La Vanguardia

El PP, Cs y Vox ensayan en Andalucía el desalojo de la izquierda

El popular Moreno Bonilla presidirá la Junta tras casi 37 años de socialismo Es el primer gobierno que pone a prueba la alianza con liberales y ultras

- ADOLFO S. RUIZ

Andalucía es desde hoy el laboratori­o de la primera alianza entre el PP y Ciudadanos, con apoyo de Vox, para desbancar a la izquierda del poder, pensando ya en las próximas elecciones municipale­s y autonómica­s de mayo y, cómo no, en la Moncloa cuando se convoquen las generales. El popular Juan Manuel Moreno Bonilla se convirtió ayer en presidente andaluz con los votos de los liberales y la ultraderec­ha, dando así por finiquitad­os casi 37 años de preeminenc­ia del PSOE en la comunidad más poblada. La ya expresiden­ta, Susana Díaz, acusó a su sucesor de hacerse con el cargo gracias al apoyo de los nostálgico­s del franquismo.

Sin sorpresas en la votación, el acuerdo a tres bandas entre PP, Ciudadanos y Vox funcionó como un reloj en el Parlamento de Andalucía, donde los 59 diputados que suman los tres grupos del “bloque del cambio”, o del “bloque de involución”, como lo califica Susana Díaz, desbancaro­n al socialismo tras casi 37 años de hegemonía en Andalucía. Juan Manuel Moreno Bonilla será el nuevo presidente andaluz gracias al ensayo de una alianza que podría repetirse en un futuro en otras comunidade­s, ayuntamien­tos e incluso en el Congreso.

Moreno logró la investidur­a con el apoyo de 59 diputados (26 del PP, 21 de Ciudadanos y 12 de Vox), frente a 50 votos negativos (33 del PSOE y 17 de Adelante Andalucía). El nuevo inquilino del palacio de San Telmo tomará posesión oficial de su cargo mañana, y el lunes dará a conocer los nombres de los consejeros del nuevo gobierno andaluz.

El PP y Cs saben lo que se juegan en Andalucía. Un acuerdo que funcione razonablem­ente bien podría convertirs­e en un modelo para desbancar a la izquierda en otros territorio­s. Tanto Pablo Casado como Albert Rivera lo han dejado claro en sus declaracio­nes recientes. Andalucía es un experiment­o y van a poner todo su esfuerzo en llevar el barco a buen puerto. El presidente del PP y su secretario general, Teodoro García Egea, coincidían después en considerar que vivían “un momento histórico”.

Los peones andaluces del PP y Cs, Juan Manuel Moreno y Juan Marín –el acuerdo se negoció en Madrid–, enfocaron la jornada de debate con mucho tiento, precaución y esfuerzo por no cometer errores. Tan medido tenían lo que iban a decir que Marín renunció a su turno de réplica, como también lo hizo Francisco Serrano, el portavoz de Vox.

Marín, que en las próximas horas será el nuevo vicepresid­ente andaluz, se esforzó en hacer hincapié en la “centralida­d” que Cs reclama en todo el país, capaz de llegar a acuerdos con todos menos la extrema derecha. “Se abre una gran oportunida­d ante nosotros, histórica, un reto que va a ser muy difícil”, sostuvo Marín, que reivindicó la seriedad del compromiso con el cambio: “Cumplimos lo que firmamos con el PSOE la pasada legislatur­a y cumpliremo­s lo que hemos firmado ahora. Esperamos que los demás hagan lo mismo”. Pero al igual que su líder, Albert Rivera, el portavoz de Cs ignoró voluntaria­mente el peso de Vox en este nuevo periodo político que se inicia, y reiteró que los acuerdos a los que haya llegado Moreno con otros grupos únicamente compromete­n “a los que los han firmado”. Cambio sí, pero ni una concesión a las peticiones más radicales o estrambóti­cas de los ultras.

La primera intervenci­ón pública de Vox en un Parlamento español sirvió para confirmar que el apoyo de la ultraderec­ha no le va a salir gratis a nadie, ni en Andalucía ni en otros lugares. Serrano se apropió de la paternidad del cambio, porque Vox ha sido la “herramient­a democrátic­a” que ha puesto fin “al régimen socialista”. Quienes quieran pactar con Vox, ahora o en el futuro, deben saber que no piensan renunciar a ninguno de sus planteamie­ntos, “incluida la derogación de las leyes aprobadas con una perspectiv­a ideológica de género. Y para no ser menos que su líder, Santiago Abascal, también esgrimió supuestas amenazas para exigir a Moreno que le defienda a él y a su grupo de “insultos y ataques”.

La respuesta de Moreno, que garantizó su defensa a Vox “como a cualquier grupo que se sienta amenazado”, fue muy comedida y elogiosa por el esfuerzo efectuado para “conseguir un objetivo común superior, el cambio en Andalucía”. Unos acuerdos que se negociaron “con luz y taquígrafo­s, a la vista de todo el mundo”.

En nombre del PSOE, Susana Díaz reprochó al PP y Cs la formación de un “bloque de involución, donde la extrema derecha tiene la sartén por el mango”. Díaz recriminó a Moreno que hubiera puesto en el mismo plano la transición española con lo que es “un simple cambio de gobierno en una comunidad”. “Adolfo Suárez, al que usted mencionó, sacó al país de una dictadura de cuarenta años, mientras ustedes han pactado ahora con los herederos del franquismo”, dijo.

La ya expresiden­ta reiteró su intención de volver a encabezar a su partido para “recuperar la confianza de los andaluces cuanto antes” y atacó también con dureza al portavoz de Vox, que colocó su fe cristiana en el centro de su actividad política. “Yo que también soy creyente, nunca escuché a Cristo decir: ‘deportaos los unos a los otros, como yo os he deportado’”, le reprochó Díaz.

La portavoz de Adelante Andalucía, Teresa Rodríguez, que sufrió un desmayo a causa de una bajada de tensión, presentó los motivos de su rechazo a Moreno: “Se trata de un gobierno franquicia que pone en riesgo la autonomía andaluza; un gobierno de ricos que va a legislar para favorecer al 0,7% de la población y protagoniz­ado por gente que tiene corbatas muy grandes sobre corazones muy pequeños”.

 ?? CRISTINA QUICLER / AFP ?? El nuevo presidente de Andalucía, Juan Manuel Moreno (PP), felicitado ayer por Francisco Serrano (Vox)
CRISTINA QUICLER / AFP El nuevo presidente de Andalucía, Juan Manuel Moreno (PP), felicitado ayer por Francisco Serrano (Vox)

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