Una ocasión perdida
El Espanyol desperdicia su ventaja de 0-2 en unos fatídicos cinco últimos minutos
Fríamente es un buen resultado para la vuelta, pero el 2-2 con el que el Espanyol se fue del Estadi de la Ceràmica es otro golpe. Una ocasión perdida por cómo llegó, en los últimos cinco minutos de juego, y por la incapacidad que acabó demostrando el equipo para mantener la cara ante un Villarreal que prácticamente no jugó a nada hasta esos últimos minutos.
Y eso que la apuesta blanquiazul, como había anunciado Rubi, fue firme. El técnico se decidió finalmente por un once en el que combinó a los menos habituales, como el lateral izquierdo del filial Pedrosa o Álex López, que ocupó el lugar de Marc Roca, con titulares fijos en la Liga como Borja Iglesias, que dejó en el banquillo a Puado. Asimismo, la pareja de David López en el eje de la defensa volvió a ser Óscar Duarte en lugar de Naldo. En el Villarreal, Luis García Plaza también apostó por un once reconocible pese a sus urgencias ligueras y repitió sólo tres hombres en el once inicial respecto a su último choque liguero en Ipurua. Eso sí, el recién llegado Iborra, fichaje estrella de este mercado de invierno, esperó su turno en el banquillo.
Había dicho en la previa el técnico blanquiazul que este partido era tan importante o más que uno de Liga. No tanto por avanzar en esta competición como por mantener una dinámica ganadora, tras romper con la racha de seis derrotas liguera. Y su equipo captó el mensaje. Hasta el punto de arrancar a por todas para llevar pronto al rival a ese mar de dudas en el que ha naufragado esta temporada.
No es que los españolistas realizasen un exhibición en La Ceràmica, pero su juego combinativo, fácil y resultón les resultó suficiente para llegar con cierta claridad al área de Andrés Fernández. Y en una de esas primeras llegadas, Darder, desde la frontal, apostó por disparar en lugar de abrir a Hernán, la opción más fácil y previsible. Darder chutó para sorprender al meta local con un balón raso y ajustado a su palo derecho para abrir así el marcador antes de que se cumpliese el primer cuarto de hora de juego.
Más no se le podía pedir a un Espanyol que dominaba, no sufría pese a una réplica puntual y algún malentendido defensivo, y además controlaba el juego y el marcador. Cierto que a la media hora de juego, tras una buena combinación de ataque, el Villarreal pudo empatar en un disparo franco de Pedraza. Pero Ekambi, en claro fuera de juego, remató un balón que habría entrado para anular la acción.
Tras la reanudación, el partido siguió con la misma dinámica y tanto el control del juego como las primeras ocasiones fueron del Espanyol. Rosales primero y nuevamente Darder dispusieron de ocasiones para ampliar la ventaja, pero tampoco tuvieron fortuna, y a los visitantes les tocó remar para evitar las contras groguetes, conducidas por Raba y un Pedraza que fue uno de los mejores del Villarreal.
Luis García Plaza decidió sacar al terreno de juego a Iborra y a Fornals, mientras que Rubi tiraba de Marc Roca. El partido iba a disputarse en el centro del campo e incluso el técnico local cambió su dibujo para plantar un 4-2-3-1 con Bacca en punta. Y el Villarreal, ciertamente, tuvo la ocasión de empatar el partido aprovechando los desajustes ofensivos del Espanyol, pero el colombiano falló una buena ocasión y al Espanyol esta vez le bastó
AL PRIMER TOQUE
Los blanquiazules lo hicieron fácil para que los locales volviesen a ahogarse en un mar de dudas
con una contra dirigida por la banda por Rosales y rematada por Álex López para aumentar la ventaja.
Pero esos veinte minutos que tuvieron los locales a partir de ahí se hicieron muy largos para los blanquiazules. Demasiado. Y a falta de sólo cinco, vieron cómo Ekambi primero, con un disparo exterior, y después Bacca, en un centro, ponían el empate. Demasiado castigo para lo que se había visto en los 85 minutos anteriores, pero también demasiada debilidad, defensiva y ofensiva, de un equipo que tenía el partido y la eliminatoria controlados. Y suerte que ahí se acabó todo.