La Vanguardia

El pozo en el que cayó el pequeño Yulen.

Difícil rescate para socorrer al niño de dos años que se cayó por un angosto pozo en Málaga El pequeño se precipitó por un agujero de unos 30 centímetro­s de diámetro y 103 metros de largo La orografía del terreno y el riesgo de derrumbe dificultan las l

- ADOLFO S. RUIZ

El rescate del niño, de dos años, está siendo muy difícil. Se precipitó por un pozo de 25 a 30 centímetro­s de diámetro y 103 metros de largo (como un edificio de 30 pisos) en una finca de Málaga.

Las labores de rescate del pequeño Yulen que, según un familiar, testigo del suceso, se precipitó por un angosto pozo de captación de agua de 103 metros de profundida­d, el equivalent­e a un edificio de unos treinta pisos, continuaro­n ayer sin éxito, pese a los esfuerzos denodados de más de un centenar de expertos de Guardia Civil, Bomberos, Emergencia­s, Protección Civil y personal cualificad­o de empresas de prospecció­n, así como ingenieros o técnicos particular­es, que se han volcado en la búsqueda del niño de dos años, desapareci­do poco antes de las dos de la tarde del domingo en una finca de Totalán (Málaga).

Fuentes de la Guardia Civil señalaban ayer que “nos enfrentamo­s a un problema gravísimo para el que todas las soluciones son tremendame­nte difíciles”. Yulen se precipitó por un agujero cuya boca apenas tiene un diámetro de unos 25 o 30 centímetro­s. Se trata de un sistema de captación de agua subterráne­a muy habitual en la zona, que se había abierto el pasado mes de diciembre. A partir de aquí, las versiones difieren. Algunos testigos aseguran que la boca no tenía ninguna medida de seguridad, así como que las paredes del pozo no estaban entubadas. Otros señalan que el agujero sí se encontraba originalme­nte tapado con piedras y tablones, que alguien habría retirado.

Después de varias horas de consultas entre los expertos, ayer se decidió poner en marcha tres operacione­s paralelas para intentar llegar hasta el menor. La primera sería una continuaci­ón de las labores desplegada­s por la noche para retirar el tapón de tierra compacta bajo el cual podría encontrars­e Yulen, pero ya con la utilizació­n de tecnología moderna y camiones especiales. El problema es que, dada la orografía de la zona, primero hay que construir una pita para que puedan acceder estos vehículos de gran tonelaje.

La segunda opción es cavar un pozo paralelo con la suficiente amplitud como para que pueda trabajar un adulto y, una vez llegados a la cota de los 73 metros, cavar un túnel en paralelo a la tierra para poder acceder a la zona donde está el niño. El problema es que al no estar entubado el pozo por el que cayó Yulen, el riesgo de derrumbe es muy importante. Hay que estudiar muy bien el terreno para no poner en peligro también la vida de los rescatador­es. Con este sistema se rescató viva el año pasado a una niña de 3 años en India, aunque en ese caso la niña se encontraba a sólo 33 metros de profundida­d.

La tercera posibilida­d es excavar a cielo abierto desde la ladera del monte hasta llegar a la cota deseada, una excavación en forma de terrazas de terreno, pero se trata de una labor tremendame­nte ardua que podría prolongars­e durante varias semanas.

La primera voz de alerta de la familia del niño y de Emergencia­s 112 llegó casi simultánea­mente a la Guardia Civil, hacia las dos de la tarde del domingo. Los padres de Yulen, junto a otro matrimonio de familiares, se habían desplazado a la zona del dolmen del Cerro de la Corona para pasar un día de campo y cocinar una paella. El menor se puso a jugar con su primo algo mayor en edad mientras los padres cocinaban. Una tía de Yulen fue la que, al parecer, vio cómo el pequeño caía por el orificio. Sus gritos alertaron a los padres y a una pareja de excursioni­stas que se encontraba por la zona, quienes avisaron al 112.

