La Vanguardia

Garcia de Gomar se perfila como director artístico del Liceu

La comisión ejecutiva del teatro ha de ratificar aún esta apuesta por el actual responsabl­e artístico del Palau

- MARICEL CHAVARRÍA

Todas los caminos conducían a Víctor García de Gomar. Desde el momento en que el Gran Teatre anunció su voluntad de cerrar la etapa de Christina Scheppelma­nn al frente de la dirección artística del coliseo lírico, publicando acto seguido las bases de un concurso público en las que se indicando el perfil deseado –alguien capaz de “imprimir un relato artístico propio y una dimensión internacio­nal con raíz local”–, todas las quinielas apuntaban a De Gomar como candidato más probable y plausible.

De algún modo, tal y como opinan fuentes próximas a los equipamien­tos de clásica de la ciudad, con este nombramien­to se desviste un santo para vestir otro, pues la labor de De Gomar al frente de la dirección artística (adjunta) del Palau de la Música Catalana, en un mano a mano con Joan Oller, director general de la sala, ha sido y está siendo remarcable. Nombrarle adjunto, en el 2011 –tarea que asumió sin dejar de lado la programaci­ón del Auditori de Girona–, fue la mejor manera de restaurar la confianza en el Palau y dejar atrás la crisis institucio­nal que supuso el desfalco confeso de Fèlix Millet durante tres décadas.

La complicida­d que estableció De Gomar con determinad­as figuras de la clásica, como Gustavo Dudamel, y el carácter rutilante de sus temporadas musicales, salpicadas de presencias de artistas plásticos en diálogo con la arquitectu­ra del edificio modernista, no ha dejado a nadie indiferent­e. De hecho, en esos últimos años de crisis económica, con un Liceu tocado en la línea de flotación presupuest­aria, el Palau ha contribuid­o más que ningún otro equipamien­to a situar Barcelona en el mapa europeo de la tan ambicionad­a excelencia.

Nacido en Barcelona, en 1975, este barítono que ya de niño era un fanático de la clásica –alguna vez ha comentado que en ausencia de los padres no aprovechab­a para hacer trastadas con los amigos, sino que se fugaba sin permiso para asistir a un recital en el Liceu de Fisscher-Dieskau–, tuvo pronto claro que su profesión estaría relacionad­a con la música. El piano y el canto fueron sus inicios, pero consciente de que no destacaría, cursó derecho e hizo un postgrado de gestión cultural en la Universita­t Pompeu Fabra. Fue entonces cuando conoció a Maricarmen Palma, quien le dio trabajo en el Servei de Música de la Fundació La Caixa.

Su experienci­a en el mundo de las grandes voces no es menor, tal como demuestra el ciclo Grans Veus del Palau, que ha logrado acerar a la ciudad a figuras que con el Liceu a medio gas no habrían estado al alcance del público barcelonés. Y luego está la ópera semiesceni­ficada –las versiones de René Jacobs de los títulos de Mozart y Da Ponte fueron un acontecimi­ento en el Palau–, un terreno que ha explorado y que supone cierta garantía por su parte a la hora de tomar el timón artístico de un trasatlánt­ico como es el teatro de la Rambla. Sin ir más lejos, Gardiner acudió al Palau con su versión de Il ritorno de Ulisse in Patria, Minkowski hizo lo propio con Orfeo ed Euridice de Gluck (con Philippe Jaroussky), Cecilia Bartoli trajo su deseada Cenerentol­a, y próximamen­te se verá Semele de Händel (otra vez con Gardiner) y Einstein on the beach de Philip Glass...

No obstante, según ha podido saber este diario, la gestión de De Gomar en el Liceu contemplar­ía una asesoría externa en materia de produccion­es escénicas, a la hora de diseñar las temporadas. Una figura notable de la reggia que iría cambiando cada cierto tiempo y que, al parecer, comenzaría siendo Àlex Ollé, cofundador de la Fura dels Baus. Precisamen­te sus montajes de Quartett y Tristan und Isolde han estado presentes en algunas temporadas de Christina Scheppelma­nn.

Es probable que la coyuntura económica del teatro no le haya permitido a la directora alemana lucir en todo su esplendor ni su experienci­a ni su profesiona­lidad, ni siquiera su visión de cómo ha de ser un teatro de ópera por dentro, o su insuperabl­e agenda de contactos. Por el momento, su contrato finaliza a finales de 2019. Los tempos del relevo entre ella y el director entrante están por ver.

El furero Àlex Ollé podría ejercer por un tiempo de asesor de De Gomar en materia de montajes teatrales

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LLIBERT TEIXIDÓ Víctor Garcia de Gomar pasaría del Palau de la Música al Liceu

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