Trump amenaza con hundir a Turquía si Erdogan ataca a los kurdos
La Casa Blanca pidió al Pentágono opciones militares para atacar a Irán
Tras la confusión sembrada en las cancillerías de todo el mundo por la decisión del presidente Donald Trump de retirarse de Siria, llegan las amenazas. “Devastaremos económicamente a Turquía si golpean a los kurdos”, advirtió anteanoche en Twitter en alusión a los planes del presidente turco, Recep Tayipp Erdogan, de atacar las milicias kurdas YPG al norte del país.
Ankara conoce bien la capacidad destructiva de Washington para su economía. La imposición de sanciones económicas y aranceles a sus exportaciones de metal hundió la lira el pasado verano con el aplauso tuitero de Trump. Ahora, criticada por su desatención hacia sus viejos aliados kurdos, podría imponer nuevas sanciones comerciales a Turquía si Erdogan pasa a la acción, dijo el secretario de Estado, Mike Pompeo, sorprendido no obstante por el anuncio, que choca con sus intentos de negociar con Ankara.
El Gobierno turco respondió a Trump a través de Twitter para criticar que no distinga entre la comunidad kurda en Siria y las YPG, a las que considera una extensión de la guerrilla kurda de Turquía, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), al que ambos países consideran terrorista. “Señor Trump, los terroristas no pueden ser sus aliados”, le espetó el portavoz de Erdogan, Ibrahim Kalin.
Tras la guerra de tuits, Erdogan y Trump mantuvieron ayer una conversación telefónica en la que enfatizaron la importancia de “una sana comunicación pública”, de acuerdo con Ankara. En la llamada, ambos dirigentes discutieron la idea de crear una zona de protección de unas 20 millas lanzada en otro tuit por el líder estadounidense, que insistió en que las milicias YPG no pueden ser consideradas terroristas, según informó la Casa Blanca.
El apoyo de Estados Unidos a estos combatientes en su lucha contra el Estado Islámico en Siria ha tensado en los últimos años sus relaciones con Turquía. El anuncio de Trump de retirarse de Siria, tal y como había prometido en su campaña electoral, sorprendió a propios y extraños. Tomó la decisión tras hablar con Erdogan y sin preocuparse del destino de sus aliados kurdos ni de la posibilidad de que su archienemigo Irán fuera, a la postre, junto con Rusia, el más beneficiado.
Pero como ha ocurrido con otras decisiones impulsivas del presidente contrarias a la agenda clásica de los conservadores o las líneas políticas del Departamento de Defensa o el Pentágono, el aparato del Estado se movilizó de inmediato para frenarla o, cuando vieron que era imposible, mitigarla (la retirada ha empezado pero será más progresiva de lo que Trump sugirió). En este contexto se encuadra la gira diplomática de Pompeo y el presidente del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Bolton, que han reafirmado la lealtad de EE.UU. con sus aliados tradicionales de Arabia Saudí e Israel, inquieto por la decisión de Trump.
Ambos halcones de la política exterior estadounidense tienen su propia agenda política y creencias religiosas –en especial Pompeo, devoto cristiano evangélico– que la refuerzan, una mezcla que acrecienta el riesgo de un enfrentamiento militar con Irán. Es una posibilidad que la Casa Blanca ha contemplado, según revelaron ayer los diarios The Wall Street Journal y The New York Times.
Después de un ataque con morteros en el complejo de la embajada estadounidense en Bagdad, reivindicado por un grupo chií alineado
Las ideas y creencias religiosas de Bolton y Pompeo acrecientan el riesgo de un conflicto con Irán
con Teherán, y otro contra el consulado en Basora, el Consejo de Seguridad Nacional pidió el año pasado planes al Pentágono para atacar Teherán. Según fuentes oficiales citadas por ambos medios, la solicitud alarmó al personal del Departamento de Estado y de Defensa, entonces todavía dirigido por el general James Mattis, que consideraron el atentado menos serio de lo que Bolton y sus subalternos juzgaban. El Pentágono cumplió y ofreció a la Casa Blanca un catálogo de opciones para golpear militarmente a Teherán que incluía bombardeos aéreos de instalaciones militares. Según dijo Bolton en Israel hace unos días, el presidente Trump “examina todas las opciones constantemente” aunque tienen que “guardar sus cartas”.