Con una no basta
Aunque instalados –que no conformados– en el apretón financiero, el talento cinematográfico sigue dando frutos, algunos milagrosos. “Hay que labrar siempre, no puedes dedicarte sólo a recoger porque entonces, de golpe... Estás sin trabajo, arruinado, alcohólico y divorciado”, vaticina el director Isaki Lacuesta. Ha venido de Girona y se va directo a Sevilla a rodar. Aquí todos labran, conrean, actúan, escriben, se saludan y lo que haga falta si tiene que ver con el cine.
La foto de familia de los nominados a los premios Gaudí (que se entregarán el 27 de enero) también es una sesión de encuentros y puesta al día. “Sirve para reagruparnos... no es tan fácil que los actores coincidamos con montadores, por ejemplo”, dice Clara Segura, ahora inmersa en los ensayos de La bona persona de Sezuan, de Brecht, que se estrena en el TNC a finales de mes. Su papel en Durante la tormenta puede proporcionarle su tercer Gaudí a mejor actriz secundaria. El primero lo ganó por Les dues vides d’Andrés Rabadan, la película que arrasó en la segunda edición de los Gaudí, en el 2010. Entonces también se llevaron estatuilla los protagonistas: Àlex Brendemühl y Mar Ulldemolins, y el director: Ventura Durall que debutaba con aquel filme. Hoy Durall ha venido en calidad de doble nominado: por la mejor película Yo la busco y por el cortometraje Primer estrat.
Y cuando acaba la sesión fotográfica, Durall enseña a Brendemühl los primeros esbozos del cartel de L’ofrena, la película que empezarán a rodar el 4 de marzo y que protagonizará el actor, que durante una década ha trabajado más en Alemania y en Francia que aquí. “Porque no me llamaban... pero ahora estoy volviendo”, dice el ahora nominado a mejor actor por Petra. Sergi López, otro de los candidatos a mejor actor, llega a tiempo de posar, reparte besos y abrazos y se marcha fugaz.
Las nominadas a mejor actriz no han podido venir. Hay trabajo. Quienes no han faltado son los cuatro candidatos a la mejor dirección, que también optan al Gaudí por mejor guión y cuyos filmes son los que acumulan más nominaciones: dos hombres y dos mujeres y ellas debutan como directoras. Son Celia Rico, por Viaje al cuarto de una madre
(nueve candidaturas), Elena Trapé por Les distàncies (siete), Isaki Lacuesta por Entre dos aguas (nueve) y Jaime Rosales por Petra (ocho). “Estoy contenta por el reconocimiento a un trabajo de equipo; hemos hecho la película que queríamos”, dice Trapé.
Entre las nominadas a mejor película, hay otra ópera prima, la del actor y director (de teatro hasta ahora) Pau Durà. Concibió su Formentera Lady –que protagoniza José Sacristán y que estuvo cinco semanas en cartelera– cuando sus mellizos estaban a punto de nacer y ya tienen nueve años. “Estar aquí es la guindilla, es el final de un proceso del que estoy satisfecho”, dice. En mente tiene ya otra película: la historia de un viaje desde la Albufera hasta el Mar Negro que podría protagonizar Eduard Fernández, “pero no está cerrado, cuesta mucho levantar una película”, lamenta Durà y coinciden todos. “Es mucho más difícil hacer la segunda que la primera”, ratifica el productor Tono Folguera, que ha venido por el documental Petitet, de Carles Bosch. Quizás por eso este año abundan las óperas primas. Pero con una no basta. “¡Queremos más! Hay más talento que nunca, necesitamos recursos. ¿Cuándo se enterarán nuestros políticos?”, exclama la directora de la Acadèmia, Isona Passola.
Las óperas primas ganan terreno en las nominaciones a los premios Gaudí del cine catalán de este año