El hombre feminista
APablo Iglesias, a quien no tengo el gusto, le querría dedicar este artículo ahora que está metido en la harina (de las papillas) que no en la arena (política). Más que dedicárselo, lo que me gustaría es que se lo leyera, a ver si le es útil. Con dos hijos varones en el regazo como los suyos y en un país en plena batalla por la igualdad de las mujeres y contra Vox, nunca está de más la reflexión.
(A partir de aquí, Pablo, permíteme que te tutee).
Qué feo estuvo lo que dijiste en esa entrevista que se ha difundido esta semana. “Los hombres feministas follan mejor”. Así, tal cual, y tan ancho. Para empezar, la idea de tratar de meter la ideología incluso entre las sábanas parece un chiste. Pero lo peor no es eso, sino que en un supuesto interés por asumir públicamente la condición de hombre feminista te apoyas en algo que se puede considerar su antítesis. Una contradicción que, sigo con la familiaridad, ¿te ha dejado con el culo al aire? Y no paro de preguntarme si se te ha caído la careta.
Está muy bien defender que los hombres se declaren feministas. Todavía hoy, dar un paso en ese sentido sigue siendo una rareza. A nadie se le ocurre negar a alguien sentirse, por ejemplo, pacifista, aunque no viva bajo una lluvia de bombas en Siria. Pero que uno proclame a los cuatro vientos “¡soy feminista!” entra dentro de lo insólito. Qué pretendiste, Pablo, con tus
Desacertado comentario el de Pablo Iglesias al decir que “el hombre feminista folla mejor”
palabras. Que un hombre alardee públicamente de su habilidad en la práctica del sexo es propio del machista y el chulo. Según definición de Irene Montero, machirulo, comúnmente conocido como macho alfa.
Aquí servidora lo único que quiere es que un líder de la izquierda progresista como tú no alimente la confusión en un asunto tan delicado. De modo que me atrevo a responder por ti a la pregunta que te hicieron sobre qué es un hombre feminista. Un hombre feminista es aquel que... ...no ve explicación a tantos siglos de un machismo que ha intentado justificar lo injustificable.
...siente la necesidad de acabar con la desigualdad salarial, de oportunidades y de carga de trabajo de las mujeres.
...sabe que los derechos de ellas no son cartas de cambio.
...identifica como violencia los gritos y los insultos, ya que pueden ser el inicio de todo lo demás.
...entiende que el feminismo es transformador, tanto en el amor de pareja como en su propia actitud.
...se aleja del estigma de reducir el feminismo a una minoría intolerante.
...niega que el feminismo sea como el machismo pero al revés.
...aguanta la presión social cuando es capaz de desafiar actitudes misóginas y abusos de poder.
...entiende que mujeres y hombres somos distintos, diferentes, diversos. Y con consentimiento mutuo.
...respeta la diferencia.
...
En fin, Pablo, que hay que explicártelo todo. Y ahora cuéntaselo a tus hijos.