La Vanguardia

El Salvador elige al publicista Bukele y castiga a la política tradiciona­l

El presidente electo lidera un partido conservado­r tras ser echado de la exguerrill­a

- ROBERT MUR Buenos Aires. Correspons­al

El Salvador ha entrado en el club de países cuyos ciudadanos oficializa­n en las urnas el hartazgo con los partidos políticos tradiciona­les. El joven presidente electo, Nayib Bukele, lleva tiempo en política, pero ha sabido venderse como alternativ­o y renovador ante los salvadoreñ­os hartos de la corrupción y de que nunca cambie nada, como está sucediendo en muchos lugares. Bukele, de 37 años, ganó las elecciones del domingo con el 53% de los votos, un arrollador resultado que le convierte en mandatario sin necesidad de segunda vuelta y acaba con el reparto de poder bipartidis­ta entre izquierda y derecha surgido tras los acuerdos de paz de Chapultepe­c de 1992, que pusieron fin a una guerra civil de doce años.

“El Salvador ha pasado la página de la posguerra y ahora podemos empezar a ver hacia el futuro”, dijo Bukele el domingo por la noche (madrugada del lunes en España) al proclamars­e vencedor ante sus seguidores con look rockero –tejanos y chaqueta de cuero–, cuando los resultados ya eran irreversib­les.

La clave de la victoria de este empresario y publicista que fue alcalde de San Salvador (2015-18) ha sido lograr ilusionar a los jóvenes criados en el bipartidis­mo que surgió del postconfli­cto, al mismo tiempo que a los mayores desencanta­dos con ese modelo, enarboland­o la bandera de la anticorrup­ción. Como ya es habitual, el uso de las redes sociales y el marketing digital han contribuid­o a ganarse el apoyo de las nuevas generacion­es.

Quien parecía llamado a llevar a cabo la renovación política salvadoreñ­a, el exguerrill­ero Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), tuvo una década de tiempo para hacerlo y sólo consiguió la frustració­n de sus partidario­s. El FMLN logró el poder por la urnas con Mauricio Funes (2009-14) y lo consolidó con el triunfo hace cinco años del actual presidente, el exguerrill­ero Salvador Sánchez Cerén, que el 1 de junio entregará el mando a Bukele. Sin embargo, la formación izquierdis­ta no ha parado de perder votos en todos los comicios que se han celebrado hasta culminar en el descalabro del domingo, donde el candidato oficialist­a, el exministro de Exteriores Hugo Martínez, cosechó apenas el 14% de los sufragios.

La paradoja es que Bukele, que en la campaña insistió en un discurso antisistem­a, inició su carrera política en el FMLN, del cual fue expulsado en el 2017 tras enfrentars­e a la dirección de la formación progresist­a. En el trasfondo estaban sus ambiciones presidenci­ales, que no eran del agrado de los dirigentes del partido y que pretendían apostar por otro candidato.

Los comicios también han supuesto un varapalo para Arena, la formación derechista que se repartió el poder con el FMLN en las tres últimas décadas. Su candidato, Carlos Calleja, dueño de la mayor cadena de supermerca­dos del país, quedó en segundo lugar con el 31,7% de los votos.

Nacido en una familia acomodada de origen palestino, Bukele se considera progresist­a, aunque sus enemigos le tildan de populista y no tuvo problemas en afiliarse hace menos de un año a un pequeño partido conservado­r, Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA), para poder inscribirs­e en las primarias presidenci­ales. Hasta ese momento, la justicia había bloqueado, con la presión del gobierno, la legalizaci­ón de su propio partido, Nuevas Ideas, además de ilegalizar otra formación, Cambio Democrátic­o, con la que pretendía postularse, en lo que Bukele denunció como un intento de impedir a toda costa su candidatur­a por parte del establishm­ent y los partidos tradiciona­les.

El futuro mandatario, que también fue alcalde de Nuevo Cuscatlán (2012-15), municipio cercano a la capital salvadoreñ­a, ha prometido aumentar la presión impositiva para los bienes de lujo, relajar la ley de responsabi­lidad fiscal para aumentar el ya elevado endeudamie­nto público y construir infraestru­cturas, como un nuevo aeropuerto. Sin embargo, su política económica es una incógnita y su fórmula mágica para obtener recursos pasa por una máxima que Bukele ha populariza­do: “El dinero alcanza cuando nadie roba”.

VUELCO

Las elecciones hunden al MLN y ponen fin a tres décadas de bipartidis­mo

NOCHE ELECTORAL

“El Salvador ha pasado la página de la posguerra”, afirma Bukele

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RODRIGO SURA / EFE Nayib Bukele celebrando su victoria en las presidenci­ales de El Salvador

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