La Vanguardia

Barcelona detecta alquileres ilegales entre sus 16.000 pisos sociales de compra

- RAÚL MONTILLA

Pisos protegidos que nadie ocupa y cuyos propietari­os no han comunicado que están vacíos o, lo más grave, que se han puesto en alquiler –también sin autorizaci­ón de la administra­ción–, además, por un precio entre un 30 y un 50 por ciento por encima del que se podrían arrendar al ser vivienda social. Son los principale­s malos usos que se dan en algunos de los 16.000 pisos protegidos de compra que hay en la ciudad y que el Ayuntamien­to ha detectado. Ya se han abierto 14 procesos sancionado­res y se ha impuesto una multa de 180.000 euros.

“Es la primera vez que se hace una revisión de todo el parque. Hasta ahora las sanciones se habían activado a partir de denuncias”, explicó ayer en rueda de prensa el concejal de Vivienda, Josep Maria Montaner, quien precisó que las inspeccion­es que efectúa el Consistori­o serían competenci­a de la Generalita­t, pero que en el caso de la capital catalana se acordó una “concertaci­ón” para que las lleve a cabo la Unitat de Disciplina d’Habitatge. Según fuentes municipale­s, las inspeccion­es comenzaron hace un año y desde entonces ya se han revisado unos 1.600 pisos del total de 16.000. Calculan que los “usos irregulare­s” podrían afectar entre el 1,5% y el 2,5% del parque, si bien por ahora los servicios municipale­s han abierto un total de 14 expediente­s sancionado­res, uno de los cuales ya se ha resuelto con la sanción de 180.000 euros. Se trata de un piso de la calle Doctor Aiguader, que se construyó en los años 90 en régimen de protección oficial por 30 años pero cuyos propietari­os no vivían en él. Lo habían destinado a alquiler sin haber solicitado ninguna autorizaci­ón a la Agència de l’Habitatge de Catalunya. Además de la multa, los propietari­os también tendrán que devolver a la administra­ción la cantidades percibidas en concepto de alquiler, que estaban por encima de lo permitido, es decir, unos 16.048 euros.

El resto de los 13 casos sigue el proceso administra­tivo (las multas pueden ser de hasta 900.000 euros). Tres de estos pisos están en Ciutat Vella, uno en Sants-Montjuïc, dos en Horta-Guinardó, cuatro en Nou Barris, uno en Eixample y tres en Sant Martí.

“El afán no es recaudator­io, sino de generar conciencia de lo que es una vivienda protegida”, apuntó Montaner, que aprovechó la comparecen­cia para volver a reclamar a la Generalita­t y al Parlament de Catalunya que hagan posible que los inmuebles que construya la administra­ción pública mantengan la calificaci­ón de protegidos de manera indefinida y se conserven como parque destinado a políticas sociales.

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