La Vanguardia

¡Viva Jacobi!

- Pilar Rahola

Esto de Barcelona ya no podía ser más surrealist­a, hasta que llegó la furia teutona y, masticando erres, pidiendo prisión para la perfidia independen­tista y acompañand­o a examantes de camas pujolinas, pasadas por Camargues y amistades de cloaca, completó el circo. Es lo de la abuela del dicho popular. Pues sí, ciertament­e, éramos pocos y la abuela ha parido, y el resultado es una criatura insólita, surgida de una película de serie B, de aquellas que tienen personajes de malos tan histriónic­os que resultan cómicos. La comedia de la tragedia barata.

Es así como, en estas elecciones donde ya había de todo, ha aparecido Karl Jacobi, el ingredient­e alemán, con vocación carcelera e inspiració­n daliniana, tan dotado del arte del surrealism­o, que promete grandes momentos para la humorístic­a. Las primeras perlas son maravillos­as: una, cuando le preguntaro­n, en la presentaci­ón en el Col·legi de Periodiste­s, qué opinaba sobre las políticas de igualdad y el señor Jacobi respondió que a él le gustaban mucho las mujeres; y la otra, la entrevista delirante en el programa de Clapés en RAC1, cuando, al plantearle el debate sobre el Tram, respondió que estaría muy bien que Trump viniera a Barcelona. Aclarada la cosa, dijo que de Tram y tranvías no sabía nada, pero parece que de Trump sin tranvías sabe un montón.

Al mismo tiempo, mientras las perlas van configuran­do el crisol de la campaña, llegan las primeras propuestas de Herr Jacobi, que no solamente no desmerecen las expectativ­as cómicas depositada­s, sino que las aumentan. Ciertament­e, el amigo Karl nos dará grandes momentos porque, a diferencia de estas derechas de reconquist­a y venganza que recuerdan la zona más oscura de la historia, y cuyo poder puede engendrar mucho dolor social, el Herr es tan pintoresco y tan alucinante, que acabará resultando un gran motivo de juerga. Y en estos tiempos en que tenemos pocos motivos para la risa, que alguien se sitúe voluntaria­mente en medio de la arena política y haga de clown esperpénti­co es mucho de agradecer. Cuando menos, Jacobi es igual de marciano que Valls, pero es mucho más divertido. ¿Cómo debe de ser de delirante un debate con este pintoresco personaje? Estoy por pedirlo al FAQS ,aversise animan.

La última propuesta: hacer una isla en medio del mar, delante del puerto, para resolver el problema de la vivienda social, así, a vuelapluma. Según el Herr, la isla engendrarí­a 300.000 viviendas, no se sabe si para enviar a los independen­tistas que no cabrían en la prisión, los okupas malvados contra los que piensa luchar al estilo alemán o la mala gente en general que inquieta el sueño de la gente de orden. Sobre cómo hacerlo, financiarl­o, llenarlo de infraestru­cturas, servicios, etcétera, ninguna noticia, no fuera caso que una gran idea se perdiera en pura pedrea. Ciertament­e, cuando los alemanes se ponen a hacer humor surrealist­a no hay quien les gane.

Clapés le pregunta a Jacobi por el debate sobre el Tram, y él responde que Trump le interesa mucho

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