La Vanguardia

Si nos lo dice él habrá que creerle

- Quim Monzó

En los inicios de la tele, cuando sólo teníamos TVE, las previsione­s sobre el tiempo eran difusas y generales, porque el área que abarcaban era muy grande: la península Ibérica, las Baleares y las Canarias. Pero en los ochenta, la aparición de TV3 hizo que fueran más concretas. Con un territorio menos extenso era fácil especifica­r qué tiempo haría en cada sitio. Fue a partir de ese momento cuando los hoteleros se pusieron en alerta. Si los días previos al fin de semana las previsione­s habían sido negativas para sus intereses (lluvias, por ejemplo) y después no se cumplían, el lunes se indignaban y empezaban una campaña de protestas contra los meteorólog­os, con cartas en los diarios primero y quejas en las redes sociales después, porque les jodían el negocio. Si las previsione­s eran erróneas pero en sentido contrario (buen tiempo y sol, y luego llovía), entonces no decían nada porque, aunque los clientes no hubieran disfrutado del tiempo que anhelaban, a los hoteleros ya les parecía bien porque habían hecho caja.

Ahora, el Ayuntamien­to de Puigcerdà ha fichado a Alfred Rodríguez Picó, que cada jueves hace la previsión del tiempo

Las tensiones entre hoteleros y meteorólog­os no se pierden en la noche de los tiempos, pero casi

que habrá en la Cerdanya durante el fin de semana. La difunden por Facebook. Se trata de un vídeo de entre tres y cuatro minutos que se centra en el tiempo que hará en la comarca y pasa del que pueda haber en otros lugares del país. Dicen que a menudo el tiempo de las zonas próximas no tiene nada que ver con el de la Cerdanya y eso les perjudica. El servicio empezó este diciembre, antes de las fiestas de Navidad, y continuará hasta Semana Santa, cuando más o menos se acaba la temporada de esquí. Las emisiones se reanudarán durante agosto y entonces se detendrán hasta la llegada de diciembre, que se repetirá el ciclo.

La de meteorólog­o es una profesión de riesgo. Uno de los deportes predilecto­s de muchos ciudadanos consiste en reprobarlo­s –en la radio, por ejemplo– a la mínima que no lo clavan. Hay quien debe de creer que el tiempo lo deciden ellos, cual dioses del Olimpo, sin entender que lo único que hacen es leer los mapas de previsión y, a partir de la experienci­a acumulada, intentar calcular qué es probable que suceda. La tendencia culpabiliz­adora llegó al paroxismo hace dos años cuando, en Rusia, el Ministerio de Situacione­s de Emergencia determinó que multaría a los responsabl­es de los servicios meteorológ­icos que hicieran pronóstico­s que después no se cumplieran. Lo hizo después de un temporal de lluvia y viento que dejó numerosos muertos y heridos.

En sus prediccion­es, Rodríguez Picó ¿arbitrará a favor de casa y minimizará los pronóstico­s de mal tiempo? Evidenteme­nte, no. Recordemos que es un meteorólog­o de prestigio. Últimament­e sólo lo oíamos por la radio, en un anuncio de una empresa que se dedica a solucionar las humedades que puedas tener en casa: la condensaci­ón, la capilarida­d, el salitre y el moho, y que remataba con una frase que es su divisa: “És en Picó qui us ho diu!”. Si es Picó quien nos lo dice no dudaremos ahora, ¿verdad?

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