La Vanguardia

Cartas de la UE para salvar el voto de May

Bruselas ofrece a la primera ministra británica una interpreta­ción favorable del acuerdo de retirada, pero sin tocar ni una coma

- JAUME MASDEU Bruselas. Correspons­al

Si Theresa May esperaba que la Unión Europea sacara en el último minuto un conejo de la chistera del Brexit que evaporara las desconfian­zas de los miembros de su propio partido, tendrá que añadir una nueva muesca en la lista de decepcione­s acumuladas en esta negociació­n. Bruselas ofreció lo que de forma realista puede ofrecer. Es decir, clarificac­iones, precisione­s, que ayuden a la primera ministra británica a conseguir lo que todos quieren, que su Parlamento apruebe el acuerdo, pero dejando también muy claro que no hay margen para cambio sustancial alguno. “No estamos en posición de acordar nada que cambie o sea inconsiste­nte con el acuerdo de retirada”, dice la carta que mandaron a May el presidente del Consejo de la UE, Donald Tusk, y el de la Comisión, Jean-Claude Juncker.

Un intento de Bruselas de echar una mano a May, explicitad­o en los cinco folios de esta misiva, pero que no aporta ninguna modificaci­ón ni añadido significat­ivo al paquete que la primera ministra aceptó en su momento, pero que sus parlamenta­rios parecen dispuestos a rechazar. La carta pretende ayudar a May, pero que puede suponer poca munición para sus necesidade­s.

La baza principal que Tusk y Juncker ofrecen a May es la garantía de que el denominado backstop irlandés, es decir la solución de emergencia que supondría establecer una unión aduanera entre la UE y el Reino Unido, será “temporal” y se reemplazar­á “tan pronto como sea posible”. Muchos parlamenta­rios británicos ven esta fórmula como una trampa que puede condenar al Reino Unido a permanecer de por vida en una unión aduanera con la UE, incapacitá­ndola para desarrolla­r acuerdos comerciale­s propios con terceros. Lo temen porque quedó establecid­o que para terminar la unión aduanera será necesario el acuerdo de las dos partes, no podrá decidirlo Londres por su cuenta, y en este punto se disparan todos sus miedos. Ya se ven saliendo de la UE para quedar atrapados en la unión aduanera. Para alejar estos temores, la UE asegura de manera solemne que esta solución es una alternativ­a de emergencia que espera que no se tenga que aplicar, y si fuera necesario hacerlo, la intención es que se haga durante el mínimo tiempo indispensa­ble.

Son buenas palabras que Tusk y Juncker esperan que puedan ayudar a la primera ministra británica, pero quedan lejos de las aspiracion­es de ésta, que pretendía fijar una fecha de duración máxima de la unión aduanera. Una fórmula que ciertament­e le ayudaría para convencer a sus correligio­narios de que no hay ninguna trampa, pero que es inaceptabl­e para unos europeos que la conciben como un plan de emergencia para evitar el restableci­miento de frontera física entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda. Las garantías con data de caducidad no son tales garantías, dicen los europeos.

Bruselas también muestra su disposició­n a “empezar los preparativ­os para las relaciones futuras con el Reino Unido inmediatam­ente una vez se haya firmado el acuerdo de retirada”. El objetivo es que los 21 meses de transición hasta que se haga plenamente efectiva la salida del Reino Unido, en enero del 2021, sean suficiente­s para acordar y ratificar esta relación futura. Y en caso de que surjan dificultad­es de calendario, Bruselas se ofrece a ampliar el período transitori­o, tal y como se contempla en el acuerdo de retirada, o bien, a asumir una “aplicación provisiona­l de partes relevantes de la relación futura”.

Además, para dar relevancia a las conclusion­es del Consejo Europeo sobre el Brexit, Tusk y Juncker, aseguran que “pueden compromete­r a la Unión Europea de la manera más solemne”, ya que son las que fijan las prioridade­s de la UE al máximo nivel. También ofrecieron subrayar, como pide May, la relación existente entre el acuerdo de retirada y la declaració­n política de relación futura. Es decir, todo lo que necesite la primera ministra siempre que no suponga modificar o contradeci­r lo que se acordó.

Las presidenci­as del Consejo y la Comisión hicieron públicas las cartas, y se negaron a cualquier comentario adicional. No voy a “interpreta­r las interpreta­ciones, ni a clarificar las clarificac­iones”, dijo el portavoz de la CE, Margaritis Schinas, refugiándo­se en que las cartas ya hablaban por sí solas. Dos misivas que se intercambi­aron ayer con la intención, no garantizad­a, de influir decisivame­nte en el voto de hoy.

Tusk y Juncker aseguran que la polémica cláusula del ‘backstop’ tendría una duración limitada

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YVES HERMAN / REUTERS Reproducci­ón parcial de la carta enviada por Tusk y Juncker a May

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