Cuidar el empleo
EL empleo sufrirá este año el impacto de la desaceleración económica. Las previsiones de algunas entidades privadas, como el Índice Manpower Group, apuntan que el ritmo de creación de nuevos puestos de trabajo crecerá un 2,1%, porcentaje que contrasta con el 3,06% registrado en el 2018, que ha sido un gran año para el mercado laboral. Esto supondrá que se crearán 404.000 empleos, lo que constituye una cifra realmente importante, pero sensiblemente inferior a los 564.000 empleos del ejercicio recién terminado.
El menor ritmo de creación de empleo previsto para este año y el próximo, en que será menos acentuado, obliga al Gobierno y a los agentes sociales a un elevado grado de responsabilidad en la adopción de medidas que puedan afectar al mercado laboral. En este sentido, como hemos reclamado en varias ocasiones, resulta imprescindible mantener un elevado grado de seguridad jurídica en el marco laboral con objeto de preservar el clima de confianza que se ha generado en el ámbito de la contratación. Esto choca con la intención de los sindicatos de convocar movilizaciones este año para presionar al Gobierno con objeto de que derogue la reforma laboral que en su día impulsó el Partido Popular. Si bien esta reforma laboral puede ser mejorable en algunos aspectos, no cabe discutir los efectos beneficiosos que ha tenido en la creación de empleo en los últimos años. Por ello, si se plantea su reforma, debería hacerse con mucha prudencia.
El aspecto más criticado de la reforma laboral es que ha generado empleo precario, con elevada temporalidad y bajos niveles salariales. Esto es indiscutible. Pero se partía de una situación tan dramática en la que lo importante era poder crear empleo. Hoy en día, después de cinco años de recuperación económica, empiezan a mejorar los salarios, gracias a los acuerdos entre patronal y sindicatos, así como al aumento del salario mínimo, al tiempo que crece el número de contratos indefinidos, que subieron un 18% el año pasado debido a una mayor confianza empresarial.
En el informe citado anteriormente se destaca, en este sentido, que la tendencia de este año apunta hacia un empleo más estable, con mayor predominio de la jornada completa, y más cualificado. Así, se espera que la casi totalidad de los nuevos empleos corresponderá a niveles educativos medios y superiores. Por sectores, los mayores incrementos de empleo se darán en la construcción (+3,4%), la industria (+2,4%) y los servicios (+2%). No obstante, pese a esos incrementos, el empleo en la construcción todavía se situará a finales del 2020 un 54,4% por debajo de máximos registrados en el tercer trimestre del 2007. La industria, asimismo, estará casi un 13% por debajo de los máximos alcanzados en ese año.
Para poder atender la demanda de empleo más cualificado se hace preciso perfeccionar el actual sistema de formación profesional, que está pendiente de una reforma profunda, y especialmente de la llamada formación profesional dual, en la que los jóvenes pueden simultanear los estudios y el trabajo de acuerdo con las necesidades de las empresas. El impulso de este tipo de formación resulta imprescindible para contribuir a resolver el problema actual de falta de mano de obra cualificada que se detecta en varios sectores. El diálogo social debería dar prioridad a estos aspectos si se pretende mejorar la calidad del empleo y favorecer un modelo productivo de mayor valor añadido.
El objetivo prioritario del año que comienza, en cualquier caso, deberá ser cuidar el empleo por encima de todo, tanto en cantidad como en calidad, porque no hay que olvidar que el país tiene aún tres millones de parados.