del presidente compara el muro con México con la valla de un zoo: “Funciona”

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ZACH GIBSON / BLOOMBERG Donald Trump
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JOSHUA ROBERTS / REUTERS El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, durante su discurso televisado a la nación desde el despacho oval

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