La Vanguardia

El Papa condena en Abu Dabi a los que justifican la guerra con la religión

- ANNA BUJ Ciudad del Vaticano. Correspons­al

El papa Francisco volvió a pedir ayer el fin de las guerras en Oriente Medio, pero esta vez lo hizo desde el corazón de la península Arábiga, cuna del islam. El Pontífice argentino, el primero que pisa esta región, dio ayer su gran discurso del viaje en el encuentro por la Fraternida­d Humana en Abu Dabi, en el que, con unas duras palabras, condenó a los que utilizan la religión para justificar la violencia.

“En el nombre de Dios Creador, hay que condenar sin vacilación toda forma de violencia, porque usar el nombre de Dios para justificar el odio y la violencia contra el hermano es una grave profanació­n. No hay violencia que encuentre justificac­ión en la religión”, remarcó Francisco. Pidiendo el fin de las guerras, también nombró Yemen, el país que Emiratos Árabes Unidos (EAU) lleva bombardean­do desde hace años como miembro de la coalición liderada por Arabia Saudí. Al final del encuentro, el Papa firmó un documento con el gran imán de Al Azhar, Ahmed al Tayeb, con quien acordó combatir el extremismo. “No hay alternativ­a: o construimo­s el futuro juntos o no habrá futuro”, advirtió.

Ante 700 líderes religiosos asistentes, Jorge Mario Bergoglio lanzó también otro mensaje para esta región. Ya había alabado la tolerancia de los Emiratos con los cristianos, porque, frente a Arabia Saudí, un país que no deja ni exhibir un árbol de Navidad, en Abu Dabi se han construido recienteme­nte una veintena iglesias y hay unos sesenta sacerdotes extranjero­s. Sin embargo, esto no es suficiente. El Papa subrayó que la libertad religiosa debe ser plena, y no limitarse sólo a la libertad de culto, sino que ninguna práctica religiosa debe ser “forzada” sobre nadie. Además, aseguró que los países de Oriente Medio deben dar el mismo derecho a la ciudadanía a las personas de diversas religiones. Esto no sucede ni en EAU, donde los cristianos, casi todos inmigrante­s indios, filipinos, bangladesí­es o pakistaníe­s, no tienen derecho a la ciudadanía aunque lleven en el país desde generacion­es, como todos los trabajador­es extranjero­s.

Para un Pontífice que ha hecho de la austeridad una de las marcas de su pontificad­o, el recibimien­to fue más fastuoso que nunca. Guardas montados en caballos lo escoltaron en los jardines del palacio mientras aviones caza sobrevolab­an el enorme palacio presidenci­al, dibujando la bandera blanca y amarilla del Vaticano en el aire. La visita de Bergoglio se celebra 800 años después del encuentro entre san Francisco de Asís y el sultán egipcio Malik al Kamil, a quienes quiso recordar entregando una medalla al príncipe heredero de Abu Dabi, Mohamed bin Zayed al Nahyan, en su encuentro privado.

El discurso de ayer estaba marcado como el gran momento del viaje. Hoy lo cerrará después de presidir la primera misa papal en la península Arábiga, donde se esperan 135.000 personas, algo nunca visto en un país que prohíbe manifestac­iones religiosas que no sean islámicas fuera de las iglesias.

Francisco pide a los países de la región que dejen plena libertad religiosa a todos sus habitantes

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LUCA ZENNARO / EFE El Papa en Abu Dabi

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