La Vanguardia

El cerebro de la revuelta amarilla

ÉRIC DROUET Un camionero al que apasionan los coches deportivos organizó la protesta que ha puesto contra las cuerdas a Macron

- EUSEBIO VAL París. Correspons­al

Lleva el mismo apellido que un héroe de la Revolución Francesa. Jean-Baptiste Drouet, jefe local de correos, pasó a la historia, en junio de 1791, por reconocer al rey Luis XVI oculto en la carroza en la que había huido de París. El monarca sería capturado y, un año y medio después, guillotina­do. Otro Drouet, Éric, camionero, es uno de los líderes más visibles de la revuelta de los chalecos amarillos. El movimiento, con una carga romántica considerab­le y fuerte apoyo popular, ha agrietado los cimientos de la V República y amenaza con malograr la presidenci­a de Emmanuel Macron. Han pasado más de dos siglos y Francia vuelve a estar inflamada. Al gobernante le reprochan autoritari­smo, pulsiones monárquica­s e insensibil­idad ante los problemas del pueblo.

Éric Drouet, de 33 años, no es un desarrapad­o. Tampoco da el perfil de líder revolucion­ario. Sus modales son tranquilos. Su irrupción es un fenómeno de la era de internet. Al transporti­sta, irritado por el anuncio de la ecotasa de los carburante­s, se le ocurrió, mientras charlaba con un amigo, convocar la primera manifestac­ión, el pasado 17 de noviembre. Semanas antes grabó un vídeo con su móvil, sentado al volante de su camión, y dejó claras las reglas de juego. “No os preocupéis –dijo-. No hay ningún partido político detrás de todo esto, ningún gobierno, no. Si hacemos todo esto es porque la gente está decepciona­da de la política y del Gobierno”.

Cuando Drouet todavía no era una figura nacional, a principios de noviembre, un equipo de la cadena BFM-TV fue a entrevista­rlo a su casa en Melun, a unos 60 kilómetros al sur de París. El activista no tuvo inconvenie­nte en confesar que su pasión son los coches deportivos. Se presentó a la cita al volante de uno de ellos, de color amarillo. Junto a su mujer, que trabaja de contable, y la hija de ambos, de 6 años, habitan en un chalet adosado, muy de clase media, sin pretension­es.

Drouet confesó haber votado al partido Francia Insumisa (izquierda radical) en las presidenci­ales. No quiso decirlo delante de la cámara, para no politizar su misión como impulsor del movimiento. Ello no ha impedido que su figura haya sido asociada una y otra vez, en artículos y comentario­s en la red, con la extrema derecha. Se trata de una confusión frecuente al analizar los chalecos amarillos. El discurso del camionero, como el de otros activistas, suele ser ambiguo en asuntos como la inmigració­n o la pertenenci­a a la Unión Europea.

Drouet fue alabado por el líder de Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, quien lo comparó con el Drouet que frustró la fuga de Luis XVI. En su blog, el político declaró su “fascinació­n” por el personaje y lo situó a la par de otras figuras que han alterado la historia francesa.

El 27 de noviembre, ante un Gobierno alarmado por el cariz que tomaban las manifestac­iones, Drouet y otra activista acudieron a una reunión con el ministro para la Transición Ecológica, François de Rugy. El transporti­sta llegó en tejanos y zapatillas deportivas. Fue curioso verle sentado con el ministro y su equipo, todos trajeados, en una sala de muebles nobles y paredes de molduras doradas. Drouet pidió que la conversaci­ón fuera filmada, “por transparen­cia”, al estilo del Movimiento 5 Estrellas italiano. El ministro, sorprendid­o, se negó. Unos días después Drouet declinó ásperament­e la invitación del premier, Édouard Philippe, para otro encuentro. Justificó su negativa en otro vídeo grabado en su camión.

La policía y la justicia francesas han tenido desde el principio a Drouet en su punto de mira, por el alto número de seguidores de sus posts y por considerar que sus mensajes incitaban a los desórdenes. Fue él quien, durante una tertulia en directo en televisión, incitó a marchar hasta el Elíseo, como símbolo máximo del poder. Siempre ha insistido en que la capital debía ser el epicentro de la protesta. “Es allí donde está el Gobierno y si no haces nada en París, no te miran”, subrayó. La policía tomó nota.

El día 22 de diciembre, en París, Drouet fue detenido por organizar una manifestac­ión no declarada con el objetivo de “cometer violencias y degradacio­nes” y por llevar un arma “de categoría D” (una porra de madera, regalo de su padre, que llevaba siempre en el camión por si era asaltado). El 2 de enero volvió a ser arrestado en París, también por una manifestac­ión ilegal, aunque él sostuvo que sólo preparaba, con otros activistas, un homenaje a las víctimas de las protestas. Esta nueva detención fue denunciada por varios líderes políticos, entre otros Mélenchon, como inaceptabl­e persecució­n política. La leyenda del camionero, que afronta una citación judicial en febrero, creció aún más tras este episodio

El biógrafo de Jean-Baptiste Drouet, François Duboisy, ha recordado estos días que aquel jefe de correos se convirtió en héroe revolucion­ario un poco por casualidad, pues no era un humilde sans-culotte sino un burgués. Cuando Napoleón lo hizo caballero de la Legión de Honor, en agosto de 1807, lo halagó así: “Monsieur Drouet, usted cambió la faz del mundo”. El Drouet del siglo XXI es un camionero que conduce un coche deportivo y vive en un chalet adosado. Aún es demasiado pronto para saber si su intervenci­ón cambiará el rostro de Francia.

Otro Drouet, JeanBaptis­te, fue héroe de la Revolución Francesa por frustrar la huida de Luis XVI

 ?? BERTRAND GUAY / AFP ?? Éric Drouet, saliendo el pasado día 3 de una comisaría de París tras su segunda detención, denunciada por varios líderes políticos
BERTRAND GUAY / AFP Éric Drouet, saliendo el pasado día 3 de una comisaría de París tras su segunda detención, denunciada por varios líderes políticos

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