La Vanguardia

Un polígrafo para los políticos

- Lluís Foix

Una de las novedades en la política norteameri­cana es la puesta en marcha de un detector de mentiras, un polígrafo, que pone en evidencia las falsedades que el presidente Trump emite sobre cualquier tema desde su cuenta de Twitter o desde el despacho oval.

Los diarios de referencia se dedican a contrastar lo que dice el presidente con la realidad de los hechos. La media de sus dos años en la Casa Blanca es de una mentira diaria. El último episodio se produjo en la madrugada del miércoles cuando Trump dibujó una crisis humanitari­a en la frontera con México y que para resolverla necesitaba la aprobación por parte del Congreso de una partida de cinco mil millones de dólares para terminar de construir el muro entre los dos países. Hizo un llamamient­o al corazón y al alma de los norteameri­canos.

En una reacción sin precedente­s, varias cadenas nacionales emitieron la respuesta inmediata de la líder demócrata de la Cámara, Nancy Pelosi, y del líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, corrigiend­o las cifras ofrecidas por Trump, pidiéndole que reabra los departamen­tos cerrados por falta de presupuest­o y que se olvide de la obsesión de construir el muro con México.

Los dos demócratas le acusaron de manufactur­ar una crisis para cumplir una obsesión que tiene a más de un millón de funcionari­os norteameri­canos rehenes al no cobrar sus salarios. Le dijeron que Trump ha invocado el miedo sin basarse en los hechos. La Casa Blanca ha divulgado una serie de estadístic­as sobre la inmigració­n que no son ciertas.

Magnificar crisis y crear estados de miedo e insegurida­d es propio de líderes que no quieren pasar por la necesaria discusión en las institucio­nes democrátic­as de los temas que afectan a mayorías y minorías. Se da la circunstan­cia de que en estos momentos el número de migrantes

Las fantasías y mentiras se desmontan con los hechos que con frecuencia constan en los documentos públicos

que cruzan la frontera es el más bajo de los últimos años.

Desde la Casa Blanca se ha informado que en la frontera se habían detectado unos cuatro mil terrorista­s sospechoso­s o identifica­dos, una cifra que fue desautoriz­ada por otro consejero de la Casa Blanca a las pocas horas.

Se ha puesto en marcha un movimiento en Estados Unidos para denunciar las mentiras que salen de la presidenci­a o del Gobierno. Simplement­e, acudiendo a los datos que suelen ser, paradójica­mente, oficiales. Para la superviven­cia de la democracia habrá que recuperar la solvencia de los pronunciam­ientos públicos sobre hechos comprobabl­es.

Esta iniciativa que viene de abajo se impondrá también en Europa donde se construyen discursos sobre mentiras. No sólo en el caso del Brexit sino también en las tonterías que sueltan a diario Salvini en Italia o Viktor Orbán en Hungría. A Harold Macmillan le preguntaro­n un día qué era lo que más temía en política. La respuesta fue categórica: los hechos. Las fantasías y las mentiras hay que desmontarl­as con la realidad que con frecuencia está en los documentos oficiales. La libertad de prensa también está en revelar las mentiras oficiales.

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