Una lesión compleja
Los especialistas en medicina del deporte advierten de la complejidad de las lesiones en los cartílagos
El blaugrana Samuel Umtiti acumula meses de baja sin que se sepa a ciencia cierta cuándo podrá volver a los terrenos de juego, libre ya de la lesión en el cartílago de la rodilla que sufre desde la pasada temporada, y que podría obligarle a pasar por quirófano, una opción que prolongaría la recuperación en seis meses más.
Los cartílagos son traidores. A diferencia de músculos y huesos, que se regeneran en caso de desgarro o fractura, el tejido de los cartílagos degenera cuando se lesiona. Y a diferencia de los ligamentos, que se pueden reparar con garantías con una intervención quirúrgica bien hecha, con los cartílagos no hay tanta seguridad de que el problema se vaya a resolver con éxito. Esto convierte las lesiones de cartílagos en un rompecabezas para los especialistas en medicina del deporte y en una pesadilla para los deportistas que las sufren.
“El fútbol es un deporte de alto riesgo para los cartílagos”, explica Rafael González-Adrio, traumatólogo especialista en rodilla y cadera y director de la Adrio Clínic en el centro médico Teknon. “Lo tiene todo. Carreras con cambios bruscos de dirección, contacto, caídas, rotaciones y a veces lesiones de ligamentos y de menisco que aumentan el riesgo de daños en los cartílagos”.
El 52% de los futbolistas profesionales retirados tiene los cartílagos de las rodillas dañados, según un estudio realizado en Grecia y publicado en el 2016 en el American Journal of Sports Medicine. Que aparezcan estos daños depende, entre otros factores, de la forma de las piernas de cada jugador (si las tiene arqueadas, es más probable que la articulación de la rodilla sufra) o de las lesiones que haya tenido (si los meniscos o los ligamentos están deteriorados, los cartílagos están más desprotegidos).
Los daños acumulados a lo largo de los años causan un dolor en la rodilla que puede obligar a un deportista a retirarse, informa Jordi Ardèvol, presidente del Comité Científico de la Sociedad Española de Traumatología del Deporte. El aficionado al Barça recordará el caso de Carles Puyol, que acabó retirándose a los 36 años después de haber sido intervenido tres veces en la rodilla derecha.
En el caso de Samuel Umtiti, por la información que ha trascendido y teniendo en cuenta que sólo tiene 25 años, lo más probable es que sufra lo que se llama una lesión osteocondral en la rodilla izquierda. Este tipo de lesión se produce cuando un hueso (ostéon en griego antiguo) impacta contra un cartílago (khóndros) y lo daña. Puede producirse por un impacto traumático puntual o, más comúnmente, por un impacto repetido que erosiona progresivamente el cartílago.
Se sabe que Umtiti tiene el cartílago dañado por lo menos desde la pasada primavera, cuando se perdió los dos últimos partidos de liga por el dolor de la rodilla. La lesión no impidió que en junio renovara su contrato con el Barça hasta el 2023, lo que puede indicar que el club confía (o confiaba entonces) en una recuperación completa. Esto invita a pensar que las imágenes de resonancia magnética no debían mostrar una rodilla irrecuperable, sino una lesión puntual que se podía tratar con éxito.
Posteriormente Umtiti compitió con dolor durante el Mundial de Rusia, donde tuvo una actuación decisiva para que Francia se proclamara campeona. El dolor se ha mantenido esta temporada en que sólo ha podido participar en siete partidos.
Los servicios médicos del Barça le aconsejaron una intervención quirúrgica para que el cartílago dejara de hacerle daño. El jugador, que es el principal perjudicado por la lesión y es quien tiene la última palabra, preferió optar por un tratamiento conservador para evitar el quirófano.
No han trascendido detalles de qué tratamiento ha recibido exactamente. “Hay una gran variedad de opciones”, informa Jordi Ardèvol, que desconoce los detalles del caso. “Podría haber recibido magnetoterapia, que se basa en aplicar campos magnéticos a la zona afectada. O bien infiltraciones, por ejemplo de ácido hialurónico, que mejoran la lubricación de la rodilla y dan buenos resultados en algunos pacientes. También es posible que se le haya hecho un estudio de la marcha, para ver si una plantilla puede ayudar a evitar el contacto entre el hueso y el cartílago. O una combinación de tratamientos”.
En cualquier caso, los resultados no parecen haber sido los deseados y, llegados al ecuador de la temporada, Valverde sigue sin poder contar con él.
“Si el tratamiento conservador no funciona, la única opción para un profesional del deporte que quiera seguir en activo es una intervención quirúrgica”, sostiene González-Adrio. También aquí hay varias opciones, y se elige la que se adapta mejor a las características de cada caso. Una de las dos principales es la técnica de microfracturas, que consiste en hacer pequeñas perforaciones en la zona dañada y de este modo provocar el crecimiento de un nuevo tejido que protege el cartílago como una cicatriz. La segunda es la llamada mosaicoplastia, que consiste en extraer un fragmento de hueso con cartílago sano de otra parte del cuerpo y trasplantarlo a la zona dañada.
Sea cual sea la opción elegida, suele ser necesario esperar unos tres meses antes de que el jugador pueda empezar a correr suavemente y otros tres meses para que pueda volver a competir, informa González-Adrio.
“Nunca queda como si no hubiera pasado nada”, advierte Ardèvol. Pero, si el tratamiento sale bien, el jugador puede volver a competir al máximo nivel y tener una larga carrera por delante. Cabe recordar que Puyol pasó por primera vez por el quirófano por una lesión de cartílago de su rodilla derecha a los 22 años.
UN TEJIDO PECULIAR
A diferencia de los músculos y los huesos, los cartílagos no se regeneran cuando se deterioran
¿OPERAR O NO OPERAR?
Si el tratamiento conservador no funciona, sólo la cirugía permitirá al jugador volver a competir