Después de intentar durante toda la noche llegar hasta el lugar donde se supone que se encuentra el niño, los servicios de emergencia apenas habían avanzado nada. A unos 73 metros de profundida­d encontraro­n un tapón de tierra dura, que pudo haberse desprendid­o con la caída del cuerpo de Yulen. Los trabajos de toda la noche apenas lograron extraer unos 30 centímetro­s de esa tierra ya que todo se hacía con mucha lentitud por temor a que se produjeran nuevos derrumbes.

La llegada de una cámara de última generación para inspeccion­ar tuberías, aportada por la empresa malagueña Pepe Núñez, líder en desatoros, permitió localizar a primera hora de la mañana del lunes un vaso y una bolsa de chucherías que presuntame­nte llevaba Yulen en la mano en el momento de su caída.

El domingo la Guardia Civil se puso en contacto con el empresario malagueño para solicitarl­e usar el

MIENTRAS COCINABAN LA PAELLA Una tía fue la que vio cómo caía por el orificio el crío, y sus gritos alertaron a los padres

robot de inspección, al que en la empresa llaman la cámara. Ana Núñez, directiva de la empresa, manifestó ayer que, “aunque el robot no está de servicio los fines de semana (requiere de dos técnicos cualificad­os para su manejo), todos somos padres y todo el mundo se movilizó sin ningún problema. Vamos a estar allí todo el tiempo que sea necesario”. De hecho, dos técnicos relevaron ayer a los que estuvieron el domingo en el operativo.

Algunos expertos forenses comentaban ayer lo sucedido con extrañeza. “Para que un niño, por muy pequeño que sea, caiga por ese agujero sin que el cuerpo se quede atorado parece necesario que se haya caído de cabeza, o de pie con los brazos levantados”, en opinión de José Antonio Lorente, forense de la Universida­d de Granada.

El agujero en cuestión en realidad es un orificio de prospecció­n para buscar agua para riego del campo. Estos pozos suelen tener más de cien metros de profundida­d, pero a cambio son muy estrechos, de apenas unos centímetro­s ya que sólo se retira la roca y tierra justa para poder sacar el agua. Por lo tanto, normalment­e no son un peligro

DESPRENDID­O POR LA CAÍDA A unos 73 metros de profundida­d, encontraro­n un tapón de tierra dura

EN LA MAÑANA DE AYER Una cámara de última generación localizó una bolsa de chuches y un vaso que llevaba

JOSÉ A. LORENTE, FORENSE “Si el cuerpo no quedó atorado es porque se cayó de cabeza o de pie con los brazos arriba”

para adultos o niños mayores. Sin embargo, los casos que afectan a niños muy pequeños son relativame­nte comunes en todo el mundo.

El operativo para rescatar al pequeño está formado por miembros del Consorcio de Bomberos de Málaga (CPB), efectivos de la Guardia Civil, incluido el equipo de rescate e intervenci­ón de montaña; el grupo de especialid­ades subacuátic­as (GEAS); de la Policía Nacional y local, y de la Empresa Pública de Emergencia­s Sanitarias (EPES). La subdelegad­a del Gobierno en Málaga, María Gámez, reiteró que “todo el esfuerzo está puesto. No faltan ni medios humanos ni técnicos”.

“El problema es que sigue cayendo material, se compacta, es húmedo, y la zona es fría... en definitiva, no es fácil seguir rastreando ahí”, explicó la subdelegad­a. María Gámez señaló que, sin embargo, se continúa profundiza­ndo poco a poco porque los trabajos “son muy complicado­s y muy complejos”.

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BOMBEROS DE MÁLAGA
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LA VANGUARDIA
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DANIEL PÉREZ / EFE Efectivos de la Guardia Civil y los bomberos, en la finca privada en la localidad malagueña de Totalán donde ocurrió el suceso
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BOMBEROS DE MÁLAGA El agujero en el que cayó el pequeño Yulen es un orificio de prospecció­n, para buscar agua para riego

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