Trump no convence ni a los suyos sobre el muro
Alarma entre los republicanos por la falta de estrategia del presidente
Veinte días después de que parte de la administración pública de EE.UU. bajara la persiana por falta de fondos, las negociaciones con el Congreso siguen en punto muerto.
El clima político se deteriora por momentos. El presidente Donald Trump se levantó ayer de la reunión mantenida en la Casa Blanca con los líderes demócratas del Congreso ante su persistente negativa a darle los 5.700 millones de dólares que reclama para construir un muro en la frontera con México. “¡Adiós, nada más funciona!”, dijo mientras abandonaba la sala después de que la speaker Nancy Pelosi respondiera que tampoco dentro de 30 días accedería a su petición.
El discurso a la nación pronunciado antenoche por el presidente desde el despacho oval no contenía ninguna concesión que permita mover el debate ni parece haber convencido a los estadounidenses, mayoritariamente en contra del plan, de la existencia de una grave crisis de seguridad en la frontera. Arrinconado por sí mismo por no soportar las críticas de los comentaristas de ultraderecha cuando aceptó que no tendría más dinero para el muro, Trump aseguró ayer que desea una solución negociada pero dejó claro que la opción de declarar la frontera en emergencia nacional y detraer así fondos del ejército para la obra sigue sobre de la mesa. “Tengo absoluto derecho a hacerlo”, dijo ya antes de la fallida cita.
Mientras sus asesores más estrechos, sus bases y la derecha más radical aplaude su pulso, algunos senadores republicanos empiezan a dudar del enfoque del presidente y se han pronunciado a favor de la propuesta demócrata de reabrir partes la administración mientras prosiguen los debates sobre el tema más divisorio, la seguridad en la frontera. Otros han expresado su impaciencia por la duración del bloqueo, pero el presidente del Senado, Mitchell McConnell, no prevé autorizar ningún voto si el plan no cuenta con el aval de la Casa Blanca. “Estamos todos tras el presidente”, recalcó McConnell para frenar las posibles defecciones antes de un almuerzo de trabajo con Trump. El cierre de la administración “tiene consecuencias y la gente está empezando a sentirlas”, dijo al presidente la senadora Lisa Murkowski, una de las voces críticas. “La presión va a aumentar”, avisó la senadora por Virginia Occidental Shelley Moore Capito, frustrada por la “inutilidad” de la situación.
Aunque ofrecen más dinero para seguridad e inmigración, los demócratas se niegan a ceder sobre el muro. Su estrategia pasa por presionar a los republicanos con la aprobación en la Cámara de Representantes –donde ahora tienen mayoría– de varias leyes que permitirían la reapertura de algunas agencias federales. Los republicanos controlan el Senado pero las leyes presupuestarias exigen una supermayoría que les obliga a negociar.
La construcción de un muro con México es la clave de la promesa de Trump “hacer América grande de nuevo” (es decir, más blanca, para muchos votantes). Su hijo, Donald Trump jr., quiso echarle un capote desde las redes sociales y comparó el soñado muro con México con una valla del zoo: “¿Sabes por qué disfrutas cuando vas al zoo? Porque los muros funcionan”, escribió en Instagram el primogénito. El post, luego retirado, no era sino una versión bruta de los argumentos utilizados la víspera por el presidente en directo desde el despacho oval.
Trump dedicó la primera parte de su intervención a describir una grave “crisis humanitaria y de seguridad nacional” en la frontera tirando de falsedades y tergiversaciones, como de inmediato advirtieron la mayor parte de los medios estadounidenses tras pasarle el detector de mentiras. El tono presidencial pronto dio paso a alegaciones más tremendistas para justificar que la única forma de resolver esa situación es la construcción de una barrera física. “¿Cuánta sangre debe derramarse para que el Congreso haga su trabajo?”, planteó Trump tras repasar los siniestros detalles de varios crímenes cometidos supuestamente por inmigrantes irregulares (su tasa de delincuencia es sin embargo inferior a la media nacional) y culpar a los extranjeros de las muertes por sobredosis de ciudadanos estadounidenses.
“El presidente ha optado por el miedo, pero nosotros vamos a empezar por los hechos”, replicó instantes después Pelosi, que le acusó de tomar a los estadounidenses como “rehenes”. “Que nadie se equivoque. Tanto los demócratas como el presidente quieren más seguridad en la frontera, aunque discrepamos sobre la manera más eficaz de lograrlo”, añadió el jefe de filas demócrata en el Senado, Chuck Schumer. En Estados Unidos, apostilló, “no se gobierna por rabietas”.
Inquirido sobre lo que toda América se pregunta –cuánto tiempo durará esta situación–, Trump respondió: “Lo que haga falta”.
BLOQUEO LEGISLATIVO Ni Trump ni los demócratas ceden para poner fin al cierre de la administración
DONALD TRUMP JR. El hijo del presidente compara el muro con México con la valla de un zoo: “Funciona”