Tensión en la AfD por la propuesta de salida de Alemania de la UE
La ultraderecha decide en un congreso proponer el Dexit “como último recurso”
El partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) tiene depositadas grandes esperanzas en este año 2019, en el que aspira a cosechar buenos resultados en las elecciones europeas del 26 de mayo, y en los comicios regionales de otoño en los länder de Brandemburgo, Sajonia y Turingia. La AfD –sometida a un cordón sanitario por los demás partidos– no logra capitalizar su condición de primer partido de la oposición en el Bundestag (cámara baja del Parlamento), donde tiene 92 escaños, obtenidos en las elecciones de septiembre del 2017, gracias sobre todo a su agresiva retórica antiinmigración.
Para preparar la campaña de las europeas de mayo, el partido celebró en la localidad sajona de Riesa un congreso de cuatro días con 400 delegados, que empezó el viernes y concluyó ayer. Allí abrió un nuevo frente en la línea de otras formaciones populistas del continente: la opción de que Alemania abandone la Unión Europea “como último recurso” si no se producen las reformas exigidas por la ultraderecha.
Sin embargo, el debate sobre un hipotético Dexit, transunto lingüísdad tico del Brexit británico para Deutschland (Alemania), tensó al partido ultra, entre radicales partidarios de poner una fecha límite para predicar el abandono de no ver satisfechas sus demandas; y un sector más moderado, también euroescéptico pero temeroso de que ese vuelco les pase factura ante la europeísta opinión pública alemana.
Tras la brega, el programa de 58 páginas señala que, de no darse las “profundas reformas” que a su juicio precisa la UE, “consideramos necesario, como último recurso, la salida de Alemania o una disolución ordenada de la Unión Europea”, y la creación en su lugar de una comuni- de países basada en intereses económicos. Las reformas que exigen son: la supresión del Parlamento Europeo y del euro, la lucha contra “la islamización de Europa”, y cambios en la política agrícola común. Según la ultraderecha alemana, la UE “se ha convertido en una estructura no democrática (…) concebida por unas burocracias poco transparentes y no controladas.”
Los delegados partidarios de una fecha límite querían fijarla al final de la futura legislatura europea, en el año 2024. Sin embargo, prevaleció la fórmula de “como último recurso”, sin plazos, después de que la propia cúpula de la AfD echara el freno. “Creo que no es aconsejable hacer campaña con una reivindicación maximalista”, alertó el copresidente, Alexander Gauland. El otro copresidente, Jörg Meuthen, eurodiputado y cabeza de lista para la cita de mayo, abogó por proponer la
Pese a la línea dura de muchos delegados, el partido teme enfadar a los alemanes, muy europeístas en general
salida si “en un plazo razonable” no se dan los cambios exigidos.
Sucede que, pese a airear la idea del Dexit, la propia AfD teme enfadar a los votantes alemanes, de acreditada postura europeísta. En el Eurobarómetro del pasado noviembre, el 51% de los alemanes afirmaba tener “más bien confianza” en la UE, nueve puntos por encima de la media europea. Gauland alertó también de que el electorado alemán podría asustarse si el Brexit castiga a la economía británica.
En las elecciones europeas de mayo del 2014 –la primera prueba en las urnas para la AfD, fundada el año anterior–, obtuvo el 7,1% de votos y consiguió 7 escaños en el Parlamento Europeo. Pero la posterior evolución del partido desde su inicial conservadurismo nacionalista opuesto al rescate griego y al euro –principales tesis de su fundador, el economista Bernd Lucke– hacia un populismo derechista basado en el rechazo a la inmigración –el giro que le dio Frauke Petry, que en julio del 2015 arrebató a Lucke el liderazgo, para perderlo ella misma dos años después– provocó la desbandada de sus eurodiputados.
En la actualidad, la AfD tiene sólo un escaño en Estrasburgo, el de Meuthen. En el congreso de Riesa, la ultraderecha eligió a 29 candidatos más para seguirle como cabeza de lista... que estarán llamados a defender el cierre del Parlamento en el que aspiran a tener escaño.