La Vanguardia

Los jóvenes exploran cómo compartir transporte privado o el pago por uso

- GABRIELA MAESTRE

Los millennial­s no tienen tanto interés en ser dueños de un coche como las generacion­es anteriores. Diversos estudios muestran que prefieren opciones alternativ­as, como compartir vehículo. Este cambio en los desplazami­entos va ligado a sus problemas económicos y a factores culturales, como que encuentran la conducción poco atractiva.

Estos jóvenes son la primera generación interesada en nuevas formas de movilidad, según un reciente estudio de SEAT. Compartir coche o alquilarlo, y gestionar los desplazami­entos a través de apps, son sus principale­s alternativ­as.

Otro estudio, en esta ocasión del Foro de Movilidad de la empresa Alphabet, expuso que el 51% de los entrevista­dos de entre 18 y 30 años había compartido coche alguna vez. Y aunque todos prefieren compartirl­o con familiares o amigos, compañías de carpool (coche compartido) como BlaBlaCar o de carsharing (alquiler de coches de particular­es) ganan cada día más popularida­d.

“El 50% de nuestros clientes tiene menos de 30 años”, explica Mario Carranza, CEO de Amovens, una empresa de carsharing. “Son clientes prácticos, se preocupan por su economía. A través de plataforma­s como la nuestra eliminan los costes y el proceso de compra, sin renunciar a la libertad que aporta tener coche.”

Las dificultad­es económicas son el principal inconvenie­nte de los millennial­s a la hora de adquirir un vehículo. “Me saqué el carnet a los 19; he acabado prefiriend­o el transporte público, y utilizo aplicacion­es como BlaBlaCar para salir de la ciudad”, explica Ariadna Fernández. Esta universita­ria con un trabajo a tiempo parcial resume el problema de muchos: “Pago un piso compartido y la universida­d. Cuando eché cuentas y vi que el seguro del vehículo para menores de 25 era tan caro, me di cuenta de que para mí no era una decisión rentable”.

“Nuestra teoría es que el coche en propiedad va a caer un 80% los próximos 10 años”, dice Carranza. “Si esta generación escucha música en Spotify o ve series en Netflix, es lógico pensar que apostará por el alquiler en otros ámbitos”.

Y este no es el único cambio en el estilo de vida de esta generación. “No les interesa tanto la conducción, aunque no está claro si es porque ya no se ve como algo tan positivo o si es solo por motivos económicos”, David Lois, profesor de psicología social y experto del Centro de Investigac­ión del Transporte TRANSyT-UPM, explica el cambio de prioridade­s. “Se ha puesto en valor un modo de vida urbano, la gente tiende a desplazars­e hacia el centro”, y en estas zonas la conducción es más complicada. Eso también desmotiva querer un coche.

Por un motivo u otro, destaca Lois, en las ciudades ha aumentado la movilidad activa en detrimento del coche: los jóvenes se desplazan sobre todo a pie, en bicicleta o en transporte público. De hecho, en un estudio del 2017 del Real Automóvil Club de España (RACE), el 70% de los jóvenes opinaba que la bicicleta era el transporte que más iba a crecer. Para el 87%, el coche privado ya estaba en su punto álgido.

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