El pozo en el que cayó el pequeño Yulen.
Difícil rescate para socorrer al niño de dos años que se cayó por un angosto pozo en Málaga El pequeño se precipitó por un agujero de unos 30 centímetros de diámetro y 103 metros de largo La orografía del terreno y el riesgo de derrumbe dificultan las l
El rescate del niño, de dos años, está siendo muy difícil. Se precipitó por un pozo de 25 a 30 centímetros de diámetro y 103 metros de largo (como un edificio de 30 pisos) en una finca de Málaga.
Las labores de rescate del pequeño Yulen que, según un familiar, testigo del suceso, se precipitó por un angosto pozo de captación de agua de 103 metros de profundidad, el equivalente a un edificio de unos treinta pisos, continuaron ayer sin éxito, pese a los esfuerzos denodados de más de un centenar de expertos de Guardia Civil, Bomberos, Emergencias, Protección Civil y personal cualificado de empresas de prospección, así como ingenieros o técnicos particulares, que se han volcado en la búsqueda del niño de dos años, desaparecido poco antes de las dos de la tarde del domingo en una finca de Totalán (Málaga).
Fuentes de la Guardia Civil señalaban ayer que “nos enfrentamos a un problema gravísimo para el que todas las soluciones son tremendamente difíciles”. Yulen se precipitó por un agujero cuya boca apenas tiene un diámetro de unos 25 o 30 centímetros. Se trata de un sistema de captación de agua subterránea muy habitual en la zona, que se había abierto el pasado mes de diciembre. A partir de aquí, las versiones difieren. Algunos testigos aseguran que la boca no tenía ninguna medida de seguridad, así como que las paredes del pozo no estaban entubadas. Otros señalan que el agujero sí se encontraba originalmente tapado con piedras y tablones, que alguien habría retirado.
Después de varias horas de consultas entre los expertos, ayer se decidió poner en marcha tres operaciones paralelas para intentar llegar hasta el menor. La primera sería una continuación de las labores desplegadas por la noche para retirar el tapón de tierra compacta bajo el cual podría encontrarse Yulen, pero ya con la utilización de tecnología moderna y camiones especiales. El problema es que, dada la orografía de la zona, primero hay que construir una pita para que puedan acceder estos vehículos de gran tonelaje.
La segunda opción es cavar un pozo paralelo con la suficiente amplitud como para que pueda trabajar un adulto y, una vez llegados a la cota de los 73 metros, cavar un túnel en paralelo a la tierra para poder acceder a la zona donde está el niño. El problema es que al no estar entubado el pozo por el que cayó Yulen, el riesgo de derrumbe es muy importante. Hay que estudiar muy bien el terreno para no poner en peligro también la vida de los rescatadores. Con este sistema se rescató viva el año pasado a una niña de 3 años en India, aunque en ese caso la niña se encontraba a sólo 33 metros de profundidad.
La tercera posibilidad es excavar a cielo abierto desde la ladera del monte hasta llegar a la cota deseada, una excavación en forma de terrazas de terreno, pero se trata de una labor tremendamente ardua que podría prolongarse durante varias semanas.
La primera voz de alerta de la familia del niño y de Emergencias 112 llegó casi simultáneamente a la Guardia Civil, hacia las dos de la tarde del domingo. Los padres de Yulen, junto a otro matrimonio de familiares, se habían desplazado a la zona del dolmen del Cerro de la Corona para pasar un día de campo y cocinar una paella. El menor se puso a jugar con su primo algo mayor en edad mientras los padres cocinaban. Una tía de Yulen fue la que, al parecer, vio cómo el pequeño caía por el orificio. Sus gritos alertaron a los padres y a una pareja de excursionistas que se encontraba por la zona, quienes avisaron al 112.
Después de intentar durante toda la noche llegar hasta el lugar donde se supone que se encuentra el niño, los servicios de emergencia apenas habían avanzado nada. A unos 73 metros de profundidad encontraron un tapón de tierra dura, que pudo haberse desprendido con la caída del cuerpo de Yulen. Los trabajos de toda la noche apenas lograron extraer unos 30 centímetros de esa tierra ya que todo se hacía con mucha lentitud por temor a que se produjeran nuevos derrumbes.
La llegada de una cámara de última generación para inspeccionar tuberías, aportada por la empresa malagueña Pepe Núñez, líder en desatoros, permitió localizar a primera hora de la mañana del lunes un vaso y una bolsa de chucherías que presuntamente llevaba Yulen en la mano en el momento de su caída.
El domingo la Guardia Civil se puso en contacto con el empresario malagueño para solicitarle usar el
MIENTRAS COCINABAN LA PAELLA Una tía fue la que vio cómo caía por el orificio el crío, y sus gritos alertaron a los padres
robot de inspección, al que en la empresa llaman la cámara. Ana Núñez, directiva de la empresa, manifestó ayer que, “aunque el robot no está de servicio los fines de semana (requiere de dos técnicos cualificados para su manejo), todos somos padres y todo el mundo se movilizó sin ningún problema. Vamos a estar allí todo el tiempo que sea necesario”. De hecho, dos técnicos relevaron ayer a los que estuvieron el domingo en el operativo.
Algunos expertos forenses comentaban ayer lo sucedido con extrañeza. “Para que un niño, por muy pequeño que sea, caiga por ese agujero sin que el cuerpo se quede atorado parece necesario que se haya caído de cabeza, o de pie con los brazos levantados”, en opinión de José Antonio Lorente, forense de la Universidad de Granada.
El agujero en cuestión en realidad es un orificio de prospección para buscar agua para riego del campo. Estos pozos suelen tener más de cien metros de profundidad, pero a cambio son muy estrechos, de apenas unos centímetros ya que sólo se retira la roca y tierra justa para poder sacar el agua. Por lo tanto, normalmente no son un peligro
DESPRENDIDO POR LA CAÍDA A unos 73 metros de profundidad, encontraron un tapón de tierra dura
EN LA MAÑANA DE AYER Una cámara de última generación localizó una bolsa de chuches y un vaso que llevaba
JOSÉ A. LORENTE, FORENSE “Si el cuerpo no quedó atorado es porque se cayó de cabeza o de pie con los brazos arriba”
para adultos o niños mayores. Sin embargo, los casos que afectan a niños muy pequeños son relativamente comunes en todo el mundo.
El operativo para rescatar al pequeño está formado por miembros del Consorcio de Bomberos de Málaga (CPB), efectivos de la Guardia Civil, incluido el equipo de rescate e intervención de montaña; el grupo de especialidades subacuáticas (GEAS); de la Policía Nacional y local, y de la Empresa Pública de Emergencias Sanitarias (EPES). La subdelegada del Gobierno en Málaga, María Gámez, reiteró que “todo el esfuerzo está puesto. No faltan ni medios humanos ni técnicos”.
“El problema es que sigue cayendo material, se compacta, es húmedo, y la zona es fría... en definitiva, no es fácil seguir rastreando ahí”, explicó la subdelegada. María Gámez señaló que, sin embargo, se continúa profundizando poco a poco porque los trabajos “son muy complicados y muy complejos”.