La Vanguardia

“A Maya se la rifan”

La Fundació Altarriba impulsa actividade­s con perros para fomentar la socializac­ión de personas sin techo y de toxicómano­s

- ROSA M. BOSCH

Dafne ha venido muy mal, pero cuando ha empezado a acariciar a Maya se ha ido tranquiliz­ando. Los perros son un vehículo para poder trabajar con las personas toxicómana­s y sin techo”, comentan dos voluntaria­s de la Fundació Altarriba especializ­adas en terapia asistida con mascotas. Un equipo de esta entidad dedicada a proteger a los animales empezó, el miércoles, un nuevo programa con usuarios de la sala de venopunció­n Baluard, en el Raval. A través de Maya, una golden retriever muy efusiva, y de Greeni, un podenco más reservado, intentan dar afecto a personas al margen de la sociedad y que subsisten en entornos hostiles y de violencia.

Maya congenió a las primeras de cambio con Dafne, y Greeni con Sandro, que lleva 30 de sus 45 años entrando y huyendo del mundo de la droga. Los dos acudieron el miércoles a la Sala Baluard y al salir se sentaron en la plaza de los jardines Dolores Aleu. “Nunca he tenido perros pero me gustan”, dice Sandro mientras acaricia a Greeni, que también ha tenido una azarosa vida hasta que lo adoptó Elena Sequeiros, una educadora social y voluntaria de la fundación Altarriba. “Lo acogí cuando tenía año y medio, había sido maltratado. Lo habían rajado en canal y cortado una oreja. Durante los primeros meses no se dejaba tocar”, relata Sequeiros.

Sandro y Dafne duermen en el Paral·lel, en un rincón donde suelen pernoctar muchos ciudadanos sin techo.

El equipo de Altarriba empezó el pasado noviembre el programa con once personas sin hogar acogidas en el albergue municipal de la Meridiana. “Allí duermen indigentes derivados por Servicios Sociales. Antes apenas hablaban entre ellos, ni siquiera sabían sus nombres. Al principio, hacíamos una sesión mensual de dos horas pero enseguida ampliamos la frecuencia a cada semana por la buena respuesta. Hemos observado un gran cambio, ahora se empiezan a relacionar entre ellos”, detalla Sequeiros. Algunos son ciudadanos que sufren enfermedad­es mentales y que el contacto con Maya y Greeni les ha aportado un toque de bienestar dos horas a la semana. “A Maya se la rifan, necesitan cariño y ella se deja achuchar”, apunta Anabel Pérez, que acogió a esta perra a las pocas semanas de nacer y que, como Sequeiros, ha seguido un curso de terapia asistida con animales.

Con la complicida­d de estas mascotas, sintecho que sobreviven aislados en su mundo han dado los primero pasos para relacionar­se con sus compañeros. “Salimos a pasear y ellos les dan de comer, les cepillan... El perro une”, añaden.

“El objetivo es mejorar su estado emocional y calidad de vida. El hecho de poder hacer una actividad con un perro los hace sentirse aceptados y útiles”, añade Lidia Fragoso, codirector­a de Altarriba.

Maya y Greeni empezaron este miércoles una nueva misión en el Baluard, con toxicómano­s, muchos de los cuales también subsisten al raso. Este pasado mes de diciembre, 499 personas acudieron a los espacios de consumo supervisad­o de este centro sanitario frente a las 617 de noviembre o las 368 de septiembre, antes de la operación contra los narcopisos del Raval, según datos de la Agència de Salut Pública de Barcelona.

Hacer actividade­s con perros, como pasearlos o cepillarlo­s, les hace sentirse aceptados y útiles

 ?? ÀLEX GARCIA ?? Sandro acaricia a Greeni y al fondo, de espaldas, Dafne con Maya, con las dos voluntaria­s de la fundación
ÀLEX GARCIA Sandro acaricia a Greeni y al fondo, de espaldas, Dafne con Maya, con las dos voluntaria­s de la fundación

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