Vox y la tienda de los horrores
El nuevo musical de Àngel Llàcer tendrá guiños al momento actual
La factoría de musicales formada por Àngel Llàcer y Manu Guix vuelve a la carga. Tras éxitos como Molt soroll per no res y El petit príncep, el pasado septiembre estrenaron La jaula de las locas en el Tívoli. Éxito total: llevan 150.000 espectadores y acaban las funciones el 24 de febrero sólo porque el teatro ya tenía apalabrado otro musical. En septiembre La jaula irá a Madrid un año, luego otro de gira por España y luego quizá regreso a Barcelona. “Este miércoles cumplo 45 años y siempre digo que cumpliré 50 con esta obra”, ríe Llàcer. Para los barceloneses que quieran ver otro musical suyo sin esperar tanto –aunque sin él en escena– Llàcer y Guix presentaron ayer otra propuesta: La tienda de los horrores, que llegará al teatro Coliseum en octubre, pero antes se podrá ver en tres funciones al aire libre en julio en el Grec. Un musical sobre una sorprendente planta que crece gracias a la sangre humana. Una planta que Llàcer equiparó ayer con la ambición. Y con la ultraderecha de Vox.
Manu Guix resume que La tienda de los horrores “va de un chico que se llama Seymour y trabaja en una floristería. Hay un relámpago y aparece una planta extraterrestre. Intenta cultivarla, pero no crece. Y descubre que se alimenta de sangre humana. Primero le da gotas de la suya, pero necesita más, y comienza a comer personas. En la película de los ochenta matan la planta, pero en el musical ésta invade el planeta”. Llàcer aclara divertido que harán “el final en el que la planta se lo come todo”. Y habla de su significado. “Es una reflexión sobre la ambición y la fama. Comienza inofensiva, hace gracia. Cuando comienza a crecer todos se hacen muy famosos. Pero alimentas tanto tu ambición que hay un momento en que no puedes parar”.
Llàcer ve más metáforas en Audrey, que así se llama el vegetal. “La obra habla de estos monstruos que surgen ahora. Lo que pasa es que si digo Vox, pondréis Vox. No quiero que pongáis Vox, pero trata de todo lo que pasa y que cada vez parece que retrocedamos más. Estamos en un momento social y vital en el que la gente busca y crea monstruos. Que se la acaban comiendo. Es más o menos La tienda de los horrores. Algo haremos para que quede claro qué quiere decir la planta. Intentaré explicar el momento actual”. Y añade que es como el cartel que de la nueva obra, “verde, sin sangre, parece inofensivo. El Santiago este también parece inofensivo. El otro día le vi con Susanna Griso en una entrevista y pensé: no parece peligroso. Pero son esas cosas que dices ‘mira, no parece peligroso’ y lo es”.
Hay más razones para hacer La tienda: Guix –que por primera vez tendrá un papel, el de la planta Audrey II– dice que es “una auténtica descarga de energía donde la música tiene un papel primordial, basada en el soul y el rock”. Lo sabe bien porque tanto él como Llàcer participaron en un montaje de la misma hace 20 años en Madrid. “Yo era Seymour –sonríe LLàcer– y ya era una diva. Al ensayo general vino Ricard Reguant, el productor, y dijo: ‘Me gusta todo menos Àngel, no tiene la energía de un actor protagonista’. Cogí el tren y volví a Barcelona. Me vinieron a buscar y regresé. Luego me dicen: cómo se ha vuelto con los años. No, yo ya era así”.
“Estamos en un momento social y vital en el que la gente busca y crea monstruos”, asegura Llàcer